De acuerdo a la última encuesta que se levantó sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (ENCUP, 2012), el 50.75% de las personas mexicanas encuestadas cree que los problemas sociales deben ser resueltos por el gobierno. Este dato, entre otras cosas, nos puede hacer reflexionar respecto a si con políticas públicas es suficiente para un verdadero cambio social, por ejemplo, en las relaciones desiguales de género, algo ya muy discutido en el campo del derecho y las ciencias sociales. Sobre estas ideas es importante desarrollar varios puntos.
¿Qué es una política pública?
Básicamente es una acción del gobierno que se destina de manera pública a toda la población o a una parte focalizada de ésta que, en el ideal, debería diseñarse a partir de un diagnóstico y de procesos de factibilidad, para con ello intentar resolver o disminuir las consecuencias de un problema social, como lo es la desigualdad en las relaciones de género.
Cuando me refiero a relaciones desiguales de género quiero decir que las mujeres históricamente están inmersas en varios procesos de injusticia en todas las áreas de su vida, como, por ejemplo, que dedican gran parte de su tiempo a labores no remuneradas, muchas veces no se les paga igual por un mismo trabajo que realizan los hombres, padecen más violencia de género que los hombres, pero, hombres y mujeres padecen la inequidad de género, porque, por su parte, los varones, en su rol tradicional de género son los principales “proveedores del hogar”, como disidentes sexuales no cumplen con el rol tradicional de género dominante, como varones pertenecientes a grupos étnicos son socialmente excluidos, como varones pobres, están insertos en altas tasas de violencia y adicciones, y así, tienen consecuencias también por la inequidad de género.
¿Cómo el gobierno debe resolver la inequidad de género?
Si bien es cierto que, las políticas públicas son una manera de resolver un problema social, evidentemente no debe ser la única forma. Otra manera de resolver un problema de desigualdad social es a través de la cultura y la educación. Por eso es importante sensibilizarnos respecto a la importancia de la perspectiva de género como una categoría de análisis relacional, esto es comprendiendo que la inequidad es un problema en donde están inmersas mujeres y varones, que lo que le afecta a una también le afecta al otro y viceversa. Un hombre tatuado que es discriminado y excluido de su lugar de trabajo y no puede contribuir económicamente en su hogar es violencia de género.
Si bien es cierto que, los cambios sociales no se dan por default con el surgimiento de una ley, me parece que es un buen comienzo. La inclusión es un valor añadido cuando se aplica la perspectiva de género. El diseño de políticas públicas con perspectiva de género debe equilibrar el poder para las mujeres sin dejar de buscar que en los hombres también impacte positivamente la medida a aplicar. Pondré un ejemplo: si partimos de que las mujeres, en su rol tradicional de género, son las mayormente dedicadas al cuidado del hogar, entendiéndose con esto el cuidado del agua, de la energía, del jardín, etcétera, y con esa información se diseña una política pública para hacer más fácil esa tarea para ellas, lo que se hace con una política pública como esa, es, acentuar su rol de subordinación de género, ya que ella sigue siendo la responsable de eso. Si parto de que mi interés es beneficiar a las mujeres incluyendo a los hombres, quizás una forma más adecuada sería pensar en una política que incluya a los hombres en esa tarea, de esa manera las mujeres se verían apoyadas en la corresponsabilidad del trabajo doméstico. El objetivo no siempre, ni necesariamente, deben ser las mujeres para buscar la equidad de género entre los hombres y las mujeres.
Finalmente, es importante destacar la importancia de un monitoreo y evaluación de las políticas que se están aplicando. Creo que unas preguntas importantes en el buen desempeño de esto podrían ser: ¿cómo se benefician de esto las mujeres?, ¿y a los hombres cómo les impacta esa medida en la espera de lograr un rol de género más democrático y menos dominante? Las respuestas no son nada fáciles, pero una alternativa importante será entonces incorporar la perspectiva de género de manera transversal en toda la política pública, es decir, de manera que permee tanto en los contenidos, como en los tiempos de aplicación, para todas las personas ciudadanas que participan de dicha política.
Edgar Iván Zazueta Luzanilla
Twitter: @Edgarivanzaz
Es Doctor en Ciencias, con especialidad en Desarrollo Regional por el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C., pertenece al Sistema Nacional de Investigadores y a la Red Conacyt “Género, Sociedad y Medio Ambiente (GESMA).