La serie de Anatomía de Grey se convirtió en uno de los programas más populares de las últimas décadas. Una trama de personas del área de la salud que sigue sus vidas de cerca, desatinos, amores y decepciones al interior de un hospital de urgencias. Entre el constante drama, se cuenta la historia de Meredith, una doctora exitosa que persigue, en la mayoría de los episodios, el amor de Derek, uno de sus colegas. A lo largo de la serie, Meredith se esfuerza en demasía para agradar a su compañero y desvirtuar a las otras mujeres, colocándose así misma como “la mujer ideal”, dando así, origen a un adjetivo que años después se viralizaría en la cultura popular: 'pick me girl'.

El hecho cliché de la mujer exitosa e inteligente que suplica a un hombre ha sido criticado no sólo por la audiencia, sino también, por la misma actriz que dio vida a Meredith, Ellen Pompeo. 

Fue durante el programa Actors on Actor que Ellen Pompeo explicó a la conductora Katerine Heigl que le avergonzaba actuar algunas de las actitudes de su personaje, pero nunca sintió tanta rabia como cuando dijo: “Elígeme a mí, déjala a ella y ámame” en el episodio 5 de la primera temporada, transmitido hace 17 años.

Esta frase definiría el personaje de la doctora Meredith y terminaría por convertirse en uno de los chistes de la cultura popular más famosos en distintas redes sociales. En su momento, las comunidades de Twitter bromeaban bajo el hashtag “Pickme” y ahora, años después, la comunidad de Tik Tok han reavivado a la polémica relación de Meredith y Derek, existiendo casi 100 mil clips y videos en esta aplicación, asimismo, el término “Pick me” ha resurgido, pero esta vez, en un contexto completamente nuevo, donde las generación Z ha resignificado esta frase.

¿Entonces, qué significa ser pick me?  Según la definición de The Urban Dictionary , este adjetivo se usa para definir a las mujeres que se esfuerzan por obtener validación del género opuesto a través de comportamientos que le dejen ver a los hombres que “no son como las otras chicas”. 

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En otras palabras, es una clase de comportamiento sexista que ejercen las mujeres en contra de otras. La socialización de una “pick me girl” es violenta, ejerce el pacto patriarcal, desvirtúa el trabajo de otras compañeras o rechaza la amistad femenina. Comentarios como: “prefiero tener amigos hombres”, “ella se lo buscó”, “yo no me visto como las otras”, “yo no consumo lo que las otras mujeres”, “yo no soy como las demás”, son algunas posturas que reafirman un comportamiento sexista, sin embargo, se debe acotar que no se trata de culpabilizar, por el contrario, primero hay entender el sistema patriarcal y cómo es que aprendemos a concebir la valorización del hombre por encima de la mujer.

En este sentido, la socióloga feminista, maestra en estudios de la mujer y especialista en teoría feminista y pensamientos de las mujeres, Margarita Mantilla comparte para La Cadera de Eva que la sociedad está configurada a través de la dominación masculina y la subordinación femenina

“La estructura dicta que el hombre es superior, entonces esta configuración es posible gracias a la misoginia, el odio o aversión a las mujeres (…) Claro que puede ser ejercida por el hombre machista, pero también, puede replicarla una mujer y cualquier persona que se haya desenvuelto en esta estructura patriarcal. Una pick me girl, está envuelta en un sistema de dominación patriarcal que exalta la aprobación masculina”, explica la especialista.

