La noche del sábado 1 de noviembre, durante el Festival de Velas en Uruapan, fue asesinado el alcalde Carlos Alberto Manzo Rodríguez. Varias personas grabaron y difundieron en redes sociales los momentos posteriores al ataque. El hecho volvió a colocar a Michoacán en el centro de la discusión sobre la seguridad pública.

Manzo había insistido en las últimas semanas en que Uruapan necesitaba refuerzos federales para enfrentar la violencia criminal en la región. A través de sus redes sociales pidió públicamente a la presidenta Claudia Sheinbaum el envío de más elementos de la Guardia Nacional ante el aumento de ataques y extorsiones.

Aun así, fue atacado en un evento público, pese a que contaba con un equipo de la Guardia Nacional asignado a su protección, como confirmó el gobierno federal este lunes 3 de noviembre.

Al día siguiente del asesinato, se realizó una movilización en Morelia para exigir avances en la investigación. La marcha comenzó de forma pacífica y, hacia el cierre, un grupo ingresó al Palacio de Gobierno estatal, en una acción que reflejó la tensión y el descontento frente a la respuesta institucional.

Ese mismo día se llevó a cabo un homenaje de cuerpo presente en la Plaza Morelos, en Uruapan, el mismo sitio donde ocurrió el ataque. Durante la despedida hubo música de mariachi, aplausos y mensajes como “Justicia” y “México está de luto”.

En lo que va del sexenio, al menos diez alcaldes han sido asesinados en distintos estados. Los casos se concentran en municipios con disputas territoriales y presencia criminal, de acuerdo con el recuento hecho por La Silla Rota.

1. ¿Quién era Carlos Manzo y qué representaba en Uruapan?

Manzo, de 40 años, estudió Ciencias Políticas y Gestión Pública en el ITESO. Antes de llegar a cargos de elección popular, trabajó en el sector privado y se desempeñó como auditor del IMSS en Michoacán, de acuerdo con su semblanza publicada en el Sistema de Información Legislativa. En 2018 fue candidato a diputado federal y en 2021 obtuvo el cargo con Morena. 

Tiempo después se distanció del partido y, en 2024, contendió como candidato independiente por la presidencia municipal de Uruapan. Asumió el cargo el 1 de septiembre de ese año, con un mandato previsto hasta 2027.

2. Un alcalde que venía advirtiendo que lo estaban dejando solo

En redes sociales, muchos usuarios lo describieron como “el mejor alcalde que ha tenido Uruapan” y destacaron su presencia constante en territorio.

Desde el inicio de su mandato, Manzo hizo de la seguridad su principal causa. Patrullaba calles con chaleco antibalas, denunciaba extorsiones a productores y señalaba que el municipio no podía enfrentar solo la disputa criminal. El domingo 8 de octubre publicó un mensaje dirigido directamente a la presidenta Claudia Sheinbaum y al secretario federal de Seguridad, Omar García Harfuch:

“Les comparto que los más de 200 elementos que llegaron hace unos días para reforzar los operativos en Uruapan por parte de la Guardia Nacional fueron retirados de Uruapan. Esta decisión deja a Uruapan en estado vulnerable ante las actividades ilícitas del crimen organizado. (...) Les pido que no dejen solo a Uruapan en el combate de los delitos federales que le corresponde a la Federación atender”.

Manzo sostenía que retirar la Guardia Nacional sería una condena a mayor violencia. Su posición contrastaba con el discurso federal que insiste en la contención y la pacificación. Él decía algo más simple y crudo: “al crimen organizado se le debe enfrentar”.

3. Violencia estructural, no excepcional

Entre enero y septiembre de este año se registraron 1,024 homicidios dolosos en Michoacán, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Con ese registro, la entidad se ubica como la séptima con más asesinatos en el país y se mantiene entre los estados con mayores niveles de violencia letal.

En Uruapan, la percepción de inseguridad también es alta: en septiembre de 2025, el 82.6% de sus habitantes dijo sentirse inseguro, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI. El municipio se ubicó entre los diez con mayor percepción de riesgo a nivel nacional.

Parte de este escenario se explica en la región de Tierra Caliente, donde confluyen grupos criminales, economías agrícolas, autoridades locales y disputas armadas por el control territorial

4. El asesinato durante un evento público

Manzo recibió siete impactos de bala mientras participaba en el Festival de Velas. Aunque contaba con protección federal integrada por 14 elementos de la Guardia Nacional, el ataque se ejecutó en un espacio público y concurrido. El presunto agresor fue abatido en el lugar y dos personas más fueron detenidas, pero hasta ahora no se ha confirmado su identidad ni se ha informado una línea clara de investigación.

Meses antes, Manzo había dicho que no quería “ser uno más en la lista de autoridades asesinadas en México”. Su muerte confirma esa lista y el riesgo que conlleva gobernar en Michoacán.

Tras el ataque, su esposa, Grecia Quiroz, dijo: “Su sombrero no cayó; sigue siendo símbolo de esperanza y dignidad para Uruapan”. La frase se volvió a compartir en redes, donde la imagen del sombrero, que Manzo solía usar en sus recorridos y eventos, terminó convertida en un símbolo entre sus simpatizantes.

5. La respuesta en Morelia: duelo, rabia y señalamiento político

El domingo, cientos de personas marcharon en Morelia para exigir justicia. La protesta, inicialmente pacífica, terminó con la irrupción de un grupo en el Palacio de Gobierno estatal y daños al inmueble.

La demanda fue explícita: la renuncia del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla. El grito que marcó las calles fue: “Ya nos mataron a nuestro presidente”.

Tras el asesinato, la presidenta Claudia Sheinbaum lamentó el crimen y aseguró que su administración fortalecerá la estrategia de seguridad “con cero impunidad”. 

García Harfuch señaló que Manzo sí contaba con protección federal y que los agresores aprovecharon el contexto del festival para atacarlo.