En México han existido múltiples casos en donde los hombres le arrebatan la vida a las mujeres a causa de la violencia machista e institucional. A pesar de esto, los medios de comunicación insisten en crear historias basadas en el espectáculo y el morbo de los asesinatos violentos contra mujeres, en un país donde son asesinadas 11 mujeres al día, en promedio.
El caso de Miguel “N”, quien presuntamente asesinó a más de 20 mujeres en la alcaldía de Iztacalco, en la Ciudad de México, ha desatado una ola de especulaciones sobre su vida privada y la de las víctimas.
Tal y como pasó el 6 de marzo de este año, cuando Gabriel Alejandro “N” mató a tres mujeres en Guadalajara, Jalisco. En aquella ocasión rápidamente, la prensa investigó detalles de su personalidad y comenzaron a atribuirle trastornos mentales y justificar los delitos que cometió.
O el caso de Oscar García Guzmán quien acumuló una sentencia de 335 años de prisión, ya que asesinó a cuatro mujeres, un hombre y cometió otros delitos, incluyendo la violación a una mujer en Toluca. A pesar de sus siete sentencias, los medios insisten en llamarlo “El monstruo de Toluca” o “El asesino serial de mujeres”.
La sociedad construye personajes simbólicos
Las narrativas en torno al “Monstruo de Atizapán” o "El Caníbal de Atizapán”; “El monstruo de Ecatepec” y "El caníbal de la Guerrero" restan la responsabilidad de los actos cometidos por estos multifeminicidas.
Es por esto, que en La Cadera de Eva hablamos con Anayeli Peréz Garrido, abogada feminista y asesora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) para saber cómo afectan estos discursos en la construcción e investigación de los casos de las víctimas.
“En medios y redes sociales empiezan a construir a un personaje que pareciera que tiene méritos en la sociedad y eso tiene un sentido pedagógico negativo. Estos personajes están en el imaginario y en los medios: hay un consumo de esta información, obviamente romanizada, que resaltan características de los feminicidas”, puntualizó la experta.
Pérez Garrido insistió en que referentes como las series de televisión o lo que se dice sobre los asesinos seriales alimentan esta narrativa y mercadotecnia. “Siempre hay un mito o cierta mercadotecnia alrededor de estos personajes: sus vidas, sus intelectos, como si fueran héroes o personajes simbólicos”, expresó.
La también directora de la organización Justicia Pro Persona advirtió que toda la atención se va a un personaje construido por los medios, lo que distrae y hace que la sociedad olvide el problema de fondo: la violencia extrema, la permisividad de las autoridades, la adopción de las narrativas y la impunidad que hay detrás.
“Nadie habla de las víctimas, a los dos segundos se olvidan de sus nombres. Los agresores se vuelven los referentes, dejan a un lado la historia de las víctimas y el impacto que sus familiares y personas cercanas experimentan en la búsqueda de justicia, la cual es tortuosa”, refirió Peréz Garrido.
Filtración de información e impunidad: factores que alimentan esta narrativa
Además, explicó que hay una problemática de filtración en las fiscalías, ya que los medios publican información y datos exclusivos de las carpetas de investigación (como en el caso del feminicida de Iztacalco) de aquellos que estaban en las fiscalías de desaparición: “ahora esos datos ya son públicos”, lamentó.
Por otro lado, la abogada explicó que en este caso, los medios publicaron información de las posibles víctimas sin antes confirmar que eran ellas, hasta ahora, dijo, no se habían comprobado geneticamente fueran ellas, pero sus nombres e información ya estaban en los medios.
Esto da como resultado que se creen y se construyan narrativas con morbo, lo que conlleva que los datos estén saliendo de las mismas instituciones y a partir de los mismos medios ‘aliados’ que compran esta información que “obviamente se vende”, mencionó la especialista.
La abogada explicó que lo que lleva a que un feminicida cometa varios asesinatos es la impunidad, pues en el caso de las desapariciones de mujeres no hay una búsqueda efectiva ni inmediata por parte de las autoridades y eso provoca que los agresores sigan cometiendo estos crímenes y que no se relacionen los casos de feminicidio.
“Lo único que hacen para buscar a las personas desaparecidas era publicar fichas de búsquedas, esa es su gran investigación. Hay nulo seguimiento en las desapariciones, muchos casos no cuentan con información suficiente como para seguir una línea de investigación relacionada con un sujeto como este”, dijo la abogada.
Por último, Anayeli Peréz Garrido alentó a los medios de comunicación en abordar estos casos de una manera respetuosa y ética. Cuestionar la información que se publica y dar seguimiento a los casos que abordan y no solo tratarlos en momentos mediáticos que alimentan el morbo de la sociedad.