El papel de las mujeres en el periodo de la Revolución Mexicana ha sido minimizado a lo largo de la historia oficial del país, y aunque cada vez hay más estudios que retoman y ahondan en la importancia de las mujeres en la vida política de México, el androcentrismo ha colocado al hombre como la figura principal de este cambio histórico.
En marco de la conmemoración de la lucha de esta fecha, recordamos a las mujeres que abrieron el camino para que en las salas de redacción también existan plumas feministas.
En el contexto del Porfiriato, surgieron varias publicaciones escritas por mujeres que encaminaron el trabajo periodístico de las mujeres en el tiempo revolucionario. Antes de ello, existían publicaciones especializadas en audiencia femenina, pero todas estas eran escritas por hombres.
Las mujeres con acceso a la educación eran mujeres con privilegios, en este contexto y bajo la influencia de la educación europea, con ideales de la Ilustración y el liberalismo, en México se crearon publicaciones hechas por mujeres que plantean ideales de emancipación. Entre ellas se encuentran Las hijas del Anáhuac, un semanario que surgió en 1873; El álbum de la mujer de 1883 a 1890; El correo de las señoras, de 1883 a 1894 y Violetas del Anáhuac, de 1887 a 1889.
Rebeldes y periodistas
Aunque sabemos que aún hay plumas por rescatar y dignificar en la historia del periodismo feminista y en la historia de la Revolución Mexicana, recordamos a algunas de las mujeres militantes que combatieron en el movimiento. La vida de estas mujeres está estrechamente ligada, no sólo entre ellas, sino también con el ímpetu revolucionario por luchar por los derechos políticos de las mujeres.
Durante la primera mitad del siglo XX, las publicaciones de mujeres y feministas proliferaron. Hermilia Galindo originaria de Durango, encabezó el movimiento feminista de la época y fue precursora de los derechos de igualdad y derechos políticos de las mujeres. Escritora y editora, fundó en 1915 el semanario ilustrado La Mujer Moderna, feminista, crítica y política. La revista abordaba temas sobre educación laica, educación sexual y derechos igualitarios para las mujeres.
El primer artículo que se publicó tenía por título la leyenda Laboremos, el cual remarcó el paralelismo que se vivía entre la guerra de Independencia y la Revolución, en donde los valores de libertad y justicia compartían con las mujeres la lucha por la reivindicación y dignificación social de las mujeres en México.
Hermilia Galindo fue una de las primeras mujeres en expresar en el Congreso Constituyente la necesidad de que las mujeres pudieran votar, ya que la feminidad no estaba ligada a las actividades de cuidados doméstico, sino que, como los hombres, las mujeres debían ejercer sus derechos políticos, especialmente al sufragio.
Imagen: Fomento Cívico SEGOB
La tríada revolucionaria: periodistas y militantes
Juana Belén, Elisa Acuña y Dolores Jiménez fueron mujeres que dedicaron sus vidas a la actividad social y política subversiva, no sólo apoyaban y difundían la lucha feminista, ponían el cuerpo, mente y letras en la causa revolucionaria.
Juana Belén Gutiérrez de Mendoza fundó en 1905 el primer periódico revolucionario Vesper, bajo el lema “Justicia y libertad” y en oposición al gobierno de Porfirio Díaz. Desde muy pequeña se posicionó en contra de los valores católicos, criticó la represión del Porfiriato y contribuyó a la conformación de asociaciones feministas de la época. Siempre fue vocera y activista política.
Juana Belén estuvo en prisión en varias ocasiones por sus ideales políticos, la primera vez a los 22 años, después de publicar un reportaje sobre las condiciones laborales en el mineral de la Esmeralda en Chihuahua.
Era fiel creyente de la lucha por la liberación, no sólo de la mujer, sino de la dictadura. También fue partidaria de Emiliano Zapata, a quien creía como único líder del movimiento revolucionario y la lucha zapatista.
Imagen: Archivo General de la Nación vía "X" @memoriademexico
Elisa Acuña Rossetti nació en Mineral del Monte, Hidalgo; fue una maestra y periodista revolucionaria pionera del feminismo en México. Luchó en contra de la reelección.
La historia de Elisa Acuña se entrelaza con otra periodista muy revolucionaria; junto a Juana Belén, Elisa fue presa política en 1903. Al salir de prisión, ambas colaboraron en las publicaciones Vesper y Fiat Lux.
En 1910, Elisa Acuña, Juana Belén y Dolores Jiménez y Muro fundaron el club antirreeleccionista “Las Hijas de Cuauhtémoc”: más de 300 mujeres organizaron huelga, exigieron al gobierno porfirista mejores condiciones para las mujeres y un cambio político y social. Fuentes señalan que también participaron el periódico “La Guillotina”.
Dolores Jiménez y Muro nació en Aguascalientes en un hogar liberal. Fue testigo de los primeros levantamientos agrarios en San Luis Potosí. Durante el Porfiriato vivió en la clandestinidad y padeció persecuciones políticas por sus ideales anti huertistas; sus ideas estaban compuestas por un amplio bagaje político y social que le ganaron el apodo entre sus colegas como “la antorcha de la revolución”.
Colaboró en la publicación Vesper, junto con Juana Belén y Elisa Acuña, y a sus 62 años se integró a la redacción de “Las Hijas de Cuauhtémoc”.
Aunque la figura de Dolores Jiménez no ha sido tan visible, su militancia periodística de oposición no queda desapercibida, y junto con las mujeres periodistas de la época podemos afirmar que son históricas.