En nuestro país, la lesbofobia, homofobia y transfobia es un pensamiento colectivo de odio y discriminación que permea en la vida de millones de personas en nuestro país. El Día Internacional contra estos discursos de odio ha concluido, pero en la mesa, aún quedan cuestiones por resolver y señalar con insistencia, pues en la lucha contra una vida de violencia, toda persona debe ser partícipe y acuerparse

En perspectiva, estos son algunos datos importantes que no deben perderse de la agenda pública LGBT+:

  • 5 de cada 10 padres y madres de familia señalaron no estar de acuerdo en que sus hijo/as contraigan matrimonio con alguien de su mismo sexo.  (Encuesta Nacional sobre Discriminación)
  • Sólo en 2021, se registraron un total de 55 transfeminicidios (ONG: Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana)
  • Hay registro de 179 homicidios perpetrados por motivos de orientación sexual o expresión de género (ONG: Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana)
  • Las personas de la comunidad LGBT+ tienen una esperanza de vida de 35 años, según el Centro de Investigaciones y Estudios de Género.
  • El 72% de los estudiantes pertenecientes a la comunidad LGBTT al menos una vez han escuchado comentarios discriminatorios por parte de sus docentes, personal y compañeros (Encuesta Nacional sobre Violencia Escolar basada en la Educación Sexual, Identidad, Expresión de Género hacia Estudiantes LGBT en México) 

  • Los adolescentes pertenecientes a la comunidad LGBT, tienen tres veces más probabilidades de intentar cometer suicidio que las personas heterosexuales, siendo la segunda causa el acoso escolar. Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG, 2021)

  • La comunidad de mujeres trans, es una de las más vulneradas en México, el 76.3% de ellas han padecido altos niveles de violencia y discriminación (La situación de acceso de las personas trans en México)”

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La violencia discriminatoria, psicológica, económica, laboral y cotidiana que atraviesa a las personas de la comunidad LGBT+ debe ser nombrada y reiterada en datos puntuales que nos acerque a entender el crisol de una realidad que, con frecuencia, es postergada por el Estado. 

En este escenario, Leo Morán del colectivo Hola Amigue comparte en entrevista para La Cadera de Eva que, desde su vivencia, la opresión sistémica es palpable y se manifiesta aún en las cosas más simples, por ello, recoge tres pilares importantes que forman parte de su renuencia y fuerza. 

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Resignificando espacios y acompañando

Los espacios de cuidado y escucha son un necesario en la vida de toda persona, sobre todo, cuando se habla de lugares que, desde la interseccionalidad, comparten experiencias comunes y tejen luchas.

No se puede hablar de “una vida libre de violencia para todas/os” sin antes, entender qué atraviesa a las personas de la comunidad LGBT+ y visibilizarlo, por ello, Leo Moran señala que espacios de discusión y compañía como Hola Amigue se convierten en una piedra angular para construir un mundo más seguro e inclusivo

“Aunque nosotros no generemos estas redes de apoyo por sí mismas, sí generamos el espacio para distintos eventos presenciales o virtuales que dan pie a esto que muchas veces se pierde: contar nuestras experiencias y cosas simples como qué atravesamos en el día a día como personas trans o no binarias, es algo muy necesario”, explica para La Cadera de Eva

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¿Por qué es tan necesaria la existencia de esta clase de eventos y espacios?, desde la perspectiva de Leo Morán, crear estos lugares permite que las personas conozcan a otras, -que les serán compañía-, construyen sus redes de apoyo y, de manera conjunta, brinda herramientas como el compartir saberes o incluso, incorporarse a colectivos que son guía para el autocuidado, la protección e incluso, conectarles con el mundo laboral. 

La lucha contra los estereotipos de género

El estereotipo de género es un fuerte condicionante en la vida de cualquier persona y que pacta, desde el nacimiento, nuestra manera de socialización y cómo debemos relacionarnos con nuestro género. Este pacto define las conductas estereotipadas por la cultura, explica el Instituto Nacional de las Mujeres, sin embargo, es un fenómeno que es maleable que es responsabilidad de toda persona cuestionar y derribar

En esta situación, Leo Morán explica que hablar de género es algo que está fuertemente enraizado con las personas binarias y trans, pues es una cuestión que les atraviesa fuertemente al existir una tendencia violenta en contra de la expresión de género no estereotipada. 

“Es un constante, ¿cómo se manifiesta y cómo se ve?, entonces, estas expresiones desafían lo que es normativo. Es importante empezar a conocer otras maneras de vivir el género, creo que no existe sólo una manera de vivirlo y tampoco ni una persona que pueda cumplir con todos estos “requisitos” que están impuestos por el rol de género”

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Desde su perspectiva, existe una urgencia por comenzar a deconstuir la manera en que entendemos el género (que ha sido instaurado de manera colectiva), de esto deviene que la existencia de personas que muestran distintas maneras de expresión de género y hacen escuchar sus voces y vivencias, abren una brecha en donde la sociedad puede comenzar a cuestionar los roles de género desde la escucha y la empatía.

El transfeminismo: la importancia de converger luchas y objetivos

¿Qué sucede con el sistema y por qué es importante reivindicarlo?, Leo Morán señala que el problema de este sistema patriarcal es muy simple: no está creado para él, nada del sistema está hecho para reconocerlo y validarlo. 

Desde el derecho humano a una identidad y a un nombre hasta la impartición de la justicia, la opresión recae de manera directa en los grupos en situación de vulnerabilidad

“Todo el sistema está creado para crear una culpa hacia las personas trans y tenemos que pagar por ello, entonces, creo que los desafíos más grandes son tan simples como poder conseguir cambio de nombre, un cambio de sexo, acceder a un servicio de salud, acceder a procesos de afirmación de género donde además los costos son muy altos”, explica para La Cadera de Eva.

De manera entretejida, todas estas obstaculizaciones abonan a otras violencias, por ejemplo, la dificultad para encontrar empleo o acceder a la educación superior al no contar con documentos de identificación. En caso de obtenerse, el miembro de Hola Amigue explica que se da origen a una constante estigmatización donde las instituciones tienden a ejercer violencia y discriminación al no considerar a las personas trans capaces de desempeñarse en ciertos rubros, por supuesto, todo respondiendo a los roles de género estipulados

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En este sentido, surge el último muro de las personas trans y no binarias para resistir, y es el hecho de acuerparse con otras luchas para combatir de manera conjunta; el feminismo es trans pero jamás, blanco. Este último postulado es algo que defiende Leo Morán y lo explica de la siguiente manera.

“A veces el feminismo que más se llega a conocer a ese feminismo blanco que al final, pues es un sistema de opresión también (…) por su parte, el transfeminismo habla desde las vivencias, incluso del hombre trans, algo que el feminismo transexcluyente y blanco ha creado esta ilusión de que las masculinidades son malas por naturaleza y que toda persona con expresión masculina es violenta”, explica.

Para él, es impensable que el feminismo transite solo, pues existe un abanico muy amplio de feminismos que también necesitan ser escuchados y que nacen desde la interseccionalidad. Es un necesario que las personas conozcan otras ramas del feminismo escuchando las voces de otras compañeras -siempre sin perder de vista que todas somos atravesadas por el género y la violencia-, sólo de esta manera, acota Leo Morán, podremos entender lo que ignoramos y comenzar a modificar el paradigma discriminatorio que azota a nuestro país.