Un llamado de auxilio
Son las 6 de la mañana del domingo 3 de noviembre, posterior a día de muertos; revisando mis redes sociales me encuentro con el llamado de auxilio de Irinea Buendía en su página de Facebook:
“ACABAN DE IR A BALACEAR LA CASA DE MI HIJA NO HAY GUARDIAS, NI A QUIEN REPORTAR, NADIE QUIERE HACERSE RESPONSABLE LA AUTORIDAD TAMPOCO”.
Escrito así, en mayúsculas, como si las mayúsculas ayudaran a agrandar la petición de ayuda que por el día y hora no lograba todavía la respuesta esperada.
Temblando le escribo a Irinea, le pregunto si ya hay alguien acompañando, si ya se comunicó con la Red, etcétera; busco a las amigas que sé que siempre responden en estos casos, el día se hace largo, doloroso, enrabiante. Nunca había sentido tanto coraje por no poder salir de cama, quiero ir a casa de Irinea, acuerpar, pero mi cuerpa me tiene en cama sostenida de un celular que intenta volverse un arma…
Irinea vuelve a escribir en su página:
A QUIÉN ACUDO? FUERON A BALACEAR LA CASA DE MI HIJA, LOS GUARDIAS NO ESTÁN, NADIE QUIERE HACERSE RESPONSABLE, LA INDOLENCIA DE LA AUTORIDAD ESTATAL Y MUNICIPAL SIGUE HACIÉNDOSE PRESENTE QUIEN NOS PUEDE RESOLVER,!!! AYUDA!!!!!!!!!!! LANZANDO UN GRITO DE AUXILIO!!!!!!!!!!!
El grito de auxilio de Irinea retumba dentro de mí, sigo en contacto con ella, mensajes van y vienen, me quedo ¿tranquila? (no, no me quedo tranquila) cuando sé que ya está acompañada de la Red de Defensoras: a pesar del acompañamiento, del cobijo y de la manifestación de apoyo y exigencia de varias organizaciones como la Red de Defensoras, Amnistía Internacional y la Dirección de Igualdad de Género de la UAQ sigo intranquila, en este país —de 16 feminicidios diarios en cifras no oficiales— no es para menos, hoy todavía está retumbando el llamado de auxilio que hizo Irinea el día 3 de noviembre.
Ese domingo la casa de Mariana Lima Buendía (†) sufrió un violento atentado con armas de fuego, a pesar de supuestamente contar con medidas de protección, éstas no se cumplieron. Los guardias que estaban destinados a protegerla no se encontraban en el lugar, lo cual es gravísimo y muestra el estado de indefensión de Irinea y su familia, no se está cumpliendo el cometido de mantenerla segura y antes bien se cometen omisiones que ponen en riesgo su vida y la de su familia: durante el ataque se encontraba en la casa su otra hija, Michel Buendía.
En septiembre de este año, Irinea había escrito en su perfil de Facebook:
TAL PARECE LA CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA, SUPONGO QUE ASÍ DEBIÓ SENTIRSE MARICELA ESCOBEDO, ANTE LA INCAPACIDAD DE LA PROPIA FISCALÍA GENERAL DEL ESTADO OMISO, NEGLIGENTE, CORRUPTO, QUE COMETE FALENCIAS Y OBSTRUYE LA JUSTICIA (…) NOS QUEDAMOS SIN MEDIDAS DE PROTECCIÓN ANTE LA INCAPACIDAD DE LA FISCALIA DEL EDOMEX, EL PODER JUDICIAL, LA CEAVEM, DERECHOS HUMANOS QUE DEBE PERMANECER VIGILANTE, MIENTRAS YO ME DEDICO A DAR A CONOCER LA SENTENCIA MARIANA LIMA BUENDÍA DE LA SCJN, POR TODA LA REPÚBLICA MEXICANA, PARA QUE HAYA JUSTICIA PARA TODAS Y POR TODAS.
