Son las 19:00 horas y un grupo de mujeres ha comenzado a reunirse en una casa. Algunas llegan presurosas, pues recién termina su jornada laboral, otras regresan de dejar a su hijo en casa o recién terminan su entrenamiento en el gimnasio. El espacio es un refugio seguro para ellas y el pegamento para reconstruir el espíritu: “Estoy hecha pedazos”, repite una mujer de 76 años; minutos después, se escucha de nueva cuenta esta frase, pero esta vez, en la voz de una joven de 21 años. Esta es una de las pocas reuniones separatistas de Alcohólicos Anónimos  (AA) en la Ciudad de México

La sesión se levanta y la voz de Marta abre el diálogo, una mujer de mediana edad que no recuerda el porqué llegó a ese lugar, sin embargo, explica que sabía bien que necesitaba del brazo de otras mujeres que le dieran un motivo para llenar un vacío doloroso. Marta nunca bebería en el trabajo y se sorprendió al encontrarse así misma haciéndolo; Marta nunca bebería en frente de su hijo y la historia se repitió. Para ella, su cordura se había destruído. 

-Sí, también la mía-, se escucha una voz al fondo, su nombre es Rosa, la mujer más grande entre la decena de las presentes. Vive con una adicción al alcohol desde hace más de 50 años. La juventud le pasó entre los dedos y de manera veloz entre cantinas, siempre escapando de su familia, que ella nombra como “los burgueses”. Al final, su rebeldía pudo más, alcanzó sus sueños como actriz, fue el sostén de sus hijas y logró dejar el alcohol por más de 20 años, hasta que la viudez y la soledad la hicieron recaer: “Lo más imbécil de mi vida fue eso (...) qué vergüenza ver a mis hijas yendo por mí porque estaba hasta el queque”.

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Soledad” y “vergüenza”, son las palabras que se enraizan en el discurso de la mayoría de las mujeres, reluciendo la importancia de la salud mental algo que, en sus palabras reconocen de la siguiente manera: el alcoholismo -o la drogadicción- es apenas un síntoma de una enfermedad dolorosa más grande que aqueja desde la infancia o adolescencia, como la tristeza, el abandono, el abuso sexual

La vida ingobernable

A la edad de 13 años, Lucía comenzó a trabajar por orden de su padre y, en este espacio, es donde vivió abuso sexual por parte de un conocido de su familia. Años más tarde, volvió a vivirlo por parte de un médico. El alcohol, explica, le “brindó un servicio”. Fue el cobijo, el alivio pasajero y también, el pilar de su vida para seguir trabajando y explotar el lado más extrovertido de su personalidad. Este episodio de su vida se titula: “La vida ingobernable”.

Años más tarde, esa vida comenzó a desmoronarse.

“Mi vida se deterioró tanto que me hizo cuestionarme muchas cosas (...). Cuando lo hablé con otras compañeras del grupo e identifiqué los abusos de mi vida fue un alivio. A partir de ello, me pasó algo muy mágico y es que, pude preguntarme por primera vez en mi vida ¿qué es lo que quería hacer?, por fin podía soñar, porque nadie me había enseñado a vivir. Terminé un doctorado, mi segunda maestría y, ahora, soy académica”

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En 90 minutos se escucharon diversos relatos que comenzaron a partir de una Navidad, cuando un padre intentó enseñar a su hija a beber, mujeres que vivieron abuso doméstico en la infancia, la manipulación de un novio violento en preparatoria, una maternidad solitaria, el rechazo familiar, el matrimonio forzado, el abuso sexual reiterado en estado de intoxicación y una cantidad de verguenza que expresaban como insostenible.

Ser mujer alcohólica está cabrón y yo tengo que hablar de lo que viví: Luz Almaraz

La abuela de Luz murió por cirrosis a causa del alcoholismo, aunque en su familia es un hecho del que se habla a escondidas y se reniega. Ella recuerda verla siendo encerrada en su habitación para evitar que continuara consumiendo. Este episodio en su vida es un parteaguas que, años más tarde, sería una bandera en su lucha en contra del estigma que, históricamente ha querido mantener a las mujeres con adicciones aisladas y en lo privado. 

