"Mucha gente... piensa que somos como una horda iracunda de mujeres tratando de destruir el mundo y en realidad somos un movimiento de mujeres que buscamos la igualdad y condiciones y oportunidades para todas, todos y todo aquel que se represente como quiera ser representado". Estas palabras de Julieta Cazzuchelli, universalmente conocida como Cazzu, "La Jefa del Trap", resuenan con la fuerza de un manifiesto en cada rincón donde su voz se escucha.

La artista argentina, nacida en Ledesma, Jujuy, el 16 de diciembre de 1993, ha hecho historia como una de las figuras más influyentes del trap latino. Su apodo, “La Jefa del Trap”, no es gratuito: ha construido su carrera enfrentando estereotipos, resistiendo presiones y rompiendo con los moldes de un género históricamente dominado por voces masculinas.

Ahora, con Perreo, una revolución (Penguin Random House, 2025), Cazzu trasciende la música para irrumpir en la escena literaria. Su libro —ya posicionado como el segundo más vendido de su editorial— es una apuesta feminista que busca reescribir el significado del perreo, desde la autonomía corporal hasta la sororidad radical.

“Primero soy reguetonera y después soy feminista” (Cazzu)

Feminismo, maternidad y autenticidad

Durante la presentación de su libro en Ciudad de México, Cazzu habló con claridad sobre el impacto de la presión mediática, el escrutinio público y la desigualdad de trato hacia las mujeres en la industria musical. Expresó sentir una "responsabilidad" por ser mujer y artista en este contexto, y por usar su plataforma para amplificar otras voces. Aunque confiesa que preferiría ser “más misteriosa y supercool”, su compromiso con la causa feminista la impulsa a hablar.

Lejos de clichés o slogans vacíos, Cazzu redefine el feminismo desde la empatía y la inclusión:

“No es odio, no es exclusión. Es un movimiento de mujeres que luchamos por igualdad de condiciones y oportunidades para todas, todos y todes. Y todavía es idealista pensar que ya no hace falta ser feministas. Seguimos buscando esa igualdad"

La trapera jujeña reconoce que el reguetón y el trap han sido históricamente espacios con narrativas machistas, pero también los concibe como territorios que pueden ser reapropiados y resignificados. “Este perreo es una revolución para todas y todos”, aclara, desmantelando la idea de que su mensaje es un ataque a los hombres.

De hecho, expresa su deseo de que su música también sea escuchada por ellos: no como una concesión, sino como una invitación a repensar y acompañar este cambio cultural.

Perreo, una revolución no es un manifiesto individual. Es un texto colaborativo, tejido con las voces de otras artistas del género urbano como Tokischa y Villano Antillano, así como feministas que han nutrido su visión. En palabras de la propia Cazzu:

“Yo nunca hice este libro sin la ayuda de la otra. Mi discurso no es solo mío: está completado por las ideas, el apoyo y las historias de las otras"

Este enfoque horizontal —basado en redes de apoyo más que en rivalidades— es también una crítica a la competencia que el sistema impone entre mujeres. Cazzu apuesta por el conocimiento compartido, la escucha activa y la construcción de espacios donde todas podamos brillar.

De Julieta a Cazzu: una integración valiente

La escritura del libro coincidió con una etapa crucial en su vida: el embarazo. Antes de convertirse en madre, Cazzu volcó sus pensamientos, emociones y luchas en el texto, y hoy lo mira con una perspectiva más madura. Ha aprendido a transformar la crítica y la misoginia en crecimiento. Lo que antes dolía, hoy fortalece.

“He aprendido a alinear a Cazzu con Julieta. Ya no hay máscaras. Mi arte y mi voz son auténticas"

Este proceso también ha influido en su manera de componer: desde un lugar más honesto, más evolucionado y más libre.

Cazzu no solo canta, también cuestiona, denuncia y propone. Su voz desafiante, segura y analítica nos invita a repensar la música urbana como un terreno fértil para el cambio cultural y social.

En sus manos, el perreo deja de ser solo una danza corporal y se convierte en una herramienta de resistencia, libertad y transformación feminista.

Porque cuando una mujer se apropia del beat, del micrófono y de su historia, no hay vuelta atrás. El trap, el reguetón y el feminismo tienen nueva jefa. Y es del norte argentino.