Con la cuenta regresiva rumbo al Mundial 2026, México no sólo se prepara para recibir turistas e inversiones, también prepara políticas de “renovación” urbana que terminan por desplazar a quienes no encajan en el modelo de ciudad “moderna” que se quiere proyectar. Esto es un silencioso tipo de violencia sistemática y se llama limpieza social.

México será coanfitrión del evento más grande de fútbol en el mundo; la Copa Mundial de la FIFA con sede tripartita, Canadá, Estado Unidos y México, que tendrá su inauguración en el Estadio Azteca de la capital mexicana. Además, el país albergará un total de trece partidos —cinco en el Estadio Azteca de la CDMX; cuatro en el Estadio Akron, en Zapopan, Jalisco; y cuatro más en el Estadio BBVA en Monterrey, Nuevo León.

Con ello se espera que las ciudades transformen vialidades, espacios públicos y zonas comerciales para dar una “mejor presentación” al turismo internacional, sin embargo, detrás de los discursos de remodelación y seguridad, ya se reportan operativos que criminalizan a personas en situación de calle

Para conocer más al respecto, platicamos con Luis Enrique Hernández, director de El Caracol, una organización que acompaña y visibiliza la inclusión social de las poblaciones callejeras. Te contamos.

¿Qué es la limpieza social?

El término fue definido por la entonces Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (ahora Comisión de la Ciudad de México en 2009), como un acto de estado donde hay un desalojo de las personas de la vía pública sin que exista la autorización de un juez", una práctica que afecta principalmente a las poblaciones callejeras, vendedores ambulantes, trabajadoras sexuales y otros grupos en condiciones de vulnerabilidad, explica Luis Enrique Hernández, en entrevista con La Cadera de Eva.

Este es un fenómeno “viejo” que se intensifica durante eventos internacionales de gran atracción turística, como eventos deportivos o visitas papales; en 2012 El Caracol logró documentar acciones de limpieza social en al menos 12 ciudades del país, incluidas la CDMX, Guadalajara y Querétaro. 

“Documentamos con claridad lo que ocurrió durante la visita del Papa (Francisco) a México en 2016. Hicimos un seguimiento del antes y el después: quince días antes del evento y una semana después mapeamos toda la ruta papal. Identificamos las zonas donde habitaban personas que dormían en la vía pública y pudimos constatar que fueron desalojadas durante una semana y media”.

Desde El Caracol, aún no han iniciado acciones de documentación específicas en la Ciudad de México para el Mundial 2026, pero ya están recibiendo avisos de desalojos en Guadalajara, explica Luis Enrique Hernández. ”Colegas y organizaciones que trabajan en Guadalajara ya están documentando actos de desalojos en relación con las zonas que serán visitadas por los asistentes al Mundial, especialmente en las áreas cercanas al centro”.

¿Qué tiene que ver con la gentrificación?

Como te contamos en esta nota con Racismo MX, la gentrificación juega un papel importante en el desplazamiento y desalojo de la población originaria, que no pueden pagar el elevado costo de vida en sus propios barrios. Esta situación afecta particularmente a quienes viven o trabajan en la calle, pues son excluidas sistemáticamente del espacio público por considerarse “personas no gratas".

Una de las manifestaciones más populares de la limpieza social es la “arquitectura hostil” diseñada para impedir el uso del espacio público a personas en situación de calle, una forma silenciosa pero efectiva de exclusión social.

Cuando una ciudad comienza a recibir fondos públicos, atraer turismo o volverse destino para personas extranjeras, como ha ocurrido recientemente en la Ciudad de México, se implementa una estrategia de marketing que busca promover una imagen atractiva y positiva de la ciudad, conocida como mercadeo de ciudades. 

Cuando se hacen corredores turísticos, como los de Paseo de la Reforma o el Centro Histórico, la presencia de personas en situación de calle o que trabajan en el espacio público suele ser mal vista. Por ejemplo, en el corredor de Madero, difícilmente se encuentra a alguien durmiendo en la calle, desde que esta vialidad comenzó a ser llamativa para el turismo, hemos documentado desalojos con el objetivo de mantener una imagen “limpia”.

Un ejemplo claro fue el convenio firmado en 2022 por Claudia Sheinbaum, entonces Jefa de Gobierno de la CDMX, firmó en colaboración con la Unesco y la plataforma digital de alojamientos, Airbnb, en 2022 para posicionar a la ciudad del país como la “capital del turismo creativo” para nómadas digitales. Entonces fue criticado por las repercusiones que tendría en el aumento del costo de la vivienda; hoy, la crisis multifactorial se agudiza.

Aporofobia: el odio a la pobreza

La aporofobia, entendida como "el odio a la pobreza", es un concepto documentado y desarrollado por una filósofa y doctora en ética española, Adela Cortina. Bajo este concepto, las personas buscan diferenciarse de los demás por cuestiones económicas o de estatus, ya que "nadie quiere ser pobre, nadie quiere identificarse como pobre porque las consecuencias de ser pobres son lamentables siempre y son vivir rechazo, no tener acceso a servicio... que te traten con lástima", reflexiona Hernández.

"La limpieza social es una de las expresiones más claras del odio a la pobreza que se tiene, porque en realidad quienes viven en la calle necesitan servicios del Estado, acceso a la salud, y que las instituciones que pueden garantizar tanto su identidad como su seguridad."

Para instituciones como El Caracol, más allá de la estigmatización, la limpieza social no es más que el reflejo del odio generalizado a la pobreza, que a menudo se cataloga a las personas en situación de calle como posibles delincuentes o como quienes “afean” la ciudad, cuando en realidad necesitan servicios básicos del Estado como salud, identidad y seguridad.

La violencia de vivir sin hogar en la ciudad

El odio sistemático a la pobreza deja profundas heridas individuales y colectivas que terminan por poner en riesgo a quienes viven o trabajan en la calles, y es que al ser desplazadas comienzan a habitar zonas más peligrosas. 

 uis Enrique Hernández explica que esto tiene un grave impacto emocional y detrimento de la salud mental debido a la violencia del desalojo, manifestado en tristeza, depresión, miedo, ansiedad y falta de herramientas para gestionar emociones negativas y, sobre todo, se experimenta una sensación de no pertenecer a la ciudad que habitan, lo cual va en contra del derecho a la ciudad, dado que la Constitución de la Ciudad de México reconoce a las poblaciones en situación de calle como un "grupo de atención prioritaria". 

Por ello, es urgente que las autoridades de la Ciudad de México diseñen programas adecuados para que estas personas puedan acceder a una vida diferente y fuera de las calles.