Corrían los años cincuenta en la capital mexicana y una mujer con grandes joyas y labios rojos desafiaba las reglas conservadoras escribiendo al amor lésbico, cuestionando a Dios, utilizando vestidos de gasa que dejaban ver sus senos -siendo expulsada de algunas reuniones aristocráticas por este motivo- y llamándose así misma: Diosa y volcán. Es 8 de mayo, un día que tiene por nombre Pita y por apellido Amor, se cumplen dos décadas del fallecimiento de una de las escritoras y poetisas más grandes, rebeldes y disruptivas de nuestro país. 

Guadalupe Teresa Amor nació en la Ciudad de México en 1918 y se crió con una de las familias de más renombre de la época, como era de esperarse, la aristocracia conservadora demandaba mucho de Guadalupe Amor; educación en conventos y dejarla encerrada en la enorme casona de los Amor Schmidtlein ubicada en el Centro Histórico fueron algunas de las acciones a las que apostaban sus padres para detener la rebeldía de la escritora. Todo fue en vano. 

Fue expulsada de los mejores conventos católicos del país -como el Damas del Sagrado Corazón- y siempre encontraba la manera de escapar de la gigante casona que, en sus palabras, la sofocaba y el aire la llenaba de irrespirable ansiedad. 

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Para el matrimonio Amor Schmidtlein no hubo mayor remedio ni restricción suficiente, Guadalupe Teresa estaba cargada de una gran furia, de un hambre voraz por la vida y sobre todo, de un talento e inteligencia que hacía temblar a los intelectuales de la época como Salvador Novo o Torres Bodet con quienes se reunía en los centros nocturnos y restaurantes de la capital. Esto último como una clase de ritual donde intentaba formar parte del exclusivo grupo intelectual Grupo de los Doce, donde todos los miembros eran hombres, explica el artículo académico "Pita Amor, un mito mexicano." 

Sus primeras obras de poesía Puerta Obstinada (1947) y Círculo de angustia (1948) se publicarían y rápidamente, darían de qué hablar en la sociedad mexicana de los cincuenta y entre los círculos burgueses se corría el rumor de que sus poemas eran escritos por Alfonso Reyes, un mito que sería desmentido y encarado poco después por el mismo escritor; la presencia poderosa de una poetisa incomodaba al machismo que imperaba en la época. 

“Las dichas me consumían, pero las penas volvían, ¡y el aire me mareaba! Mi sombra a su sombra ataba, esclava de un cuerpo era” (Fragmento Puerta Obstinada, escrito por Guadalupe “Pita” Amor)

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Cuestiones metafísicas, la emancipación de la mujer, la excentricidad, las debilidades humanas, la vejez, la sexualidad, la libertad y la lucha contra todo precepto conservador son algunos de los puntos más importantes de la obra de Pita Amor. De acuerdo con la Enciclopedia Mexicana de Literatura, la poetisa y escritora es la mayor cultivadora del soneto y de la lira en poesía del siglo XX en nuestro país, además su figura ha pasado a la historia como uno de los personajes más legendarios.

 Pita Amor, sus obras son revolución

Si las dudas existencilistas, la lucha contra la ortodoxia católica y  el odio contra el maltrato animal no fuera suficiente bastión de su rebeldía, Guadalupe Teresa "Pita" Amor, fue la primera autora mexicana en publicar un cuento homosexual y un cuento lésbico, ambos contenidos en su obra "Galería de Títeres". Acá un breve recorrido por algunos de sus poemas y cuentos que son, por lo menos, un parteaguas en la historia

El Casado: Este cuento, uno de los más importantes de Guadalupe “Pita” Amor, cuenta la historia de dos jóvenes amantes quienes, ante el temor de que alguien descubra su romance homosexual, uno de ellos decide tener una novia para disipar las dudas de su familia; la situación escala y acuerdan un matrimonio.

Los recién casados abren un restaurante en la capital y éste, se convierte en el escenario idóneo donde el amante del esposo acude con frecuencia para intercambiar miradas y rozar su mano. Todo esto, frente a la mirada de la mujer quien, como águila, vigila esta amistad. 

Tensiones constantes y el miedo latente de que se descubra la verdad, convierte a este cuento en un infaltable de la literatura hispana.

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Raquel Rivadeneira: El cuento de una mujer que había vivido su juventud rodeada de elogios y que su belleza le permitía elegir a los hombres “como si se trataran de tomates”, hasta que un día, se observa en el espejo y se ve así misma con horror: tenía arrugas en el rostro. 

Ningún hombre la miraba más y Raquel Rivadeneira, vivía en una depresión absoluta, tratando de salir a las calles y seducir a un hombre… A cualquiera. Sin éxito alguno, la mujer se condena al olvido y no es hasta que, durante una reunión, conoce a una mujer interesante de traje. 

Le regala un perfume, le llena su hogar de rosas, le besa la mano, la escucha y le dice que jamás había sido tan bella; Raquel Rivadeneira, por primera vez, es amada en plenitud hasta que los temores al qué dirán y los miedos a compartir su vida con una mujer, la hacen dudar.

El pescado: El poema que cuenta la historia de un hombre que vive enamorado de un militar; lo observa con amor y le escribe hasta que el militar, un macho mexicano, comienza a dudar de sí mismo y para silenciar cualquier duda, decide fusilar a su admirador. Eso sí, el final es abierto y permite jugar con la imaginación, algo muy propio de la pluma de Pita Amor

La Cansada: En estas prosas, Guadalupe “Pita” Amor hace una crítica a la sociedad mexicana, al machismo y a la idea de la mujer que debe soportar todo por su familia. Cuenta la historia de una madre trabajadora del hogar que, siempre con una sonrisa, intenta solucionar la vida de sus hijos y esposo, sin quejarse y sin la facultad de rebelarse, Pita Amor señala el hastío que le genera ver a la mujerconvertirse en yegua”.

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La Solitaria: Un poema que regala la imagen de una mujer que observa desde la ventana a la Ciudad de México luego de haberse masturbado por horas. 

Televicentro: El diálogo interno de una mujer que limpia baños y recibe como pago algunas joyas de sus empleadoras. Unas mujeres mayores en sus cuarenta, -edad en la que se encontraba Guadalupe “Pita” Amor-, y que comenzarán a sentir miedo a la muerte, a la vejez y a la pérdida de la belleza, siendo sus joyas, la única ancla que les permitía sentir estabilidad. 

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Guadalupe “Pita” Teresa Amor Schmidtlein, murió en la ciudad que tanto amó en el año 2000, pasando sus últimos años paseando por la Zona Rosa en donde, si tenías suerte, la podías encontrar en alguna cafetería vendiendo algunos de sus poemas, platicando con los vecinos y escribiendo al interior de las cafeterías ingeniosas prosas. A veinte años de su fallecimiento, nombramos y recordamos a Pita Amor, la mujer volcán

“¡No te atrevas a parecerte junto a mí, junto a mis vientos huracanados, mis tempestades, mis ríos de lava! ¡Yo soy el sol, muchachita, apenas te aproximes te carbonizarán mis rayos! ¡Soy un volcán!” (Pita Amor cuando pidió que no se le comparara con su sobrina, Elena Poniatowska a quien, además, le prohibió usar el apellido Amor).

*Puedes escuchar varios de sus cuentos en el siguiente canal de YouTube, dando click aquí.