La semana en la que inició el Macrojuicio en Francia contra Dominique Pelicot por drogar a Gisèle P., su esposa, durante 10 años para que más de 80 hombres la violaran, el hashtag #Notallmen cobró fuerza en redes y responde a la violencia de género que sufren las mujeres. Con esta tendencia muchas personas argumentan que no todos los hombres son responsables, inundó X (antes Twitter) e incluso fue trending topic en Francia.
Como siempre pasa en casos de violencia contra las mujeres, la noticia escaló fácilmente a nivel internacional porque ¿cómo era posible que tantos hombres, tantas veces, violaran a una mujer y no dijeran nada? A estas preguntas el machismo dio su respuesta: "sentirse ofendidos”, señaló en un vídeo de El País Júlia Salander, politóloga y divulgadora feminista al explicar el impacto mediático que ha tenido el caso de Gisèle P.
Luego de que Gisèle decidiera hacer el juicio público, colectivas feministas y algunos usuarios de redes sociales comenzaron a publicar los nombres y los rostros de los agresores a manera de solidaridad con ella.
Además, varios colectivos feministas, como Les Amazones d’Avignon (Las Amazonas de Aviñón, en español) y Osez Le Féminisme 84 (Atrévete al feminismo), han realizado acciones de protesta por toda Francia para denunciar “la impunidad de las violaciones” y reclamar justicia.
Estos colectivos han recopilado los nombres de los 51 acusados identificados gracias a los vídeos que almacenaba Dominique Pelicot en un dispositivo USB, donde se registraron decenas de violaciones cometidas por al menos 83 hombres.
La lista ha sido difundida por Instagram, Twitter y otras plataformas. han expresado usuarios en redes sociales. "Son nuestros padres, nuestros maridos, nuestros hermanos, nuestros colegas", han expresado usuarios en redes sociales.
Esto provocó que la defensa de los inculpados pidiera que la difusión de los nombres sea sancionada y que no se siga publicando, pues los acusados están recibiendo amenazas digitales y personales, ya que algunos llevan el proceso judicial en libertad.
No todos los hombres, pero siempre un hombre
La violencia de género existe, responder con "no todos los hombres" en casos de abuso sexual como el de Gisèle es un ejemplo de como la cultura de la violación desvía la conversación de estos comportamientos, ya que revictimiza a las víctimas de violencia de género, invalida las experiencias de las mujeres y desistima la gravedad de sus vivencias.
Esto ha hecho que el hashtag #Notallmen también sea reapropiado por usuarios para lanzar mensajes irónicos. El más destacado: “Not all men, but always a man” (”No todos los hombres, pero siempre un hombre”).
Hagamos un recuento del caso... la violación masiva a Gisèle ocurrió en un pueblo pequeño de 6 mil habitantes, al sur de Francia. Los agresores son habitantes de esa población o llegaban de lugares cercanos, previamente contactados por Dominique Pelicot a través de un sitio de citas en Internet.
De los más de 80 agresores que participaron en estas violaciones, durante 10 años, han sido identificados y aprendidos 50. Es decir, todavía hay otros 30 hombres viendo las noticias aliviados porque a ellos no los atraparon.
Los agresores no son monstruos sacados de una película de terror, son hombres con trabajaos tan ordinarios como un periodista, un enfermero, un político local, un custodio, un bombero, un ex policía. A algunos se les ha visto en las imágenes del Tribunal de Aviñón donde se lleva el caso y aunque tapan parte de su rostro con cubrebocas o con las manos.
Uno de los inculpados, Jean-Pierre Marechal, asegura que no violó a Gisèle ni participó en las prácticas de sumisión química contra ella. Pero comenzó a repetir el mismo modus operandi con su propia esposa; cuando se enteró de lo que hacía Dominique en lugar de denunciarlo, también comenzó a usar ansiolíticos para dejar inconsciente a su propia esposa y abusar de ella. En algunas ocasiones, lo hacía en compañía de Pelicot.
Perfilar a los agresores como monstruos y fijarnos en un caso tan extremo facilita un relato en el que muchos pueden decir que "no todos los hombres hacen esas cosas" porque "esas cosas" son efectivamente monstruosas. Y como te explicamos en esta nota lo monstruoso siempre parece una excepción para justificar la violencia contra las mujeres.
Al respecto, la experta en violencia sexual Bárbara Tardón subraya que la cultura de la violación es contradictoria: "el agresor sexual es el más odiado y al mismo tiempo, parace que nadie lo es porque el pacto patriarcal permite que los hombresno se sientan como tales". Percibir a Dominique Pélicot como un monstruo sirve, de alguna manera, para concentrar en él y en los otros 50 hombres el terror y “salvar a los demás”.
Raúl MG de Masculinidad Subversiva explica que el peso de los mandatos de la masculinidad hegemónica ha conseguido normalizar actos que no deberían serlo que hace que los hombres no sean conscientes de ellos o que directamenteno tengan la capacidad de ver qué conductas son apropiadas o no.
Al respecto señala que utilizar el “no todos los hombres”, busca quitar la responsabilidad que tienen los hombres en la erradicación de la violencia contra las mujeres.
"Callar nos ubica inmediatamente a su lado. Victimizarnos nos quita responsabilidad. Y sin responsabilidad es imposible transformar nada. Cada vez que nos hemos reído ante un comentario vejatorio que un amigo ha hecho sobre una mujer, o cada vez que hemos permitido el envío de imágenes íntimas sin consentimiento a un grupo de mensajería, hemos sido cómplices. Estos son dos ejemplos, pero hay tantos como a veces hemos alentado el machismo y el sexismo" (Raúl MG)