La pastilla anticonceptiva de emergencia, conocida como "la pastilla del día después", es una herramienta crucial en la salud sexual femenina. Sin embargo, a su alrededor giran muchos mitos y desinformación.
Conversamos con el doctor Eduardo Ceh, ginecólogo y obstetra y vocero de M de Mujer, una organización comprometida con brindar información accesible y confiable sobre salud sexual y reproductiva gratuita en México y Centroamérica, para aclarar todas nuestras dudas.
¿Qué es y cuándo se usa?
La Pastilla Anticonceptiva de Emergencia (PAE) es un método anticonceptivo diseñado para ser utilizado después de una relación sexual sin protección. Es fundamental en situaciones donde el método anticonceptivo regular ha fallado (como la ruptura de un condón o la expulsión de un DIU).
También es una herramienta vital en casos de abuso o violencia sexual. Su principal objetivo es prevenir embarazos no deseados.
Ojo: no es para usarla todos los días, sino para esos momentos de riesgo inesperado.
Tipos de PAE disponibles en México
Existen dos opciones principales, y elegir la adecuada es clave:
Levonorgestrel (1.5 mg)
- Dosis única.
- Más eficaz cuanto antes se tome (ideal entre 24 y menos de 72 horas después de la relación sexual).
- Eficacia de hasta 90%.
Ulipristal (30 mg, “Femelle One”)
- Efectiva hasta 5 días después de la relación de riesgo.
- Supera la eficacia del levonorgestrel después de las primeras 72 horas.
- Opción preferida para personas con IMC > 30.
Resumen rápido:
- Si han pasado más de 3 días o si tienes sobrepeso u obesidad, la mejor opción es ulipristal.
- En todos los casos, ambas pastillas funcionan mejor cuanto antes se tomen.
¿Cómo saber cuál pastilla es mejor para mí?
Además del tiempo desde la exposición y el índice de masa corporal, es importante considerar antecedentes clínicos, como alergias a la fórmula o insuficiencia hepática, ya que estas pastillas se metabolizan en el hígado.
También hay interacciones con otros medicamentos (como algunos antiepilépticos) que podrían contraindicar su uso. Ante cualquier duda, la mejor opción es acudir a una consulta médica para recibir asesoramiento personalizado.
Aunque las pastillas son las más conocidas, el doctor Ceh señala que el DIU de cobre es el método más efectivo de emergencia.
- Puede colocarse hasta 5 días después de la relación sexual de riesgo.
- Especialmente útil si la ovulación ya ocurrió, momento en el cual las pastillas no serían efectivas.
Mitos comunes
El doctor Ceh nos ayuda a romper con la desinformación:
"Si la uso frecuentemente, no podré tener hijos en el futuro." ¡Falso! La pastilla anticonceptiva de emergencia no altera la fertilidad.
"La usaré para interrumpir un embarazo ya existente." ¡Totalmente falso! Una vez que la fecundación ha ocurrido, la pastilla ya no tiene efecto y el embarazo probablemente continuará. No es un método abortivo.
"Aumenta mi riesgo de cáncer." ¡Falso! El riesgo de cáncer está ligado a factores conocidos y estudiados, no al uso de estas pastillas en personas sin dichos factores.
"Me volveré irregular de forma permanente". Si bien pueden presentarse sangrados irregulares o alteraciones en las próximas dos menstruaciones, esto es temporal, y la persona suele regresar a su patrón menstrual regular.
"Si tomas Coca-Cola, se vuelve inefectivo." Este es otro mito sin fundamento. La eficacia de la pastilla no se ve afectada por el consumo de bebidas como la Coca-Cola.
El miedo o la vergüenza al solicitar la pastilla son barreras comunes. Parte de este estigma viene de las primeras versiones en los años 70, con dosis hormonales muy altas y efectos secundarios. Sin embargo, las pastillas actuales, especialmente el acetato de ulipristal lanzado a partir de 2010, son mucho más seguras, tolerables y efectivas.
“Hay que romper el paradigma del avergonzamiento y la estigmatización. Los profesionales de la salud debemos brindar atención empática, solidarizarnos con quien acude a adquirir la pastilla y hacerla sentir bienvenida y apoyada” (Doctor Eduardo Ceh)
La educación sexual es clave: prevenir un embarazo no deseado es parte de la salud sexual y del bienestar integral. En México, además, no se necesita receta médica para adquirirlas, lo que facilita el acceso.