Este 11 de agosto se cumplió un año de la desaparición de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, Jalisco. Jaime Martínez, Roberto Olmeda, Uriel Galván, Diego Lara y Dante Cedillo fueron vistos por última vez en Mirador de la Santa Cruz, un enclave turístico de la zona.
Una de las cosas que más ha indignado de este caso es la difusión de la foto y un video en el que presuntamente se observa a los jóvenes dentro una finca hincados con las manos atadas y a uno de ellos presuntamente obligado a agredir o matar al resto.
Días después fueron encontrados restos en una ladrillera a las afueras de Lagos de Moreno. Hasta hoy las autoridades no les han podido decir a las familias de estos jóvenes si las osamentas encontradas pertenecen a sus hijos.
Los cinco jóvenes son parte de las 116 mil 464 personas desaparecidas y no localizadas en México. Su caso es emblemático para dimensionar los impactos del crimen organizado y la violencia en el país.
En México, 48 mil 679 jóvenes entre 12 y 29 años están desaparecidos, lo que representa el 42% de las desapariciones en el país. Jalisco es el estado con mayor número de jóvenes desaparecidos con 6 mil 206, le sigue Tamaulipas con 5 mil 811 y Estado de México 5 mil 421 casos, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).
La violencia es interseccional
La desaparición de estos cinco jóvenes en Lagos de Moreno no es un hecho aislado, episodios de violencia contra los jóvenes sobran en estos años. No importa el lugar, el año o el gobierno, la violencia contra los jóvenes es una constante en México.
No sólo es la desaparición, los homicidios son la principal causa de muerte entre personas de 25 a 44 años y la segunda causa en hombres y mujeres de 15 a 24 años, de acuerdo con información preliminar de las Estadísticas de Defunciones Registradas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) correspondientes a 2023.
Esta violencia no es nueva, es un continuum. Durante el gobierno del presidente Felipe Calderón —periodo en el que se declaró la Guerra contra el narcotráfico— fueron asesinadas 120 mil 463 personas. En el sexenio de Enrique Peña Nieto se registraron 156 mil 66 mientras que en lo que va de la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador han sido asesinadas 171 mil 85 personas.
Los jóvenes mexicanos también están inmersos en las dos caras de la violencia, son víctimas, pero también victimarios. En México actualmente hay mil 274 menores de edad encarcelados por diversos delitos, de estos 916, el 72% están relacionados con el crimen organizado, de acuerdo con el censo penitenciario 2024 del INEGI.
Para visibilizar que la violencia en el país afecta de manera diferenciada a las y los jóvenes, expertos han creado el término de "juvenicidio" para investigar las muertes y las desapariciones de jóvenes en México.
Foto: Cuartoscuro
¿Qué es el juvenicidio y por qué debe preocuparnos?
El doctor José Manuel Valenzuela Arce, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef) acuñó el término de juvenicidio en 2012, a partir de la publicación de su libro Sed de mal. Feminicidio, jóvenes y exclusión social.
Desde entonces, y de forma similar como ocurrió con el feminicidio, se utilizó el término juvenicidio para explicar la muerte sistemática, persistente y artera de jóvenes, quienes son vistos como sujetos desechables y sin consecuencias jurídicas.
La precarización de la vida de los jóvenes puede ser el resultado de varios factores, como:
- Violencia armada y crimen organizado
- Conflictos sociales y económicos
- Discriminación y exclusión social
- Acceso a armas de fuego
- Desplazamiento forzado
- Falta de oportunidades y recursos para los jóvenes
Aunque el juvenicidio es un término que aún no figura en el diccionario, es una realidad latente en México y Latinoamérica pues tiene un impacto significativo en las familias, comunidades y sociedad en general, ya que la violencia se utiliza como una forma de control y dominación sobre los jóvenes.
En entrevista para La Cadera de Eva, José Manuel Valenzuela Arce, explicó que la conjugación de todas estas condiciones ha provocado en las y los jóvenes no crean en la clase política ni en las instituciones.
"El Estado está asesinando a los jóvenes, está generando un contexto de violencia y muerte. No nacen niños sicarios, generamos condiciones entre las cuales están implicadas estas estrategias de biopolítica que generan muerte" (José Manuel Valenzuela Arce, sociólogo)
¿Qué hacer frente a los juvenicidios?
José Manuel Valenzuela Arce destacó que se deben articular esfuerzos para “luchar contra lo que todavía no logramos visibilizar ni podemos nombrar”.
Para esto es importante que el concepto de juvenicidios se incorpore dentro de ejes estratégicos en políticas públicas, planes de estudios y agendas de trabajo político.
Estas son algunas alternativas para atender los juvenicidios:
- Replantear la política y la forma en que se aborda la violencia: repensar las estrategias actuales en un marco fuera del prohibicionismo
- Fomentar la participación y la movilización de los jóvenes: involucrar a los jóvenes en la búsqueda de soluciones y en la lucha contra la violencia.
- Crear mundos vivibles y proyectos de vida viables generando alternativas y oportunidades para que los jóvenes puedan desarrollar sus vidas de manera plena.
- Abordar las causas estructurales de la violencia como la pobreza, la desigualdad y la exclusión.
- Fomentar la resistencia y la lucha de los jóvenes, como la despenalización del aborto y la lucha de los dreamers en Estados Unidos
- Generar un cambio cultural que valore y respete la vida y la juventud.
- Crear espacios de expresión donde los jóvenes puedan participar en la búsqueda de soluciones.
- Abordar la biopolítica y la necropolítica: analizar las formas en que el poder controla y regula la vida y la muerte de los jóvenes.
"El juvenicidio es un problema que nos afecta a todos, no solo a los jóvenes. Tenemos que luchar contra la indiferencia, contra la complicidad, contra la ignorancia. La vida de los jóvenes vale, la vida de los jóvenes es importante. No podemos permitir que la muerte sea la única opción" (José Manuel Valenzuela Arce, sociólogo)