A unos días de la conmemoración del 8 de marzo, la Ciudad de México amaneció este 5 de marzo con un Zócalo blindado por vallas metálicas. Una escena que recuerda a años anteriores y que, sin embargo, cobra un nuevo significado bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum, la primera mujer en ocupar el cargo.
En la conferencia mañanera de este miércoles, Sheinbaum defendió la instalación de las vallas en torno a Palacio Nacional como una medida de protección tanto para las mujeres policías como para las manifestantes. "No vamos a permitir que quemen la puerta de Palacio", aseguró la presidenta, haciendo énfasis que su intención de garantizar seguridad en las protestas. Sin embargo, la decisión ha generado críticas entre la comunidad feminista, pues contrasta con el lema que la llevó a la presidencia: "Llegamos todas".
Las vallas metálicas, lejos de ser un símbolo de protección, son vistas por muchas como un recordatorio de la distancia entre el poder y las demandas de las mujeres.
Y es que el 8M será un día crucial para la primera presidenta de México. A diferencia de sus años como jefa de Gobierno de la capital, esta vez las exigencias de justicia, igualdad y derechos serán dirigidas directamente a su administración.
Sheinbaum, quien se ha definido en diversas ocasiones como una mujer feminista, ha sido cuestionada por sus decisiones y acciones en relación con los derechos de las mujeres en México. Aunque su ascenso a la presidencia representa un hito histórico para las mujeres del país, sus discursos y gestos en torno al feminismo han suscitado controversia, especialmente al recordar los conflictos que tuvo durante su gestión como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México con diversos movimientos feministas.
Las críticas hacia Sheinbaum se han centrado en el uso de la fuerza contra las manifestantes en sus protestas, especialmente durante las marchas del 8M. Durante su gestión, las fuerzas de seguridad de la Ciudad de México fueron acusadas de violaciones a los derechos humanos, con mujeres detenidas, violentadas y perseguidas por la Fiscalía capitalina, lo que generó un clima de desconfianza hacia su administración.
Uno de los episodios más polémicos fue su enfrentamiento con la colectiva Antimonumenta Vivas Nos Queremos, un grupo que se formó en respuesta a la violencia feminicida y que, en septiembre de 2021, tomó el pedestal donde se encontraba la estatua de Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma. En su lugar, las activistas colocaron una silueta de una mujer con el puño levantado, un símbolo de resistencia y lucha feminista. Además, renombraron la Glorieta de Colón como la Glorieta de las Mujeres que Luchan y pintaron los nombres de mujeres víctimas de feminicidio y desaparición, así como los de luchadoras sociales y defensoras de derechos humanos.
Este espacio, transformado en un lugar de memoria y resistencia, se convirtió en un símbolo de las demandas del movimiento feminista. Sin embargo, el gobierno de Claudia Sheinbaum reaccionó con firmeza ante este acto de protesta.
A los pocos días, anunciaron que en ese sitio se colocaría una réplica de la estatua de la Joven de Amajac, una figura indígena, lo que desató un enfrentamiento entre las colectivas feministas y la administración capitalina. A pesar de los intentos del gobierno por desmantelar la antimonumenta, las colectivas persistieron en su lucha, utilizando las redes sociales como una herramienta para visibilizar la violencia institucional que enfrentaban.