¿Cómo se puede pelear contra algo tan grande como el sistema? Con frecuencia, se escucha hablar de múltiples violencias individuales, pero al hablar de la sistémica se encuadran una serie de cuestiones socioculturales e históricas que resultan difíciles de derrocar -y a veces, hasta de ver-. Para entender mejor a qué se refiere la violencia sistémica y la manera en que permea en la vida de mujeres e infancias, hay que asentar las bases de su significado. 

Primeramente, se debe acotar que existe una revolución al momento de hablar de la violencia sistémica y es que, se encuentra tan engarzada a las sociedades que resulta invisible para millones de personas: la subestimamos e incluso justificamos

Sobre esto último, la antropóloga Ana Martínez aborda en su obra "Violencia Sistémica" que vislumbrar todas estas manifestaciones de violencias conlleva un ejercicio consciente, sin embargo, el resto del tiempo es sumamente difícil percibirlas por su sutileza.

“Vivimos en un mundo violento que lo es tanto o más por la violencia invisible que por la evidente”, explica la antropóloga.

Y el problema con la violencia sistémica crece, no sólo por la dificultad de verla, sino por la tolerancia que las mujeres y personas en situación de vulnerabilidad han aprendido a desarrollar para soportar vivir en un sistema agresivo. Ana Martínez recuerda una pancarta que leyó durante una protesta social y que le atravesó profundamente: no es un síntoma de buena salud estar adaptado a un sistema enfermo. 

Con esto, se abre esta primera parte de este glosario.

¿Qué es la violencia sistémica?

La especialista Ana Martínez define esta violencia en su obra “Violencia sistémica y género: disidencias y resistencias”, acotando  que es aquella que no puede ser atribuida a un sujeto particular, sino que se encuentra en todos los espectros de la vida que generan condicionantes. Esto último haciendo especial hincapié a la necesidad de eliminar la creencia de que la violencia sólo se puede sostener bajo un precepto: víctima -victimario

Con esto, se explica que no sólo se trata de una dualidad de únicamente dos agentes para que se geste la violencia, sino que en realidad, pueden intervenir muchas personas, contextos e instituciones simultáneamente. 

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¿Cómo entender la violencia sistémica?: Un ejemplo

Para dejarlo palpable, la antropóloga lo expone con un ejemplo concreto: la violencia doméstica. ¿En qué se piensa al hablar de este fenómeno? Muy probablemente, este tema sea considerado como algo donde confluyen únicamente dos personas, algo privado, sin embargo, hace falta una lectura más profunda para entender el proceso sociocultural - patriarcal- histórico y hasta geográfico que vive la mujer.

Ana Martínez continúa: “La violencia en el ámbito doméstico no es percibida como un problema social, se asocia a una problemática de pareja y en el peor de las derivaciones a un asunto de mujeres.”

La tradición de considerar que la violencia doméstica debe arreglarse en el hogar, puede desembocar en que la mayoría de las personas de la comunidad, aunque a sabiendas de un caso de violencia doméstica, decidan no intervenir y tampoco denunciar. Entonces, queda reflexionar, ¿cuántos agentes violentan a esa víctima de violencia doméstica al mismo tiempo? Eso sí, tampoco se exime la culpa del Estado, pero hablaremos de ello más adelante. 

Con esto, nos acercamos a entender que en la violencia sistémica, no hablamos sólo de una dicotomía víctima/victimario, sino que todas las personas e instituciones podemos ser partícipes de esta violencia con la inacción, el silencio, la corrupción y la misoginia, por mencionar algunos. 

El glosario CONAVIM en conjunto con el Instituto de las Mujeres acota que esta violencia se inserta en dinámicas sociales producidas y reproducidas a través de la articulación de diversos poderes, medios de comunicación,  el Estado, estereotipos y pautas que actúan sobre -y con- la sociedad en conjunto. Además, los órganos especifican que la propia multidimensionalidad de la violencia genera distintos tipos de manifestaciones de la misma que generalmente se combinan y alimentan las unas de las otras. 

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¿Cómo influye el rol de género con la violencia sistémica?

Para atravesar la violencia sistémica con el género, podemos dar un salto a la obra “Las estructuras elementales de la violencia” de Rita Laura Segato donde el hilo conductor son las estructuras patriarcales de poder

Anteriormente, se acotó el ejemplo de violencia doméstica de la antropóloga Ana Martínez y Rita Segato nos encausa a este mismo ejemplo y lo cruza con la manera en que las tradiciones y el rol de género abonan la normalización de la violencia de la siguiente manera: 

“El grado de naturalización del maltrato se evidencia, por ejemplo, en un comportamiento reportado una y otra vez por todas las encuestas sobre violencias de género y cuando se pregunta: ¿Usted sufre violencia doméstica? Las entrevistadas responden negativamente. Pero cuando se cambian los términos de la pregunta nombrando tipos específicos de maltrato, el universo de víctimas se triplica” (Rita Segato)

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Esto lo explica más adelante la escritora, señalando que con este ejemplo se muestra el carácter “digerible” de la violencia; un fenómeno normativo donde participa un conjunto de reglas que crean y recrean esta normalidad.

La violencia sistémica preocupa por su carácter de invisibilidad, pero también, Rita Segato advierte que es imposible erradicarla o modificarla por un decreto o con un golpe de tinta, pues no sólo basta con suscribir leyes, pues estas estructuras están arraigadas a lo que ella define como “fantasías culturalmente promovidas” y que constituyen todos los márgenes del sistema.

Ya hablamos de la responsabilidad social pero, ¿y el Estado? Durante la conferencia magistral “La guerra contra las mujeres y las nuevas formas de acumulación” dada en la Universidad de Guadalajara, la filósofa feminista Silvia Federici condensó este apartado en una simple y poderosa frase:

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Si te interesa conocer más sobre el Estado y cómo se gesta la violencia en nuestras instituciones, te recomendamos leer nuestro glosario feminista: “¿Qué es la violencia estructural y cómo podemos identificarla?

Entonces, si la violencia sistémica es sutil y se encuentra en todos los aspectos de nuestra vida, desde la familia, la comunidad, los espacios demográficos, el contexto social, los medios masivos de comunicación, el Estado, las costumbres, la cultura, el imaginario colectivo  y roles de género, ¿qué se puede comenzar a hacer para erradicarla?

Rita Segato nos habla de una revolución que parte desde un acto concreto: el trabajar la consciencia. La antropóloga explica en “Las estructuras elementales de la violencia” que, aunque se trate de un trabajo lento, es indispensable comenzar a cuestionar todo lo que el sistema ha instaurado y sus propagandas, dimensionar la violencia, no minimizar los sentires cuando algo nos resulta violento, reformular nuestra socialización con los otrxs y sobre todo, trabajar una herramienta feminista muy poderosa: los afectos y la sensibilidad.

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