Frente al avance de los discursos de odio en la región, las políticas antiderechos y la desinformación, la Red para la Diversidad en el Periodismo Latinoamericano (REDIPE) inauguró hoy su Quinta Conferencia Latinoamericana sobre Diversidad en el Periodismo, bajo el lema “Resistimos y Existimos”.
El encuentro, que se realiza en formato virtual, reúne a casi 300 periodistas, comunicadoras y activistas de más de una docena de países —entre ellos Panamá, Brasil, Argentina, México, Colombia, Venezuela, Honduras, Estados Unidos, Uruguay, Chile, Perú, El Salvador, España, Portugal, Italia, República Dominicana, Costa Rica y Cuba—.
A cinco años de su creación y tres desde su consolidación formal, REDIPE se ha convertido en un espacio fundamental para impulsar la diversidad, la equidad y la inclusión en los medios de comunicación. A través de webinars, capacitaciones y comunidades de aprendizaje, la organización ha tejido una red que conecta a periodistas y medios de toda la región. “Queremos que este espacio sea incluyente y seguro, un refugio frente al odio y la censura”, señaló Mariana Alvarado, cofundadora de la Red.
El programa de esta edición reúne cuatro paneles, dos charlas magistrales, dos rondas de presentación de proyectos y, el sábado, cuatro talleres, incluido uno de SembraMedia titulado “10 claves para la sostenibilidad de medios independientes”. Los temas centrales recorren la diversidad sexual, la migración, la discapacidad, los pueblos indígenas y afrodescendientes, y la perspectiva de género.
La revolución como necesidad periodística
La inauguración estuvo a cargo de Graciela Rock, directora de La Cadera de Eva, quien celebró que la conferencia se realice en formato virtual, permitiendo la participación de voces que suelen quedar fuera de los grandes foros. “Este formato da lugar a quienes no se ajustan a la norma de producción capitalista y son sistemáticamente invisibilizadas y silenciadas”, afirmó.
Con humor, respondió a las teorías que buscan desacreditar los espacios feministas: “Ni George Soros ni los fondos woke nos mandan generosos cheques para reunirnos a hablar de periodismo urgente”.
Inspirada en la poeta Pat Parker, Rock recordó que el periodismo no puede conformarse con reformas cosméticas. “Para sobrevivir en este mundo, debemos comprometernos a cambiarlo, no a reformarlo, sino a revolucionarlo".
Desde esa convicción, advirtió que América Latina atraviesa una crisis profunda de fe en la verdad y en la humanidad. En toda la región, dijo, “se multiplican los mensajes de odio, el miedo a la diferencia y los llamados a un supuesto orden natural que pretende justificar la violencia”.
Rock evocó ejemplos recientes de esa resistencia: las protestas de jóvenes en Perú frente al autoritarismo, las movilizaciones indígenas en Ecuador, las manifestaciones argentinas contra los recortes y el trabajo de periodistas que siguen informando en Honduras y México pese a las amenazas. “En cada territorio, hay una chispa que se niega a apagarse”, dijo.
Para Rock, el periodismo transformador parte del rigor, la visibilización y la articulación. “No basta con contar lo que pasa —explicó—, debemos mostrar cómo lo contamos, transparentar nuestras fuentes, reconocer nuestros errores y las limitaciones de nuestros datos”. En contextos de represión, añadió, el rigor se convierte en una forma de defensa frente a la imposición de una sola verdad.
También insistió en la importancia de tejer alianzas. En tiempos de polarización, dijo, “si nos dividen, perdemos, y si nos aislamos, cedemos el terreno”. El periodismo, añadió, debe ser un muro de bloqueo frente a la fragmentación social y a la trampa de la falsa equivalencia, que equipara las voces del poder con las de quienes resisten.
“El poder no teme tanto nuestras palabras —aunque sí las teme—, sino nuestras alianzas. El periodismo que necesitamos es el que incomoda, que se la juega y que visibiliza lo invisible”, concluyó.
Si quieres conocer el programa completo e inscribirte a los talleres, consulta la agenda aquí.