Durante más de dos mil años, la tumba de Cleopatra ha sido un secreto enterrado en las arenas de Egipto. Reyes, arqueólogos y personas exploradoras fracasaron en el intento de hallarla. Y quizá no sea casualidad: la historia cuenta que la propia Cleopatra lanzó una “profecía”, advirtiendo que ningún hombre lograría encontrar su tumba.
Hoy, quien podría estar a punto de resolver el enigma no es un hombre poderoso, sino una mujer dominicana: Kathleen Martínez, que desde hace casi dos décadas sigue las huellas de Cleopatra como si buscara a una desaparecida.
¿Quién es Kathleen Martínez?
Kathleen Martínez encontró su gran pasión por el Antiguo Egipto en su natal Santo Domingo, República Dominicana. Aunque la arqueología era la carrera de sus sueños, sus padres la convencieron de estudiar Derecho, pensando que ella "nunca tendría un trabajo serio" en ese campo.
Pero Kathleen se salió con la suya. Después de ser abogada penalista por más de 20 años, y especializarse en criminología (lo que le dio habilidades para la investigación y localización), ella hizo maestrías en finanzas y arqueología. En 2005, decidió abandonar su despacho para dedicarse por completo a su misión: encontrar la tumba de Cleopatra VII.
Lo que más atrajo a Kathleen de Cleopatra fue la injusticia con la que la historia la había retratado durante siglos: reducida a la imagen de una seductora, pero pocas veces reconocida como estratega, intelectual o científica. Desde joven, Kathleen sintió que esa visión distorsionada era un espejo de cómo la historia suele minimizar a las mujeres.
Por eso, su búsqueda no es solo arqueológica, sino también personal: reivindicar a Cleopatra como una gobernante compleja, culta y brillante, y devolverle un lugar más justo en la memoria colectiva. Kathleen suele decir que investiga a Cleopatra como si se tratara de una “persona desaparecida”: sigue pistas, cruza testimonios y reconstruye escenarios con la misma disciplina que en un caso criminal.
El camino no fue fácil. Muchos colegas la tacharon de soñadora o de “aficionada” por no provenir del canon académico europeo. Sin embargo, su formación como abogada penalista y su experiencia en criminología le dieron herramientas distintas: paciencia para leer entre líneas, habilidad para seguir pistas y una determinación férrea frente al escepticismo. Con el tiempo, esas “desventajas” se convirtieron en su mayor fortaleza.
Hoy, Kathleen Martínez es directora de la misión egipcio-dominicana en Alejandría y ministra consejera de asuntos culturales en la embajada dominicana en Egipto, demostrando que cuando una mujer combina rigor intelectual y pasión, es capaz de alcanzar cimas inimaginables.
Pero, ¿quién fue Cleopatra?
Antes de adentrarnos en los hallazgos, recordemos a la reina que inspira esta odisea. Cleopatra VII fue la última faraona de Egipto y gobernante ptolemaica. Nació en Alejandría en el 69 a.C., y aunque reinó sobre Egipto, su linaje era macedonio, pues pertenecía a la dinastía ptolemaica.
Más allá de su fama romántica, Cleopatra fue una líder multifacética: filósofa, médica, química y especialista en cosmetología. Su legado está marcado por la inteligencia, la astucia política y el uso de recursos estratégicos. Supo forjar alianzas con figuras como Julio César y Marco Antonio, no solo por amor, sino como parte de una diplomacia compleja para garantizar la estabilidad de su país.
La autora Joyce Tyldesley, en Cleopatra: Last Queen of Egypt, afirma que debemos respetarla como una mujer inteligente y no como una “mujerzuela del mundo antiguo”. Su muerte en el 30 a.C. —por causas aún debatidas— marcó la caída de Egipto bajo el dominio romano. Se cree que fue enterrada junto a Marco Antonio.
¿Por qué es importante la búsqueda de Kathleen?
La audacia de Martínez radica en su hipótesis. En 2005 argumentó ante las autoridades egipcias que Cleopatra no fue enterrada en un mausoleo real en Alejandría —como sostenían muchos historiadores—, sino en el templo de Taposiris Magna.
¿Su argumento? Cleopatra habría querido descansar junto a Osiris, dios de la resurrección del Antiguo Egipto. Además, Taposiris Magna conserva restos de un templo dedicado a la diosa Isis, de quien Cleopatra se consideraba encarnación.
Después de casi 20 años de investigación, el trabajo de Kathleen está dando frutos espectaculares. Su equipo egipcio-dominicano ha descubierto hallazgos inéditos en este templo, según National Geographic:
- Túneles y cámaras ocultas: pasadizos de varios metros de longitud que no se habían documentado en este tipo de construcciones.
- Un centro marítimo: evidencias de que Taposiris Magna fue también un punto de comercio, con un gran puerto sumergido conectado al templo principal.
- Exploración submarina: con la ayuda de Robert Ballard —descubridor del Titanic—, el equipo ha encontrado estructuras artificiales bajo el agua, incluyendo un túnel sumergido.
- Artefactos clave: entre más de 2 mil 600 piezas, destacan 337 monedas con el rostro de Cleopatra, vasijas, cerámica y objetos de cosmética de la época ptolemaica.
Expertos describen estos descubrimientos como un “avance decisivo”, pues refuerzan la teoría de que allí podrían hallarse los espacios funerarios de personajes de alto rango.
Kathleen Martínez y su equipo continuarán las excavaciones en tierra y bajo el agua, con la esperanza de que este sea el inicio de un “capítulo completamente nuevo” en el estudio de Taposiris Magna.
Si te quedaste picada con esta historia, ¡tenemos buenas noticias! Todos estos hallazgos forman parte del documental El último secreto de Cleopatra, que se estrenó en Disney+.