Paquita la del Barrio, una mujer que nunca tuvo miedo de enfrentar el machismo de la industria musical con su voz y actitud, falleció a los 77 años por un infarto. Su legado en la música y la cultura popular mexicana es imborrable, y su influencia en la manera en la que hablamos sobre la violencia contra las mujeres y el rol de éstas en la sociedad, es innegable.
Nacida en Alto Lucero, Veracruz, el 2 de abril de 1947, Francisca Viveros Barradas, conocida como Paquita la del Barrio, enfrentó una infancia marcada por la pobreza y las carencias. Debido a las dificultades económicas de su familia, se vio obligada a dejar la escuela después de completar solo la primaria.
Sin embargo, a pesar de las adversidades, Paquita la del Barrio siempre tuvo una visión clara de su futuro y un deseo ardiente de triunfar. Soñaba con aparecer en la pantalla grande, al igual que su ídolo, Pedro Infante, y quizás incluso dedicarse a la música.
En 1970, decidió iniciar su carrera en la Ciudad de México, presentándose en bares y clubes nocturnos. Allí, su estilo único y su poderosa voz comenzaron a ganar reconocimiento, y pronto se convirtió en una figura destacada en la escena musical mexicana.
Rabia convertida en himno
Paquita la del Barrio vivió una vida marcada por la adversidad, enfrentando la pobreza y el machismo, y sufriendo el engaño, la infidelidad y el abandono a manos de sus parejas. Sin embargo, a pesar de todo, mostró una fortaleza admirable al enfrentarse a aquellos que la habían lastimado.
La infelicidad y el dolor que experimentó se convirtieron en una catapulta que la lanzó hacia una carrera musical a través de la cual desafió las normas y los estereotipos en la sociedad mexicana.
Con su música, Paquita la del Barrio no sólo llenó un vacío gigantesco en la escena musical mexicana, donde las mujeres eran a menudo objeto de crítica y juicio, si no que convirtió el despecho en un arma, la rabia en himno y el dolor en revancha, en un México donde a las mujeres se les enseñaba a aguantar y callar.
En una industria musical, en la que proliferaban letras que solían justificar a los hombres y culpar a las mujeres por los problemas de éstos, tachándolas de ingratas, infieles y codiciosas, Paquita la del Barrio se convirtió en una voz que les hablaba a las mujeres de manera directa y honesta. No cantaba sobre el amor romántico o la pasión, sino sobre la realidad que vivían muchas mujeres en la sociedad mexicana.
Una de sus canciones más emblemáticas es "Rata de dos patas", se convirtió un himno contra la infidelidad y el machismo. En esta canción, Paquita la del Barrio denuncia la hipocresía y la falta de respeto de los hombres hacia las mujeres, y se convierte en una voz de denuncia y protesta. Otra de sus canciones destacadas es "Vivo contenta", un tema que refleja su actitud positiva y su capacidad para superar los obstáculos y las adversidades.
Inspiración
Paquita la del Barrio también fue una inspiración para otras artistas, como Jenni Rivera, quien siempre la admiró y respetó. Jenni Rivera incluso grabó una versión de la canción "Me saludas a la tuya", un tema que se convirtió en un himno para las mujeres que han sido engañadas y traicionadas. La influencia de Paquita la del Barrio en la música y la cultura popular mexicana es profunda, y su legado continuará para las generaciones futuras.
Aunque Paquita la del Barrio nunca se nombró feminista, fue una defensora de las mujeres. Con nominaciones a los Premios Grammy y Latin Grammy, y un Premio a la Trayectoria de los Billboard Latin Music Awards, Paquita la del Barrio es reconocida como una de las voces más importantes de la música mexicana.
Pero Paquita la del Barrio no solo fue una cantante, también fue una persona con una gran sensibilidad y humildad. Quienes la conocieron de cerca dicen que era una mujer sumamente sensible, con una capacidad para ser demoledora con sus palabras y música.
Paquita la del Barrio fue una pionera en la música mexicana, una mujer que se atrevió a romper con los moldes y los estereotipos que se esperaban de las mujeres en la sociedad. Su música y su legado siguen siendo un ejemplo para las mujeres de hoy en día, un recordatorio de que la rabia es fuente de fortaleza para enfrentar las violencias.