La automisoginia: rompiendo el odio y amando a las otras 

¿Cuántos comentarios de odio lanzamos en contra de nuestro cuerpo?, ¿cuántas veces las mujeres sienten vergüenza de sus intereses/gustos/pasiones?, ¿cuántas mujeres mantienen una relación de odio en contra de sí mismas?, estas son algunas preguntas que se colocan en el visor al momento de hablar de la automisoginia y la manera violenta en que nos percibimos. Para la maestra en estudios de la mujer Margarita Mantilla, esta relación en contra de nosotras mismas, se puede manifestar al exterior, es decir, en la manera en que se socializa con otras mujeres. Por ello, ser conscientes de esta relación es vital para romper con la cadena de comportamientos patriarcales

“La toma de consciencia va a implicar modificar la relación que tengo conmigo misma para que sea lo más satisfactoria posible y ahí sucede, que modifico mi relación con las otras y rompo con este ciclo de automisoginia y misoginia a las otras. El patriarcado desde el discurso dominante se alimenta de la misoginia del hombre, pero también, de las mismas mujeres hacia ti misma y hacia las otras” (Margarita Mantilla)
 

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¿En dónde depositamos el cuidado y el amor?

Además de la automisoginia, entra otro contexto importante y es el amor y valorización que depositamos en los hombres -pero nunca en nosotras mismas, ni en las otras-, algo que la doctora en humanidades, investigadora y escritora Coral Herrera acota en su obra Hombres, Masculinidad(es) e Igualdad, donde expone que la crianza es distinta, pues mientras al hombre se le enseña a defender la libertad y ser cuidados, a la mujer, se le enseña a poner el amor romántico en el centro de su vida. 

“A ellos se les hace creer que siempre habrá una mujer cuidándolos, primero mamá, luego la esposa. Y a nosotras, nos hacen creer que nacimos para cuidar (….) el papel de ellos es recibir cuidados y ser amados, el nuestro darlos.” (Coral Herrera)

Esta opinión converge con Margarita Mantilla, quien explica cómo las mujeres adoptan un papel de amar, respetar, cuidar y siempre poner al hombre en primer lugar, por encima de nosotras que, en sus palabras, “no ocupamos ni el segundo, ni el tercer lugar en nuestras propias vidas, somos las últimas”. 

De estos dos puntos (automisoginia y el amor desproporcionado a los hombres) deviene esta necesidad de aprobación masculina, no porque sea un acto que las mujeres elijan a consciencia, sino más bien, por una estructura social de dominación y androcentrismo, algo que la maestra en estudios de la mujer define como “el engaño del patriarcado”.

Es esta sed por ser parte de lo que dicta nuestra cultura dominante que todo el tiempo apunta a que la superioridad es masculina, entonces, esto es el engaño del patriarcado que se traduce en prácticas como el pick me girl, que para agradar al grupo “dominante”, las mujeres replican actitudes violentas y misóginas hacia las otras. Entonces, como estas mujeres pertenecen al grupo de las “otras” y no a las mujeres “inferiores”, ellas sí pueden ser aprobadas, pueden ser la mujer ideal y subordinada, reflexiona Margarita Mantilla.

No necesitamos aprobación, sino libertad

Finalmente, la herramienta por excelencia que tienen las mujeres para romper con este patrón de comportamiento patriarcal, es precisamente el feminismo y el autocuidado. Como se mencionó anteriormente, erradicar la automisoginia, fomentar el propio cuidado y tomar consciencia de cómo la mujer vive atravesada por el género permite entender las experiencias de vida de las otras, relacionarnos desde el respeto, el amor, la protección y el apoyo. En palabras de la socióloga feminista: 

“¿Cuál es la práctica feminista?: Priorizarme, cuando yo empiezo a priorizarme a mí, sucede que tomo mas consciencia y empatía de las otras mujeres, en tanto que ya tomé esa consciencia de mi propia condición y cambio mi estrato hacia las mujeres de mi vida, desmantelo la misoginia y erradico toda esa aberración contra las mujeres, la competencia y la rivalidad. Nosotras somos dueñas de nuestra vida, no necesitamos aprobación de nadie y el centro de nuestra vida debe ser la plena libertad, porque vivir así es subvertir al sistema dominante” (Margarita Mantilla, especialista en teoría feminista y pensamiento de las mujeres)