A Irinea le habían retirado las medidas de protección y le habían avisado del hecho por un mensaje de celular, sí, por un mensaje de celular.
Después de una larga serie de esfuerzos colectivos (y de la propia Irinea) se logró que las medidas de protección fueran reinstauradas, la jueza Delfina Gómez Álvarez de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, indicó que se restituyeran de inmediato las medidas de protección, declarando que la integridad física de Irinea y su familia quedaban a cargo y responsabilidad de la Secretaría de Seguridad del Estado de México.
De poco sirvió ante la omisión que puso en grave riesgo la vida de Irinea y la de su familia hace apenas semana y media, cuando los elementos de seguridad abandonaron la casa que deberían resguardar y minutos después ocurrió el ataque armado.
Irinea sospechaba lo que venía -no por nada es una de las mujeres que más tiempo lleva luchando por justicia en este país- e insistía en denunciar a través de sus redes sociales, como lo hizo el 23 de septiembre:
HAGO DEL CONOCIMIENTO DE TODA AUTORIDAD QUE SI ALGO LE SUCEDE A MI HIJA MICHEL ES POR LA NEGLIGENCIA DE LAS AUTORIDADES INCOMPETENTES, DE RETIRAR A SUS GUARDIAS DEJANDOLA DESPROTEGIDA A PESAR DE TODOS LOS ATENTADOS SUFRIDOS EN SU PROPIA PERSONA Y SIENDO PARTE DEL MECANISMO DE SEGURIDAD DE LA SUBSECRETARIA DE GOBIERNO (…)
El mapa de su lucha
La conocí cuando ya la conocía: había oído hablar muchísimo de esa mujer que cruzaba la ciudad (las ciudades) con su portafolio de plástico donde cargaba las fotos de su hija Mariana Lima Buendía, asesinada por Julio César Hernández Ballina, excomandante de la Policía Judicial de Chimalhuacán, lo que volvió la búsqueda de justicia casi un imposible.
Nos vimos por primera vez en un encuentro de mujeres defensoras y después hubo muchos otros encuentros, recuerdo que en esa primera ocasión me impresionaron y estremecieron su calma y su dolor (esa calma que sólo da un dolor profundo y desgarrador).
Me impactó también el modo de llevar y traer consigo a su hija, Mariana Lima Buendia dentro de esa especie de portafolio escolar (uno de esos maletines plásticos que son para proteger cartulinas y mapas), en ese portafolio Irinea carga el mapa de su lucha, de su dolor y a Mariana, su hija asesinada, y a quien se intentó culpar por su propia muerte al declarar que había sido suicidio un evidente feminicidio.
Fue el 28 de junio de 2010, cuando Irinea recibió la llamada que le arrancó la vida (así lo dijo el día que la conocí) y que la lanzó —sin ella haberlo querido o elegido—a ser una defensora. Con muchas madres en México sucede así, son las circunstancias, la falta de investigación, las injusticias, las omisiones, las que las convierten en defensoras, cruzan el país con las fotografías de sus hijas, se vuelven autodidactas en temas que jamás imaginaron que tendrían que estudiar y en ese camino sin retorno están defendiendo no sólo a sus hijas, sino a las hijas de todas.
Y eso fue lo que Irinea hizo con su ir y venir de un sitio a otro con las fotos de Mariana, abría el portafolio, colocaba con calma cada foto y cartel en una especie de tendedero improvisado, rompecabezas de la tragedia; iba desplegando las imágenes de Mariana, las frases escritas a mano sobre cartulinas de diferentes colores, mientras contaba su historia.
No fue suicidio fue feminicidio
"No fue suicidio, fue feminicidio" reza desde el 2010 uno de los tantos carteles que trae de un lado a otro. Uno de los que hacen parte del tendedero que lleva y trae consigo en ese portafolio del que parece sostenerse para no caer.