“La adicción nos aísla, especialmente a las mujeres que estamos sufriendo. Habemos muchos tipos de mujeres adictas: las que salieron de casa y desafiaron a la sociedad y dijeron “me vale madres, no me importa” y las que fueron encerradas bajo llave para que nadie las viera. Siempre lo he dicho, en el hombre es normal que sea borracho, parrandero y jugador porque de eso se trata, pero una mujer no tiene ese permiso social”.

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¿Y tú Luz, qué tipo de adicción viviste?: “¿Yo?, yo fui el tipo de adicta que enfrentó al mundo y a la familia. Soy la mujer que se expuso como carne de cañón para todas las violencias, donde los hombres me abusaron y me vejaron, y yo fui quien vivió el rechazo, porque a los ojos de la sociedad, yo era el monstruo; yo me lo merecía. Sentía una vergüenza horrible, pero, ¿por qué mi familia sentía vergüenza de mí?, ¿por qué me avergonzaba un padecimiento que cualquier otro hombre puede tener sin sentir esa misma vergüenza que yo traía?”.

En un contexto altamente patriarcal, continúa, no hay espacio para las mujeres con adicciones, no hay institución, no hay lugar donde estemos seguras, donde seamos bienvenidas. 

El espacio de AA separatista (sólo de mujeres) es un caso extraordinario que se reúne una vez a la semana y que nació de la organización amorosa y la amistad de un grupo de mujeres que coincidieron; sin embargo, la filosofía general de estos centros es mixta, por lo que la atención para el tratamiento de las adicciones se ofrece de la misma manera a todas las personas. 

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En los interiores de estas pláticas, el espacio es altamente masculinizado, de acuerdo con información de la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (2016- 2017), sólo 94 mil 872 mujeres se incorporaron a programas de desintoxicación, en comparación con los 981 mil 122 hombres que pidieron apoyo en el tratamiento de sus adicciones

En la primera parte de esta investigación se entrevistó a la doctora Gisel Cano, especialista en adicciones que ha trabajado en múltiples centros de reinserción social, quien señaló la alta incidencia de abuso sexual que viven las mujeres en adicción y cómo estar expuestas a grupos masculinizados y violentos puede generar ansiedad entre las mujeres en estado de vulnerabilidad que atraviesan violencia doméstica y/o sexual

En este sentido, Luz Almaraz, que ha sido parte de AA desde hace 27 años, explica que la violencia machista se extiende también en estos centros: 

"Los hombres se refieren a ellas -las mujeres- con un lenguaje violento, aprovechan el espacio para compartir cosas obscenas, pero con el tiempo y al interior del programa cambia este comportamiento (...). Al interior de la dinámica no puede haber acoso, pero en cuanto sales por la puerta, sí lo hay" (Luz Almaraz)

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Primera parada: La opción segura, con perspectiva de género y eficaz… ¿quién puede acceder a ello?

Desayunos, comida y cena, jardines, terapias con especialistas con preparación en perspectiva de género, reuniones separatistas con mujeres terapeutas, atenciones personalizadas para cada paciente, gimnasios y una serie de estrategias fructíferas en el tratamiento de adicciones; estas son las herramientas que ofrece Meaning Group una de las clínicas más reconocidas en Latinoamérica con sede en Bogotá y que ya se encuentra ofreciendo servicios en México

Jorge Rodríguez, psicoterapeuta e investigador desde hace 16 años de esta clínica en modalidad de internado, explica que, a lo largo de su carrera en el tratamiento de las adicciones, ha encontrado que los programas públicos a nivel Latinoamérica no ofrece una buena calidad ni intensidad en el seguimiento de desintoxicación, por ejemplo, mientras que las instituciones públicas ofrecen terapias psicoterapéuticas muy breves o requieren de una larga lista de espera de meses, en clínicas privadas la atención es integral (ejercicio, terapias con psicoterapeutas, atención especializada en caso de abuso sexual, actividades al aire libre y talleres) obteniento así, un un alto margen de éxito. 

