En los distintos periodos de la historia de México, la homosexualidad, el lesbianismo y la expresión de otras identidades de género eran consideradas como delitos. A pesar de esto, hubo quienes destacaron en las guerras de Independencia, la Revolución e incluso en el México prehispánico y colonial. 

Hay decretos donde se asienta que Morelos (José María) no perdona a los ‘afeminados’ y en la guerra de Reforma, vemos decretos de Benito Juárez en el que invita a los presos a luchar contra los franceses, con la recompensa de quedar en libertad si la guerra se gana, excepto los ‘afeminados y sodomitas’, de acuerdo con el activista jalisciense, Jaime Cobián.

Xicomecóatl, ‘El Cacique Gordo’ de Cempoala

A su paso por lo que hoy es Veracruz, Hernán Cortés, se encontró con una comunidad cuyo líder, Xicomecóatl, a juicio de los españoles, practicaba el pecado nefando, es decir, tenía sexo con hombres. Su sexualidad fue puesta a prueba para librar a su pueblo de la dominación mexica.

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, poetisa 

Mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz  se ha convertido en una representación de que las lesbianas siempre han existido, pues a pesar de que la historia patriarcal no ha querido reconocer su lesbiandad, sí se tiene documentado su poderoso e íntimo vínculo con la virreina Leonor

No obstante, la poeta ha sido clave para el movimiento lésbico en México, pues su resistencia al patriarcado mediante el estudio, la poesía y la negación a ser esposa la convirtió en uno de los íconos del lesbofeminismo.

Anastasio Bustamante y sus ‘caballeritos’ de alcoba

La historia de México suele encubrir secretos de otros tiempos que corrieron como rumores en la política nacional, todo con tal de salvaguardar el honor de algunos personajes. La vida de Anastasio Bustamente, un presidente militar, adversario de Santa Anna y mecenas de jóvenes poetas y pintores, delinea en sus historias secundarias, la vida de un hombre atraído por otros hombres, desde la silla presidencial  del siglo XVIII.

Es durante esta época que el presidente Bustamante, conoce al joven Guillermo Prieto, quien para ganar fama había leído un discurso incendiario en la universidad. La policía secreta le llama para citarlo con el presidente quien impresionado por el atrevimiento y la pasión del novel escritor lo convierte en su “caballerito”, con funciones de edecán, secretario, confidente, compañero de cuarto y favorito.

Ignacio de la Torre y Mier, el número 42 

De la Torre es famoso por un hecho que ocurrió en la época prerrevolucionaria. El yerno de Porfirio Díaz fue el participante número 42 del famoso baile de los 41. El 17 de noviembre de 1901, 42 hombres homosexuales participaron en una fiesta. La policía irrumpió en el evento, realizó una redada y detuvo a 41 de los presentes. Sin embargo, dejó ir a Ignacio de la Torre por su relación familiar con el entonces presidente. 

Pero tras ese acontecimiento, Ignacio de la Torre jugó un papel activo en la Revolución. Sin embargo, lo hizo en el bando porfirista como financiador de la lucha contrarrevolucionaria. Lo anterior provocó que al triunfo de la Revolución, Venustiano Carranza ordenara su encarcelamiento. No obstante, el propio Emiliano Zapata intervino para que se le dejara en libertad.

Amelio Robles, el primer hombre trans reconocido 

Amelio fue un coronel trans que pasó por los ejércitos zapatista, obregonista y carrancista. Al nacer se le asignó el género femenino, pero siempre se identificó como hombre. Se integró a la lucha revolucionaria en 1912, y pese a las burlas de sus compañeros, hizo que su identidad de género se respetara a punta de pistola. 

En 1974 el gobierno condecoró a Amelio Robles como veterano de guerra. Y al hacerlo se refirió a él como ‘Amelio’ —no ‘Amelia’—. Este caso se considera el primero en el que las instituciones del país reconocieron la identidad de género de una persona trans.

SC