La recuerdo caminando con su portafolio en la mano, a Irinea es imposible no mirarla caminar, no quedarse detenida en su figura andariega hasta que ya no se alcanza a distinguir. Irinea tiene un modo particular de caminar (y va caminando a todos lados) como meciéndose por el peso del portafolio de plástico donde trae las fotos de Mariana y por el peso del dolor y los años de lucha.
Irinea, Irinea Buendía, esa tan amada por muchas de nosotras, la madre que se enfrentó al feminicida y a todo el cuerpo policial, la que puso una inmensa cruz de color rosa en el Estado de México, en la calle en donde está la casa en la que Julio César Hernández Ballina asesinó a Mariana. La misma casa que fue atacada a balazos el 3 de noviembre, hace 9 días.
Muchas veces le han arrancado la cruz y ella la pone reforzada. En una ocasión, recuerdo que pintamos cientos de cruces rosas con la leyenda "Ni una menos" porque si quitaban una les íbamos a poner 100. Las cien se pusieron, esa es Irinea Buendía.
Irinea ha luchado incansablemente y tras una década de perseverancia, involucrando a veinte ministerios públicos, tres fiscales y procuradores estatales, logró que la Suprema Corte de Justicia de la Nación reabriera el caso en 2015, sentenciándolo como feminicidio. Este fallo histórico, logrado por Irinea, marcó precedente en la lucha contra la violencia de género en México, ya que implicó el reconocimiento de:
- El derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.
- La obligación de investigar y juzgar con perspectiva de género.
- La necesidad de brindar reparación integral por violaciones de derechos humanos.
Irinea realizó una investigación autodidacta en derecho y criminalística, desmintiendo el supuesto suicidio de Mariana. Su perseverancia llevó a la captura de Julio César Hernández en 2016.
Irenea Buendía enfrenta graves riesgos; agresiones y amenazas la han obligado a abandonar su hogar, desplazándose forzadamente. Debido a la virulencia de los ataques que ha recibido fue que logró los supuestos mecanismos de protección que ahora cometieron la terrible omisión que derivó en el ataque.
Su situación refleja la vulnerabilidad que enfrentan muchas defensoras de derechos humanos en México. Es fundamental que el Estado garantice su seguridad y protección, cumpliendo con la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, pero el Estado está siendo omiso, en una de las pláticas que sostuvimos esta semana me escribió:
“No quieren hacer nada, porque se echan la pelota dicen que es estatal”.
Justicia y justicia para todas
A pesar de las amenazas y atentados Irinea no ha parado, en 2023 recorrió dieciséis estados con la Caravana Nacional por la Justicia, impulsando una nueva ley que llevará el nombre de su hija Mariana Lima. La propuesta busca castigar a servidores públicos que obstruyan el acceso a la justicia en procesos de denuncia por feminicidios, garantizando una investigación exhaustiva y sin prejuicios.
Irinea nos necesita, es momento de estar con ella, de defenderla, de exigir que se cumplan las medidas de protección; también es momento de cuidarla y protegerla así como ella nos ha cuidado y protegido a todas. Urge que articulemos maneras de estar con Irinea, que manifestemos nuestra estancia, nuestro respaldo organizado.
Irinea, con su lucha, ha cuidado y cuida a diario de nuestras vidas, ha acompañado cientos de familias en su búsqueda por justicia, ha cobijado a todas las mujeres que la han necesitado y hoy ella necesita del cobijo, protección y apoyo de todas nosotras. No podemos dejarla sola ante esta agresión. Sí, es responsabilidad del estado cumplir con las medidas cautelares, pero es nuestra responsabilidad ética acompañar a Irinea así como ella nos ha acompañado a nosotras.
Hacer efectivo y afectivo el "No estás sola" y coordinarnos ante el ataque que recibió hace una semana y media. Seamos todas, como alguna vez lo fuimos. Seamos una con ella. Si el Estado es omiso no lo seamos nosotras, busquemos junto a Irinea, como ella misma dice: “Justicia y justicia para todas”.