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Un fenómeno interesante acontece  a los interiores de estas clínicas y es que, de unos años a la fecha, la cantidad de mujeres que han ingresado a esta clínica se ha duplicado, pues anteriormente, se recibía un promedio de siete hombres y tres mujeres, ahora,  cinco hombres y cinco mujeres reciben tratamiento privado

Luz Almaraz, quien a lo largo de casi tres décadas transitó por diversos grupos de AA,acota el mismo comentario: las zonas con mayor poder adquisitivo en la Ciudad de México, como Polanco o Narvarte, tienen un mayor número de mujeres, mientras que los grupos ubicados en La Merced, Iztapalapa o a la periferia, cuentan con apenas una o dos mujeres -a veces ninguna- por cada 10 hombres. 

 En estos dos datos converge otro factor común: el abandono del tratamiento

“¿Sabes quiénes abandonan más y por qué?”, pregunta Jorge Rodríguez y responde consecuentemente: las mujeres; porque, aunque están aquí recibiendo apoyo, no pueden dejar de preguntarse cómo estarán sus hijos y su familia. Ellas sienten que no pueden y no deben estar tanto tiempo fuera de su hogar. Algo muy diferente a los hombres que abandonan por el trabajo o por cualquier excusa, pero yo nunca he escuchado que un hombre abandone por el peso del hogar ni la educación de sus hijos. 

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Al cuestionarlo sobre las clínicas de internamiento público o los grupos de apoyo como AA, el especialista acotó que, si bien ha sido un tratamiento que ha resultado útil para muchas personas, él encuentra algunas resistencias hacia el tema, especialmente cuando se trata de mujeres, pues son ellas quienes cargan con el rol de género y la feminidad, lo que las orilla a buscar ayuda o incorporarse a escondidas de su familia -y desde el desconocimiento- a centros para el tratamiento de las adicciones altamente violentos que, en sus palabras, las tratan sin alguna ética ni dignidad humana.

“No, no somos un tratamiento económico porque tenemos un equipo de terapeutas profesionales, no son terapeutas que se encuentran en muchos centros de adicciones que su único título es haber vivido una adicción. Ojo, no quiero descalificar el trabajo de nadie, pero nuestros profesionales, son personas que tienen mínimo una maestría y que tratan un máximo de tres pacientes.”, explica Jorge Rodríguez en entrevista con La Cadera de Eva.

Acceder a un programa de esta calidad no es una opción pública y sólo un porcentaje mínimo de la población logrará ser internada en estas instalaciones: población que cuente con el apoyo de la familia, estabilidad económica y libertad para ausentarse del trabajo lo que dure el programa. Este nicho de mujeres es mínimo, considerando que en México, las mujeres económicamente activas, el 45.7% de la población femenina, gana 7 mil 607 pesos de manera mensual, (mil pesos menos que el hombre). Entonces, ¿por qué la atención de calidad y segura queda al servicio de ciertas esferas privadas?  ¿Qué espacios públicos les quedan a las mujeres y otras personas con adicciones?

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Segunda parada: Los programas públicos del Estado

Al interior del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se cuenta con PREVENIMSS, que consiste en una serie de recomendaciones preventivas universales que se ofrecen al interior de sus unidades médicas, escuelas, guarderías y centros de trabajo. El objetivo del programa es brindar consejos que promueven la salud y previenen adicciones

Enfermería y personal del área de trabajo social, son los dos sectores encargados de desarrollar los temas educativos para infancias, adultos y personas en la vejez. En estas estrategias se encuentra información reflexiva y temas educativos de acuerdo al grupo de edad, todo esto con la finalidad de “incrementar la resiliencia”, según señala información oficial de su boletín informativo “Salud en línea: Definición de Adicción a Sustancias”.

En total, existen cinco ramas para la prevención de adicciones divididas, únicamente, por grupo de edad:

  • ChiquitIMSS: Programa informativo dirigido a infancias de 3 a 6 años de edad y a padres/ madres que acuden a su Unidad de Medicina Familiar (UMF) o forman parte de las guarderías del instituto

  • JuvenIMSS: Orientado para adolescencias/infancias de entre 10 y 19 años. Este programa preventivo se brinda en las UMF y al interior de escuelas de nivel medio superior y superior. 

