El año 2022 fue, por decreto presidencial, el año de Ricardo Flores Magón en México. Su nombre aparecía en todos los documentos oficiales, adquiriendo popularidad; de igual manera, se impulsó la publicación y circulación de textos que hablaran sobre él. Sin embargo, poco o casi nada se mencionó de las dos mujeres que acompañaron su vida y sin las cuales Flores Magón no hubiera podido desarrollar sus ideas revolucionarias: María Brousse y Lucía Norman.
María Brousse, conocida también como María Brousse de Talavera y María B. Magón, nació en 1867 en Zacatecas y falleció en 1946. Colaboró en múltiples clubes y grupos revolucionarios, como el Club Reforma, Libertad y Justicia y el partido socialista estadounidense. Asimismo, participó como escritora en algunos periódicos de corte anarquista, como Regeneración y el cubano ¡Tierra! María fue una miembra destacada del Partido Liberal Mexicano (PLM), dentro del cual se dedicó a organizar, propagar y escribir.
Ilustración 1. Retrato de grupo (circa 1916). Ricardo Flores Magón y María Brousse, en las oficinas de Regeneración el 2325 de Ivanhoe Ave., Edendale (hoy 2325 Glendale Blvd.), Los Ángeles, Calif. (Fototeca Nacional, INAH). Fuente: Archivo Magón
Para 1907, María ya era la pareja sentimental de Ricardo Flores Magón, y lo fue hasta la muerte de éste en 1922. Fue perseguida y espiada por los gobiernos de México y Estados Unidos debido a su participación en el PLM; por ejemplo, en 1916 fue arrestada por un par de días con el propósito de confiscar algunos documentos del PLM que ella poseía. En 1918 fue encarcelada durante cinco meses por su participación en la creación del Comité Internacional para la Defensa de Ricardo Flores Magón y Librado Rivera. Tras la muerte de Flores Magón, María Brousse permaneció activa en sus últimos años publicando en el periódico de exiliados españoles Tierra y Libertad.
Lucía Norman fue hija de Martín Norman y María Brousse. Originaria de Los Ángeles, Lucía siguió los pasos de su madre y se convirtió en periodista del PLM. También se asemejó a su progenitora al colaborar en periódicos de corte anarquista, como Regeneración y Libertad y Trabajo. Junto con su madre, en 1907, Lucía protestó en contra del encarcelamiento de Ricardo Flores Magón, quien ejerció un rol de padre adoptivo para ella. Estuvo presente en las movilizaciones para exigir la liberación de los presos políticos del PLM desde 1907 hasta 1922, lo que le ganó un encarcelamiento de unos días en 1912.
En 1917 Lucía Norman sufrió de una enfermedad nerviosa tras el encarcelamiento de su pareja sentimental, Raúl Palma. Esto deterioró su salud hasta provocar su fallecimiento en agosto de 1923, casi un año después de la muerte de su padre adoptivo, Ricardo Flores Magón.
Los cuidados y la revolución
Flores Magón fue encarcelado junto con Librado Rivera y Antonio I. Villarreal en el condado de Los Ángeles, Estados Unidos, en 1907 por órdenes de Porfirio Díaz. Gracias a las cartas recopiladas y hechas accesibles al público por Jacinto Barreda Bassols, somos capaces de conocer la perspectiva de Flores Magón de este encarcelamiento. Afortunadamente, estas cartas también nos permiten adentrarnos en las vidas de María Brousse y Lucía Norman, y analizar la relación que sostuvieron con Flores Magón. La selección de cartas que aquí se mencionan van de septiembre de 1908 a febrero de 1909, y son las incluidas en la antología Correspondencia de Ricardo Flores Magón (1904-1912) realizada por Barreda Bassols.
Las cartas entre María, Lucía y Ricardo se intercambiaban secretamente, escondidas en la ropa o en la comida. En una carta del 22 de noviembre de 1908, Flores Magón escribió lo siguiente a María:
Recibí los tamales. Mucho me gustaron. Busqué bien adentro de ellos, pues sospeché, que hubiera algo pero no hubo nada. Hay unos frasquitos del grueso de un lápiz que se pueden poner bien tapados adentro de chiles rellenos […] En esos frasquitos se pueden meter cartas escritas con letra pequeñita y un papel muy delgado.
La carta en su totalidad se encuentra disponible en este enlace.
Lograr introducir y escabullir las cartas fue todo un reto para María Brousse y Lucía Norman, quienes solían escribir en una sola carta porque el espacio era reducido. Estas cartas contenían información importante para la organización del PLM, como los planes para la insurrección de 1908 que María logró sacar de la cárcel. Además de esta labor, María y Lucía se encargaron de proveer a Flores Magón con otros bienes, como deja en evidencia una carta de noviembre de 1908: “Llegaron con la ropa los periódicos y recibí además fruta y un pastel y pan dulce. Gracias. No me mandes libros porque no me los entregarán”.
Las plumas de María y Lucía
María Brousse y Lucía Norman fueron escritoras prolíficas más allá de las cartas, y se dedicaron en cuerpo y alma a la lucha del PLM. En febrero de 1916, Lucía escribía lo siguiente en Regeneración:
No permitamos que otros piensen por nosotros y nos pinten la anarquía con letras de sangre y de incendio. La anarquía es paz, es amor, es buena voluntad. […] Cúlpese de la sangre y del incendio a los que se ponen al progreso, no a la anarquía. Pensemos con nuestra cabeza. ¡Paso a la anarquía!
En noviembre de ese mismo año, María se expresaba de esta forma también en Regeneración:
Para nosotros, los hijos del pueblo, los explotados, […] la Revolución mexicana es redentora y sublime, y la amamos y estamos con ella, y nuestro interés es que ella continúe en pie hasta que hayan desaparecido de México el último búrgues, el último sacerdote, y el último gobernante, porque solamente entonces, y no antes, podrá ser libre y feliz el trabajador mexicano.
Ricardo Flores Magón y el PLM, junto con sus miembros y miembras, no se nombraron anarquistas hasta 1911. Por otro lado, la labor de cuidados que María y Lucía realizaron, junto con todos los riesgos que corrieron, fueron fundamentales para mantener a Flores Magón con vida y consecuentemente, también mantener vivo el liderazgo del PLM.
Es fenomenal que gracias al año de Ricardo Flores Magón ahora sepamos más de él, pero debemos recordar que no estuvo solo. María Brousse y Lucía Norman fueron el bastón emocional que sostuvo a Ricardo Flores Magón y a una parte fundamental del PLM, permitiendo que el anarquismo mexicano se desenvolviera. Esto no lo expreso siguiendo aquella frase popular de “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”. A lado de un gran hombre estaban estas dos mujeres (junto con muchas más) sin las cuales la historia de nuestro país sería muy diferente. Fueron escritoras prolíficas, organizadoras, agitadoras y revolucionarias. Lo mínimo que podemos hacer es investigarlas, nombrarlas y darles el lugar en la historia que se merecen.