Ante el actual panorama por la crisis sanitaria que vivimos, me puse a reflexionar en la violencia de género en los hogares y familias mexicanas, ya que, me parece, es un escenario que necesita intervención y acción urgente después de la cuarentena.

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La violencia de género se ha disparado en contra de las mujeres en este confinamiento, no olvidemos que ellas llevan tradicionalmente la mayor carga de trabajo y cuidados en los hogares y familias, pero además están pasando más tiempo con los varones, que somos los mayores perpetradores de violencia física, según las estadísticas.  Con sólo esos 2 datos, es suficiente para imaginar un escenario de gran riesgo de violencia de género, que hace necesario el actuar al respecto.

Sin embargo, este escrito lo quiero centrar en otros tipos de violencia de género, me refiero a la violencia que pueden sufrir los grupos de las expresiones de la diversidad sexual no heterosexual: lesbianas, gays, transexuales, transgéneros travestis, intersexuales, bisexuales, asexuales, polisexuales, demisexuales, antrosexuales y pansexuales.

Es sabido que, de acuerdo a la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (2010), el 44% de las personas no estarían dispuestas a permitir que en su casa vivieran personas homosexuales y, en otra encuesta, la Encuesta Nacional de Valores en Juventud (2012) se reporta que el 40.9% de las personas encuestadas no quisieran tener vecinos (as) homosexuales. El confinamiento obliga entonces a tener que convivir entre personas que no toleran otros grupos de identidad no heterosexual, vulnerando a los grupos LGBTTTI hacia la potencial violencia de familias y vecinos (as). Con esos datos, podemos imaginar el clima de violencia de género que pueden estar viviendo estas personas, en donde las tensiones y exclusiones muy probablemente se condensan y la salud mental se debilita. 

En este contexto, de acuerdo a Mónica Maccise, titular de CONAPRED, las quejas por hostigamiento a personas de expresiones LGBTTTI han aumentado durante el confinamiento en sus hogares durante esta cuarentena. En un informe reciente, mencionó que 3 de cada 10 personas de estas identidades no heterosexuales, dejaron su casa antes de ser mayores de edad. Esto nos puede dar una idea del nivel de rechazo o abandono familiar que pueden tener, así como la dificultad para obtener ingresos en momentos como estos. En esta coyuntura, varias de estas personas, se plantean la necesidad de volver a vivir con sus familias de origen, donde no fueron aceptados y aceptadas, o bien, tienen temor de no poder retomar sus empleos al terminar la cuarentena o de ser discriminados (as) en los servicios de salud, a pesar de que existen protocolos de salud pública de no discriminación para ellos y ellas.

Pienso además en las personas trans, homo o bi que viven solas y/o están en procesos de vejez, ¿quién cuida de ellas?, ¿quiénes son sus redes de apoyo en caso de enfermedad?, ¿cómo viven el confinamiento? La marginación como violencia de género y la falta de redes de apoyo para cuidados en hogares unipersonales, es una situación que no ha sido resuelta hasta ahora y que requiere ser cubierta entre los servicios que el estado ofrezca.  

Me parece que quienes son expulsados (as) de sus hogares, barrios o comunidades por sus expresiones de identidad de género, son formas de violencias que deben denunciarse, para sancionarse, porque es un abuso y una violación a los derechos humanos. Te invito a denunciar cualquier acto de abuso en este sentido, lo puedes hacer en COPRED a estos números: 55 12 86 39 y 53 41 30 10. En el interior de la república, también puedes llamar al 01 55 52 62 14 90, extensión 5803.

Por otro lado, las personas que tenemos apertura y/o aprecio hacia las expresiones de identidades de género no heterosexuales, debemos ser capaces de solidarizarnos en la búsqueda de apoyos formales y no formales para el cuidado de personas enfermas, no sólo por COVID-19, sino por cualquier otra enfermedad, de tal manera que nadie tenga que soportar o solventar a solas el cuidado de su salud, solo por su identidad de género.

El actual confinamiento puede ser un momento de introspección, violencia, unión, conflicto, respuesta, pregunta, duda, solución, ligereza, pero podría pasar a la luz de la profundidad de nuestra conciencia y del apoyo que podemos dar a las y los demás. No dejemos pasar la oportunidad de tratar con igualdad de oportunidades y derechos a otros y otras, especialmente cuando de salud se trata. 

Dr. Edgar Iván Zazueta Luzanilla

Twitter: @Edgarivanzaz

Doctor en Ciencias, con especialidad en Desarrollo Regional por el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C., pertenece al Sistema Nacional de Investigadores y a la Red Conacyt “Género, Sociedad y Medio Ambiente (GESMA).