  • Ella y él: Este programa de prevención abarca el grupo de edad más grande, de 20 a 59 años de edad y se brinda en ciertas empresas que cuentan con convenio en el instituto

  • Envejecimiento activo PREVENIMSS: Las personas mayores a 60 años son quienes reciben información, pláticas e información preventiva. 

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Estos grupos importantes apelan a la prevención de las adicciones, sin embargo, de acuerdo con información oficial, el instituto no cuenta con áreas especializadas para el tratamiento de las personas que viven con una adicción. En este sentido, el IMSS ha desplegado una serie de estrategias desde 1996 en conjunto con Alcohólicos Anónimos (AA) y  el Centro Nacional para la Prevención y Control de las Adicciones.

Compartiendo esfuerzos” es el nombre de la estrategia que se implementa una vez al año desde hace 27 años y que consiste en acercar a la población a los grupos AA como una opción viable en el tratamiento de adicciones. Este programa ha alcanzado a un total de 247 mil 141 personas oyentes, de las cuales, 5 mil 513 se integraron a un grupo AA, según el último registro de Compartiendo esfuerzos 2015. Es decir, que sólo el 2.2% de quienes obtuvieron información de esta campaña se incorporaron a un grupo de apoyo mutuo (AA). 

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Asimismo, de acuerdo con cifras del IMSS, se han ofrecido un aproximado de 50 mil consultas por adicciones a través de las unidades médicas.  En México existe un aproximado de 20 millones de personas con adicción al alcohol, de acuerdo con la Secretaría de Salud 2021, por lo que si se hace una comparativa, las atenciones que ha brindado el instituto representarían atención a sólo el 0.25% de la población con alcoholismo. El porcentaje es mínimo si se toma en cuenta que esta comparación no incluye personas que viven con una adicción a alguna de las siguientes sustancias frecuentes en nuestro país: 

  • Tabaco

  • Opio y derivados

  • Cocaína

  • Mezcalina

  • Marihuana

  • Meperidina

  • Cloroformo

  • Barbitúricos

  • Somníferos

  • Fentanilo 

Y, ¿cómo funciona la atención del IMSS? De acuerdo con el doctor Jesús Maya, de la División de Medicina Familiar, PREVENIMSS permite reconocer si una persona vive una adicción leve, moderada o severa. En caso de determinarse que la persona vive con una adicción muy fuerte, se le refiere a un Hospital General de Zona, donde podrá recibir un “tratamiento psiquiátrico integral”. 

Las citas de atención y programación de terapia existen, sin embargo, de acuerdo con Mariana Campos, Coordinadora del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa, alrededor del 65% de la gente reporta que no asiste a las consultas de atención del instituto, y no porque así lo hayan decidido, sino porque los servicios del gobierno cancelan las consultas o las reprograman.

Las alternativas que ofrece el instituto están orientadas a sus derechohabientes, en este escenario, ¿qué ocurre con las mujeres que no están afiliadas y desconocen dónde acercarse? Según Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016- 2017 (ENCODAT), en nuestro país 2 millones 58 mil 407 mujeres señalaron desconocer a qué instituciones pedir ayuda. Asimismo, 33 millones de personas, es decir, el 26% de la población mexicana, no están afiliadas al instituto ni cuentan con algún otro seguro de gastos médicos, según Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.

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Luz Almaraz jamás se acercó al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) porque se sentía atravesada por múltiples temores: no saber si la atenderían y la desconfianza en el órgano fueron los pilares que la alejaron de este espacio. En casi tres décadas de su vida y como mujer que acompaña a otras personas en su proceso de desintoxicación, no ha conocido a alguien que haya sido atendido en el instituto

"Bueno sí, sí he conocido, pero sólo cuando se accidentan, se lastiman o presentan alguna enfermedad como la cirrosis, pero nunca a quien haya recibido tratamiento. Ahora, con este gobierno sé que se continúan implementando campañas, sólo de prevención y claro, ninguna pensada en mujeres ", compartió Luz Almaraz en entrevista con La Cadera de Eva.

