Shein, la tienda de ropa en línea, anunció que establecerá una planta en México, donde se producirá su ropa y productos de manera masiva, de acuerdo con Reuters. No hay duda que el mercado de la moda rápida es rentable, accesible y ofrece todas las comodidades de compra; el fast fashion es tendencia y detrás de esta, las maquilas operan a toda hora y las manos obreras laboran hasta dobles jornadas sin derechos de seguridad ni acceso a la salud. ¿Qué más esconde la industria de la moda en México?

Un informe realizado por Acción Ciudadana Frente a la Pobreza develó las condiciones de millones de mexicanas -principalmente- y mexicanos que laboran en la informalidad de una de las industrias más voraces: la moda. Este es un desglose de los hallazgos más importantes del segundo informe nacional “La Precariedad Laboral está de Moda”.

La industria de la moda, a la que pertenece Shein, a nivel mundial amasa un estimado de 3 billones de dólares, si esta producción pudiera convertirse en un país, sería la séptima en el mundo. Por encima de países latinoamericanos como Brasil, Chile y México. 

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En nuestro país, este sector representa el 3.8% del producto interno bruto nacional, generando un aproximado de 836 mil millones de pesos. Para ponerlo en perspectiva, esta cantidad es equiparable al sector financiero como bancos y aseguradoras e incluso, a la industria de construcción. Asimismo, sus ganancias triplican a la industria hotelera, restaurantera y alimentaria. Estos datos acercan a la primera sentencia: la industria de la moda es uno de los brazos económicos más poderosos de México.

En las filas de personas trabajadoras, la mayoría se encuentra ocupada por mujeres, pues se contabiliza que el 56% de la moda textil, zapatos y accesorios son trabajados por ellas.

Hasta hace tres años se contabilizó que en nuestro país laboran 1 millón 948 mil personas en la industria de la moda, de este universo, poco más de la mitad (52%) trabajan sin derechos básicos. 

Subcontrataciones violentas

¿Cuál es el modus operandi de las fábricas y pequeños talleres? El informe señala que la mayoría de las personas son “subcontratadas”, no reciben un contrato de ley que estipule un salario fijo y por supuesto, no poseen prestaciones de ley ni seguro. 

En las grandes y medianas empresas, como supermercados o tiendas, la violación a los derechos humanos y laborales se vuelve aún más indignante al vender discursos que socialmente las destacan como empresas “socialmente responsables”, mientras ejercen prácticas como reducir costos de nómina, negar el reparto de utilidades y eludir responsabilidades patronales que están estipuladas en la ley. Estas son otras violencias que documenta el informe y que son perpetradas por las grandes empresas de la industria textil: 

  • Las personas pueden trabajar para empresas que reciben utilidades anuales gigantescas, pero legalmente no tienen acceso a estas prestaciones porque su contrato está firmado en una razón social distinta.

  • Obligan a firmar cartas de renuncia desde la contratación. 
  • Contratos temporales de tres meses que no permiten que las y los trabajadores generen antigüedad. 
  • Eliminar toda posibilidad de demostrar antigüedad a través de la rotación de personal cada cierto tiempo; así se evitan conflictos e instrumentalizan a las y los trabajadores. 

  • Al utilizar esquemas de remuneración con salarios bajos, contribuyen a cotizaciones mínimas en el IMSS. 

  • Imposibilidad de alcanzar pensión, conseguir créditos o cotizar en Infonavit. 

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Aunque estas prácticas conocidas como outsourcing han sido prohibidas desde 2021 por la Secretaria de Trabajo, este esquema de trabajo continúa operando en las maquilas, talleres, tiendas departamentales e incluso, empresas transnacionales con sede en nuestro país. 

Mujeres sin derechos en la industria de la moda

2 de cada 3 personas que se desempeñan en este rubro son mujeres y de este universo, el 57% de ellas trabaja sin derechos laborales. 

Estas violaciones se dan a través de ser contratadas por grandes empresas a través del outsourcing o recibir empleo en pequeños talleres -incluso familiares- donde no perciben ninguna remuneración económica. 

“No es normal que la mayor parte de las personas trabajen y vivan en pobreza, porque su ingreso laboral no es suficiente ni para adquirir la canasta básica para una familia de 2 personas (ellas mismas y una más) y también porque trabajan pero carecen de afiliación al seguro social y por ende de acceso a salud, estancias infantiles, ahorro para el retiro y demás protecciones de la seguridad social. Su trabajo se convierte en fábrica de pobreza.”, denuncia el informe.

En el conversatorio del documento “Análisis de una perspectiva de género y de la industria manufacturera” publicado por la organización Círculo feminista de análisis jurídico se denunció que las mujeres en la industria textil trabajan hasta 18 horas en condiciones laborales muy precarias e inseguras. 

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Asimismo, el sedentarismo de permanecer sentadas de manera continúa les acarrea problemas de sobrepeso, obesidad y daña su salud emocional, pues registran altos índices de estrés y ansiedad. Este mismo informe reveló que es frecuente que las mujeres sean hostigadas, violentadas y castigadas por sus empleadores. 

¿Qué se puede hacer para transformar esta realidad?

Si bien intentar cambiar una realidad instaurada puede parecer imposible, las acciones pequeñas e individuales abonan a transformar esta industria, eso sí, sin perder de vista que la responsabilidad recae en las empresas violentadoras que transgreden los derechos laborales y humanos. En este sentido, Acción Ciudadana Frente a la Pobreza recoge las siguientes demandas:

  • Invitamos a promover un consumo más responsable en prendas de vestir, calzados y accesorios. 
  • Replicar la esta exigencia contra las marcas y empresas, como Shein, para que asuman sus responsabilidades. 
  • Garantizar que el Estado verifique la erradicación de la subcontratación abusiva, mejorar remuneraciones, prestaciones y estabilidad laboral.