El 15 de noviembre, ciudades como Ciudad de México, Guadalajara y Guanajuato fueron escenario de la llamada “Marcha de la Generación Z”. Aunque inicialmente convocaba a jóvenes nacidos entre 1997 y 2012, la movilización terminó atrayendo a personas de distintas edades, así como a figuras políticas y empresariales que vieron en el descontento juvenil un espacio para posicionarse.
El uso de la bandera del anime One Piece como símbolo captó la atención mediática, pero también abrió debates sobre la legitimidad del movimiento, la influencia de presuntos actores conservadores y la respuesta —cada vez más criminalizante— de las autoridades hacia la protesta social. Aquí las claves para entender lo ocurrido.
1. Convocatoria, asistencia y disputa por el relato
La Secretaría de Gobierno de la CDMX reportó la asistencia de 17 mil personas. Aunque la convocatoria buscaba interpelar a la juventud mexicana, la marcha terminó reuniendo a participantes de perfiles diversos. También fue impulsada por figuras de la oposición que buscaron posicionarse en el debate público: el empresario Ricardo Salinas Pliego la promovió en redes y el expresidente Vicente Fox acudió al evento. Estos elementos alimentaron la discusión sobre quién define el sentido de la movilización y cómo se construyó su narrativa.
En su conferencia del 17 de noviembre, la presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que la movilización fue financiada por la oposición. Según una investigación presentada por el propio gobierno, el gasto asociado a la convocatoria habría ascendido a 90 millones de pesos y estaría relacionado con un empresario. Sheinbaum añadió que, de acuerdo con ese análisis, “la mayoría de los que marcharon no eran jóvenes”.
Sin embargo, como documentó la creadora de contenido Eva María Beristain (@misstercermundo), entre quienes marcharon también había jóvenes con demandas legítimas: hartazgo frente a los feminicidios, la inseguridad cotidiana y la percepción de un Estado que protege a grupos criminales en lugar de garantizar justicia.
2. Violencia, represión y criminalización de la protesta
Muchas personas documentaron en redes sociales que la marcha avanzó de manera pacífica durante la mayor parte del recorrido. Sin embargo, al llegar al Zócalo capitalino, un grupo de manifestantes retiró las vallas colocadas frente a Palacio Nacional. La respuesta policial desencadenó enfrentamientos.
El secretario de Seguridad, Pablo Vázquez, reportó 60 policías lesionados en el lugar, 40 trasladados a hospitales y 20 personas manifestantes atendidas médicamente. El saldo final incluyó 29 personas remitidas al Ministerio Público y 30 al juzgado cívico. Siete de las primeras, presuntamente involucradas en actos violentos, fueron trasladadas al Reclusorio Norte para continuar su proceso penal.
Como documentó La Silla Rota, ocho personas enfrentan cargos por tentativa de homicidio por presuntamente golpear a policías. Entre las personas detenidas hay dos mujeres: Perla Verónica Galván Becerril y Gabriela Toussaint Camberos. Sus familiares han denunciado detenciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza y falta de información clara sobre su situación jurídica.
Esto ocurre en un contexto más amplio: como ha documentado el Colectivo EPUmx, en los últimos cinco años la protesta social en México enfrenta un patrón sistemático de violaciones a derechos humanos —desde uso desproporcionado de la fuerza hasta detenciones arbitrarias y un discurso oficial que tacha las manifestaciones de “violentas” para deslegitimarlas—, algo especialmente grave para los movimientos feministas, que llevan años denunciando estas prácticas.
3. Desinformación y manipulación digital
La conversación digital se vio inundada por contenidos falsos. Según Verificado, videos y fotos con hasta medio millón de visualizaciones circularon sin corresponder al 15 de noviembre o generados con IA. Entre estos materiales se detectaron:
- Imágenes manipuladas de un supuesto francotirador
- Fotos generadas con IA de “jóvenes de Nepal”
- Videos fuera de contexto
- Un video falso que mostraba a adultos mayores participando en la protesta
La presencia de estos contenidos contribuyó a distorsionar la narrativa sobre la protesta y su composición real.
4. Un frente digital dividido
La cuenta @revolucionzmexico, denunció que un nuevo servidor de Discord —promocionado por redes que se autodenominan “oficiales” de Gen Z— tenía presuntos vínculos con el PRI, desplazando al servidor original, que era apartidista.
En respuesta, plantearon tres líneas de acción:
Apoyar la movilización por la jornada laboral de 40 horas el 23 de noviembre
Organizar círculos de estudio en Discord
Impulsar cooperación entre colectivos disidentes
Esta fragmentación evidencia que la disputa por la narrativa —entre juventudes, partidos, influencers y actores conservadores— no es menor: es parte del terreno donde se intenta neutralizar, canalizar o cooptar el descontento social.
5. ¿Qué dicen los datos sobre la Generación Z?
Según Latinobarómetro, el electorado mexicano —que se definió como centrista durante dos décadas— mostró una marcada inclinación hacia la izquierda en las últimas dos elecciones presidenciales. Sin embargo, un análisis de El País, en 2024, documentó que desde 2020 se observó una brecha creciente entre hombres y mujeres, con los hombres más inclinados hacia la derecha, una tendencia consistente en todos los rangos de edad.
Los estudios coinciden en que, aunque el género influye en la ideología, la edad es un factor aún más determinante. La Generación Z está dividida en dos grandes segmentos:
- Z mayor (25-29 años): más progresista y democrática.
- Z joven (18-24 años): más atraída por ideas conservadoras y más escéptica del statu quo.
De acuerdo con el artículo “Ni tan de izquierda ni tan activista” de WIRED, las diferencias ideológicas dentro de la Gen Z están moldeadas por tres factores clave:
- La pandemia
- Un ecosistema mediático radicalmente distinto
- La desinformación.
¿Cuándo es la nueva marcha de la Gen Z?
Paralelamente, la cuenta @somosgeneracionzmx llamó a una nueva marcha el 20 de noviembre. Pero esta convocatoria fue rechazada por Iván Rejón (“Mero Perro”), administrador de @somosgeneracionxmx_oficial, quien afirmó que no representan a su organización.
También pidió claridad, transparencia y responsabilidad para evitar que la movilización juvenil sea cooptada, fragmentada o utilizada por actores externos, un reclamo que refleja la creciente disputa por la legitimidad y la representación dentro de la llamada “Generación Z” en México.

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