¿Por dónde empezar a hablar del lesbofeminismo y su revolución antipatriarcal?, para abrir esta lectura, vale la pena recordar la frase de la pensadora Adrienne Rich, quien señalaba que antes que cualquier movimiento feminista, existían las lesbianas, mujeres que amaban a otras mujeres, encaraban los roles de género y rechazaban definirse en relación a los hombres. Mujeres que fueron torturadas y borradas de la historia, a quienes el lesbofeminismo, se ha encargado de recordar sus luchas, nombres y rebeldía.

A principios de los años 70s emergía el Gay Liberation Movement y en este contexto sociopolítico y cultural, la maestra, escritora y feminista lesbiana Sheila Jeffers de la Universidad de Melbourne publicó “Unpacking Queer Politics”. 

En esta importante obra se expuso la manera en que las mujeres lesbianas que impulsaron el movimiento feminista y la liberación gay, vivían reprimidas por el sistema patriarcal que les demandaba mantener en secreto su disidencia sexual para no “entorpecer” los movimientos políticos - feministas y además, pese a luchar en conjunto con otros hombres homosexuales, sus demandas quedaron rezagadas y las mujeres sáficas (mujeres que aman a otras mujeres) pasaron a segundo plano a comparación de sus compañeros gays.

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Con esta invisibilización, las mujeres lesbianas decidieron tomar con sus manos los movimientos, crear su propio espacio y fundar una de las prácticas teóricas más rebeldes y desafiantes al patriarcado: el lesbofeminismo

En México, mientras las lesbianas feministas  europeas y estadounidenses de los setentas desarrollaban el pensamiento lesbofeminista, las activistas mexicanas también realizaban los primeros bagajes de este pensamiento a través de publicaciones sáficas, implementaban la palabra “lésbica” a los discursos homosexuales y se daba origen a los primeros grupos lésbico feministas: las Ákratas, Lesbos y Olikabeth, todo esto, entre en 1976 y 1980. 

Olikabeth fue el primer movimiento en nuestro país en pronunciarse públicamente reconociéndose como una organización de mujeres lesbianas y feministas. Realizaron planteamientos políticos, se manifestaron en instituciones gubernamentales, luchaban por erradicar la creencia de que las lesbianas intentaban ser hombres -pensamiento común de la época- y participaron activamente como una contingenta con agenda propia y diversa, de acuerdo con la investigadora Adriana Fuentes, de la Red Temática de Estudios Transdisciplinarios del Cuerpo y las Corporalidades.

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El nombre de una de las activistas lesbofeministas más importantes de estos movimientos es Yan María Yaoyólotl. Lesbiana, feminista, anarquista y artista, es una de las mexicanas que, desde principios del movimiento a la fecha, se ha posicionado firmemente en contra de la misoginia que existe en los movimientos homosexuales, las teorías queer que parten de la academia y ha defendido el lesbianismo, no sólo como una cuestión sexual, sino como una posición en contra de la opresión, el falocentrismo y el androcentrismo

¿Qué propone y cuestiona el lesbofeminismo?

Estos son algunos postulados sustanciales para entender la postura lesbofeminista, tomando como fuente el artículo académico Lesbian Feminism: Rejecting the Patriarchal Idea of Heterosexuality as the ‘Norm’ escrito por J.A Fisher y a la poeta y ensayista lesbofeminista Adrienne Rich. 

  • Posicionamiento en contra de la heterosexualidad obligada y el matrimonio:

El lesbofeminismo sostiene que estas dos herramientas conforman una parte importante del poder patriarcal que tiene como causa última, mantener las estructuras patriarcales, perpetuar el rol de género y también la estructura capitalista que oprime y vuelve dependiente a la mujer

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  • La heterosexualidad es una institución:

De acuerdo con Adrienne Rich, el lesbofeminismo resiste en contra de la heteronormatividad que alinea y convierte a la mujer en un ser insatisfecho. Por el contrario, este movimiento busca la emancipación de la mujer, la libertad, la búsqueda de su propio camino, el amor entre otras compañeras y la lucha entre mujeres

  • El lesbofeminismo no es una cuestión de sexualidad:

A raíz de este postulado, se desprende otro importante punto y es que las relaciones sáficas no son exclusivamente eróticas ni sexuales, por el contrario, el lesbofeminismo prioriza el amor entre mujeres como modo de resiliencia al sistema heteropatriarcal. No se trata de una cuestión meramente de homosexualidad, por el contrario, es la resistencia contra la heterosexualidad impuesta a las mujeres, lo que asegura el derecho del hombre a poseerles de manera física, emocional y también, apropiarse de la vida pública (trabajos, decisiones, educación…)

“El lesbofeminismo es una posición política, es la rebelión de las mujeres dirigida a la abolición del sistema falopatriarcal tanto económico, social, político y ecológico,como cultural, simbólico, sexual y espiritual, hacia la construcción de una nueva sociedad justa.” (Yan María Yaoyólotl)

  • El lesbofeminismo también es interseccional:

Este pensamiento también se incorporó a otros discursos que atraviesan el género, la raza y la clase. Mujeres como Audre Lorde, Cherrie Moraga y Barbara Smiths, dieron pie a un lesbofeminismo afrodescendiente.  Este movimiento pone al frente la diversidad y se contrapone a la opresión sistémica en contra de las minorías. 

El lesbofeminismo afrodescendiente denuncia cómo el feminismo blanco, los prejuicios, el estatus y la raza, debilitan el poder que tiene el amor entre mujeres. Algo que nombran como “hostilidad horizontal”; cuando no tienes el capital cultural, social y la seguridad para que la sociedad te reconozca como mujer lesbiana (Audre Lorde).

Obras sáficas de mujeres que debes leer

  1. “El cuerpo lesbiano” de Monique Witting 
  2. “Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana” de Adrienne Rich
  3. “El amor es BxH/2” de Norma Mogrojevo 
  4. “El triunfo de la masculinidad” de Margarita Pisano
  5. “Escritos de una lesbiana oscura: reflexiones críticas sobre feminismo y política de identidad en América Latina” Yuderkys Espinosa Miñoso. 

“La amistad, me parece, se construye con un pie en lo privado y el corazón, y el otro, en lo público - político del pensar… del pensar juntas. Con todo lo que esta dimensión conlleva de valores y de responsabilidades sociales y humanas” (Margarita Pisano)

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