En lo que va del año se han registrado al menos 10 transfeminicidios en la Ciudad de México, según han documentado distintas organizaciones de la comunidad LGBTQ+. Lo que coloca a la capital del país como el lugar más inseguro del territorio mexicano para las mujeres trans.
Para garantizar el acceso a la justicia para las víctimas de la violencia transmisógina, el Congreso de la Ciudad de México aprobó este 19 de julio la llamada Ley Paola Buenrostro, con la que se castigará este delito con penas de 35 a 70 años de cárcel.
Con esto, la capital del país se convirtió en la segunda entidad del país en reconocer este delito, solo después de Nayarit, donde fue tipificado en marzo de este año. Si bien es un gran avance para la lucha de distintos colectivos de la comunidad LGBTQ+ en el país, aún está pendiente que este delito sea reconocido y castigado en otros estados para que los crímenes no queden impunes.
Naciones Unidas define al transfeminicidio como la violencia contra las mujeres transgénero que se da en un contexto de tranmisoginia, como resultado del rechazo hacia la diversidad sexual y de género (transfobia) y hacia lo femenino (misoginia).
Este año, la organización Transgender Europe 2024 reveló que México se posiciona en el segundo lugar a nivel mundial con mayor número de transfeminicidios, pues según sus registros, de 2008 hasta septiembre de 2023 han asesinado a 701 mujeres trans en nuestro país. Brasil ocupa el primer lugar con mil 841 casos.
¿Por qué se llama Paola Buenrostro?
Con esta aprobación se reformará el artículo 148 del Código Penal de la CDMX, para definir que comete el delito de transfeminicidio “quien, por razón de identidad de género o expresión de género, prive de la vida a una mujer trans o a una persona cuya identidad o expresión de género, real o percibida, se encuentre dentro del espectro femenino de género”.
Esta iniciativa fue presentada desde 2021 en el Congreso de la CDMX y lleva ese nombre por el asesinato de Paola Buenrostro. Su caso marcó un antes y un después en la procuración de justicia contra este delito pues, fue el primero en ser reconocido e investigado como transfeminicidio en nuestro país.
Paola Buenrostro fue una mujer trans de 25 años, originaria de Campeche quien vivía en la Ciudad de México, donde se dedicaba al trabajo sexual. Fue durante su jornada de trabajo donde un hombre le arrebató la vida la madrugada del 30 de septiembre de 2016.
De acuerdo con testimonios, cuando el sujeto —que hasta hoy se encuentra prófugo— se dio cuenta de que era una mujer trans, le disparó con un arma de fuego, hiriéndola a muerte.
Paola Buenrostro, era amiga y hermana elegida de la activista Kenya Cuevas, quien fundó la Casa de las Muñecas Tiresias, una asociación civil que nació en 2018 a raíz del transfeminicidio de Paola. Desde entonces, Kenya ha emprendido una serie de acciones para dignificar la vida de las personas de la comunidad de la diversidad sexual y genérica, así como para lograr justicia en el caso de Paola.
En junio de 2019, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México emitió una recomendación por la falta de debida diligencia y aplicación de un enfoque con perspectiva de género en la investigación del caso de Paola.
Finalmente el 29 de septiembre de 2019, tres años después del transfeminicidio, la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de la CDMX reconoció públicamente los actos de agravio cometidos.
Desde entonces, activistas y personas de la comunidad de la diversidad sexual y genérica se encuentran impulsando la Ley Paola Buenrostro, “la cual busca tipificar el transfeminicidio cuando involucre a mujeres trans o que se encuentran en transición, también contempla el reconocimiento de familias elegidas, ya que en muchas ocasiones, las mujeres trans no cuentan con su familia nuclear como red de apoyo”, como nos dijo Kenya Cuevas en entrevista con La Cadera de Eva.