Este lunes 6 de octubre, Thomas Perlmann, Secretario del Comité de Medicina del Premio Nobel, anunció que Mary E. Brunkow, junto a Red Ramsdell y Shimon Sakaguchi por sus descubrimientos sobre la tolerancia inmune periférica

La investigación fue un increíble esfuerzo en equipo. (...) Intentamos comprender la causa del fenotipo observado en ratones. Aprovechamos una mutación murina que provoca un defecto inmunitario interesante, pero también pudimos vincularla con una enfermedad humana muy poco frecuente en niños.  Era obvio que había cierta superposición genética entre las condiciones humanas y del ratón y eso ciertamente ayudó”, dijo Mary E. Brunkow al conocer la noticia. 

¿Quién es Mary E. Brunkow y por qué ganó el Nobel de medicina?

Brunkow, doctora en Biología Molecular en la Universidad de Princeton y directora de programas en el Instituto de Biología de Sistemas de Seattle, identificó junto a Ramsdell y Shimon a los “guardias de seguridad” del sistema inmunológico humano, conocidas científicamente como células T reguladoras, que evitan que las células inmunes ataquen al propio cuerpo. 

Los descubrimientos de Brunkow, Ramsdell y Sakaguchi han sido decisivos para la comprensión de cómo funciona el sistema inmunológico y por qué no todas las personas desarrollan enfermedades autoinmunes graves. Este es el resultado de estudios que se remontan a la década de 1990 y el 2001.

A lo largo de la historia del Premio Nobel, sólo 65 mujeres han sido ganadoras en alguna de las seis categorías —Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura, Paz y Ciencias Económicas—. La categoría de Fisiología o Medicina concentra al 20% de las ganadoras, como te contamos en esta nota

Con este galardón, Mary E. Brunkow se convierte en la decimocuarta mujer en ganar el Premio Nobel de Fisiología o Medicina a dos años del reconocimiento de Katalin Karikó que, junti a Drew Weissman recibió conjuntamente el Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 2023 por sus descubrimientos sobre las modificaciones de bases de nucleósidos que permitieron el desarrollo de vacunas de ARNm (ácido ribonucleico mensajero) eficaces contra la COVID-19.

De McClintock a Brunkow

Contra todo pronóstico y en medio de una comunidad sectaria, en la década de 1940, particularmente en 1947, Gerty Theresa Cory se convirtió en la primera mujer en Premio Nobel de Fisiología o Medicina por su descubrimiento del mecanismo de la conversión catalítica del glucógeno, un hecho histórico dentro y fuera del gremio científico. Sin embargo, pasaron más de 35 años para que una mujer ganara el Nobel en la misma categoría de nuevo

En 1983, Barbara McClintock se convirtió en la segunda mujer en obtener el mismo reconocimiento por su trabajo pionero en la genética vegetal y por su descubrimiento de los elementos genéticos móviles. Al principio, las ideas de McClintock fueron recibidas con suspicacia; no sólo su investigación ocasionaba cuestionamientos, sino su capacidad como científica.  

Lo mismo ocurrió con sus sucesoras durante el siglo XX, entre ellas, Rita Levi-Montalcini (1986), por su descubrimiento del factor de crecimiento nervioso; Gertrude B. Elion (1988), por el desarrollo de fármacos para el tratamiento de enfermedades como leucemia y herpes y Christiane Nüsslein-Volhard (1995), por su descubrimiento de los genes que controlan el desarrollo embrionario

Durante el nuevo milenio, la presencia de las mujeres en las ciencias duras dio unos pasos hacia adelante, con los reconocimientos de Linda B. Buck (2004) por su investigación sobre los receptores del olfato; Françoise Barré-Sinoussi (2008) por el descubrimiento del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH); Elizabeth H. Blackburn (2009) por su investigación sobre los telómeros y la telomerasa; Carol W. Greider (2009) por su investigación sobre los telómeros y la telomerasa, y May-Britt Moser (2014) por descubrir las células que constituyen el sistema de posicionamiento en el cerebro. En 2015, la química y farmacéutica Tu Youyou, originaria de China, recibió el mismo reconocimiento por su investigación sobre los beneficios de artemisinina, un compuesto natural extraído de la planta Artemisia o  qinghaosu y su aplicación en el tratamiento contra la malaria,

 Así hasta llegar a Katalin Karikó en 2023 y  finalmente a Mary E. Brunkow este 2025.

Sólo 65 mujeres en el Nobel

Desde 1901, año en el que se hizo entrega del primer Premio Nobel, sólo 65 mujeres entre un total de aproximadamente 950 galardones, lo que significa que, al menos casi 900 han sido otorgados a hombres. Esto equivale a entre un 6 y 7% del total. 

Esta cifra demuestra que la imposición de las estructuras académicas reservaba el prestigio a los hombres, incluso cuando los descubrimientos tenían nombre de mujer, pues el número también es sinónimo de invisibilización y falta de reconocimiento.

El paradigma masculino fue el patrón dominante dentro de un sistema patriarcal muy bien estructurado que rezagó incluso a las voces más prominentes de las ciencias, entre ellas a la primera mujer en ganar un Premio Nobel y leyenda feminista Marie Curie, que en 1903, compartió el reocococimiento en la categoría de Física, con su esposo Pierre Curie y con Henri Becquerel por sus investigaciones sobre la radiación.

Marie Curie ganó un segundo Nobel en Química en 1911, esta vez de manera individual, por el descubrimiento del radio y el polonio y su trabajo en la química de los elementos radioactivos, convirtiéndose en la única persona en recibir un Nobel en dos ciencias distintas. Sin embargo, las barreras siempre estuvieron presentes. 

Desde su creación, solo 65 mujeres han sido galardonadas con un Premio Nobel. La distribución por categoría es desigual: cinco en Física, ocho en Química, 14 en Fisiología o Medicina, y tres en Ciencias Económicas. En las categorías de Literatura y Paz, 18 mujeres han sido reconocidas por su contribución al arte y al activismo social.

No obstante, es importante subrayar que la mayoría de las mujeres premiadas se concentran en áreas tradicionalmente asociadas a labores de cuidado, asistencia o expresión artística, mientras que su representación en ciencias y economía sigue siendo notablemente menor. 

Esta disparidad refleja, en buena medida, las barreras históricas de género en el acceso a la educación, la investigación científica y los espacios de poder, así como los sesgos que persisten en los procesos de reconocimiento académico y social.

El Premio Nobel galardona a quienes “han contribuido a la humanidad durante el último año”. Celebramos el reconocimiento de las mujeres pioneras y revolucionarias en las ciencias, las artes y las acciones humanitarias, pero una vez más queda la pregunta: ¿Hasta cuando el sistema dejará de invisibilizar las contribuciones de las mujeres?