En la década de 1980 se popularizaron los anexos, espacios donde hombres, mujeres, personas mayores y menores de edad son internadas, muchas veces, en contra de su voluntad. En estos espacios se les incomunica y viven múltiples violencias como el acoso sexual, tortura y violencia psicológica

De acuerdo el informe “Mujeres que usan drogas y privación de la libertad en México”, elaborado por Equis Justicia para las Mujeres y la organización Documenta en 2019, en estos espacios “existe una importante diferencia de género, pues mientras los hombres internados son estigmatizados, las mujeres son estigmatizadas por adictas y putas”. 

Aunque existe un tratamiento distinto y duermen en espacios separados, los ataques sexuales son comunes, explica Luz Almaraz. Incluso, en algunos anexos prohíben a las mujeres usar ropa corta para no provocar a sus compañeros, sirven comida en malas condiciones y en caso de enfermedad, no reciben atención médica.

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Esto último, queda registrado en el informe que también sostiene que personas han perdido la vida a causa de los golpes, desnutrición y violencia sexual, sin embargo, no existe un registro certero del número total, pues muchos de estos anexos operan en la clandestinidad

Ángela de Saucedo, menor de 15 años, fue asesinada y agredida sexualmente en el interior de un anexo en Santa Catarina, Nuevo León, en 2019. La fiscalía del estado sostuvo que fue “muerte natural” y a tres años de su asesinato, la familia Saucedo sigue en el peregrinaje por la justicia. 

En nuestro país, existen dos modalidades para que quienes viven con adicciones reciban atención: ambulatoria y residencial, de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana 028 SSA2-2009 para la prevención, tratamiento y control de las adicciones (NOM 028). Este es un desglose de cada una y los centros correspondientes:

Ambulatoria

  • Centros de Atención Primaria en Adicciones: Se tiene registro de 341 de estos establecimientos, dan prioridad a la intervención temprana de las adicciones

  • Unidades de Consulta Externa, Centros de Integración Juvenil: Se tiene registro de 104 unidades.

  • Servicios particulares: Sin registro del número que opera en nuestro país.

  • Grupos de ayuda Mutua (AA): Con una filosofía de 12 pasos para la desintoxicación de las adicciones, estos grupos cuentan con alrededor de 14 mil 500 unidades, aunque se tiene registro de más centros que predican la misma filosofía AA y no son reconocidos por la Comisión Nacional Contra las Adicciones y la Secretaría de Salud

Los Grupos de Ayuda Mutua son el espacio que recibe a más población, prevaleciendo así, la atención ambulatoria en México para el tratamiento de las adicciones.

Residencial

  • Hospitalización de los Centros de Integración Juvenil: 9 unidades que atienden de manera mixta y 2 enfocadas en infancias. Tiene por objetivo la prevención y rehabilitación de personas con adicciones

  • Unidades Residenciales públicas: 45 unidades registradas.

  • Establecimientos Residenciales Privados: Se tiene registro de 2 mil 108 de estas unidades en nuestro país, sin embargo, de este universo, sólo mil 45 están dadas de alta por la Comisión Nacional Contra las Adicciones

Aproximadamente el 50% de los establecimientos de hospitalización privados no están registrados ante la autoridad. De estos, el 33% no cumple con las normas correspondientes. La población internada en estos centros se encuentra en lugares semilegales o fuera del control de la autoridad, según el informe “Mujeres que usan drogas y privación de la libertad”. 

Estos espacios subsisten a partir de las donaciones que hacen familiares o la persona internada. En promedio se pueden pagar hasta $100 pesos mexicanos por día, según documenta el artículo de Proceso “Cárceles para rehabilitar”. 

En la Ciudad de México, existe una serie de centros que cuentan con la normatividad que exige el gobierno; pero ninguno cuenta con atención especializada en mujeres. Sin embargo, sí existe una decena de centros dedicados únicamente en el tratamiento de las adicciones para hombres. Aquí se puede consultar el documento completo.

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“No hay manera en que la sociedad en que vivimos pueda entender que existimos las mujeres que necesitamos ayuda, que necesitamos apoyo, que necesitamos comprensión y acompañamiento. No existen lugares donde quepa una mujer como yo. No somos bienvenidas en esos espacios porque no están pensados en nosotras y en lo que vivimos. Se siente como si las mujeres adictas no existiéramos y sí, sí existimos y eso está cabrón.” (Luz Almaraz).

"¿Te imaginas un lugar donde seamos bienvenidas?, sería maravilloso"

“Siempre creí que la solución de mi vida, además de dejar el alcohol, era encontrar al amor de mi vida que me quiera, se case conmigo y seamos felices, pero no es así. Yo necesitaba mis gafas violetas y a mi manada de mujeres”, comparte Luz Almaraz.

En el grupo de AA que mantiene sesiones separatistas y que se mencionó al inicio, abre la oportunidad para que estas mujeres se acompañen, cuiden y apoyen. Cuando saben que una mujer quiere incorporarse, realizan sesiones de bienvenida, la acogen e incluso, crean condiciones para cuidar de sus hijas e hijos durante la hora y media que dura su sesión. La recuperación de estas mujeres se centra en el compartir y cuidarse las unas a las otras. Luz Almaraz, en compañía de otras mujeres, han protegido a sus compañeras, las han rescatado de hogares violentos y velado por ellas cuando saben que viven violencia doméstica o sexual

“Quiero que quien me escuche, sepa que las mujeres siempre vamos a quererte, te vamos a querer tanto que dejarás de sentir desolación. Este lugar de mujeres es seguro, es amor y siempre tendrán mis brazos” (Marta, mujer participante de sesión separatista AA)

El siguiente es un mensaje que compartió Luz Almaraz para este reportaje.

Como  sobreviviente de alcoholismo, de adicción, soy del tipo de mujer alcohólica-adicta que desafió a una sociedad de doble moral, una sociedad patriarcal, machista y misógina, conformada por hombres y mujeres incapaces de comprender a mujeres que como yo padecen este tipo de enfermedad, que es una forma de autodestrucción, producto de muchos factores sociales, psicológicos y biológicos. Así que yo me negué al destierro, a la invisibilización y salí al mundo, no me encerré como tantas de mis compañeras que sufren de vergüenza y culpa extrema por padecer está condición, por lo que se auto condenan y se excluyen en la soledad de sus habitaciones, muchas veces en una dinámica de violencia familiar exacerbada. No, yo salí, y pagué el precio. El precio de ser adicta y mostrarte al mundo; fue la humillación, la vejación, el abuso sistemático, principalmente de hombres, claro, pero también de mujeres, fue la muerte social. 

Pienso en todas aquellas mujeres que se sienten malas, perdidas, sucias, avergonzadas y llenas de culpa  por tener este padecimiento, que sienten que no merecen nada más que la exclusión, el destierro, el olvido y que viven una desolación aterradora. Y se sienten así, porque esta sociedad se los dice todo el tiempo, porque no hay, no cabe una mujer en esas condiciones, no existe un andamiaje ni cultural, ni social, ni de salud que las arrope, que las acoja, que las comprenda. A excepción de esta comunidad de hombres y mujeres llamada Alcohólicos Anónimos, que trabajan de forma anónima, en la cual unen esfuerzos individuales para ayudar, porque al ayudar se ayudan a sí mismos. Ahí se crean redes amorosas de apoyo... Ahí muchas mujeres renacen como yo, que regresé de la muerte moral, espiritual, social. 

Soy una mujer que ha trabajado la recuperación integralmente, retomé sueños académicos, familiares, sociales,  estudié una licenciatura en Letras Hispánicas, una maestría en humanidades y ahora que soy activista feminista, me ha dado por la abogacía. Así que estoy haciendo una segunda carrera en derecho, me gusta ejercitarme, amo hacer yoga y pesas. Soy madre, soy hija, soy amiga, amante y compañera de mujeres que como yo necesitan un acompañamiento cierto. Soy una mujer confiable, viva, alegre y llena de agradecimiento a esta agrupación que cambió mi destino fatal.

Esta es la segunda parte de una serie de investigación sobre el manejo de adicciones con perspectiva de género. En la primera parte recapitulamos sobre la carencia de estudios en mujeres y la falta de estadísticas sobre adicciones en nuestro país, consúltala aquí

*Los nombres de todas las participantes fueron modificados por seguridad. Agradecemos a Luz Almaraz por confiarnos su historia y hacer posible la creación de este reportaje.