El pasado 14 de febrero de 2023, el Congreso de la Ciudad de México aprobó dos iniciativas para reformar la Ley Federal del Trabajo y la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, esto con la finalidad de que se otorguen dos días al mes con goce de sueldo a las personas menstruantes trabajadoras que presentan dismenorrea en grado incapacitante, pero ¿esta licencia realmente será una solución efectiva para la salud y la comodidad de las personas que menstrúan?
Japón fue el primer país en implementarla, en 1947. En el artículo “Addressing Menstruation in the Workplace: The Menstrual Leave Debate” se documenta cómo las mujeres que utilizaron la licencia menstrual en aquel país tuvieron consecuencias negativas como discriminación y acoso por parte de las personas que las empleaban.
Anahí Rodríguez, investigadora de estudios de género y cofundadora de Menstruación Digna México, en entrevista con La Cadera de Eva nos explica que hablar de la licencia menstrual implica considerar varias aristas; ya que en los países donde se ha aprobado esta licencia las personas no acceden a este derecho por el miedo de que las despidan, les bajen el sueldo o por el estigma de que las vean débiles.
¿Por qué la licencia menstrual no es una solución completa?
En la Primera Encuesta Nacional de Gestión Menstrual, realizada el año pasado por UNICEF, Essity y Menstruación Digna México, se preguntó a una muestra de tres mil personas (adolescentes, mujeres adultas y otras personas menstruantes entre 12 y 70 años) de diferentes estados, su opinión acerca de los permisos menstruales y el 88% respondió que estaba de acuerdo en que se dieran; sin embargo, al preguntarles si estaban de acuerdo en que se pudieran usar los cólicos como pretexto para faltar, el 73% dijo que no.
En la primera parte de este artículo, Tabúes y estigmas en torno a la menstruación: no es normal que no te crean, se mencionó que una de cada tres personas menstruantes en México padece de dolor, pero solamente cuatro de cada 100 acuden a servicios médicos cuando tienen estos dolores, de acuerdo con la encuesta de UNICEF, Essity y Menstruación Digna México.
Como parte de un ejercicio para este artículo, en la cuenta de Instagram de La Cadera de Eva hicimos la pregunta: ¿qué es lo que más te incomoda de menstruar? Y el 44% de las personas que respondieron señalaron el dolor.
Al preguntarles qué favorecería su comunidad durante la menstruación, las respuestas fueron:
- Acudir a un ginecólogo. Recordar que los cólicos no deberían ser tan recurrentes y/o dolorosos.
- No trabajar.
- Poder tener un estilo de vida que me permita descansar en esos días.
- No tenerla.
- Poder quedarme en casa.
- Que los espacios públicos contaran con dispensadores de productos para gestionarla.
- No tener que ir a una oficina o contar con un lugar donde pueda recostarme y descansar.
- Dormir y trabajar a un ritmo más ligero.
Sobre el tema, Thalía Luján, maestra en Desarrollo Humano y fundadora de Querida Menstruación, retomó varias experiencias para explicar que sería muy complicado que -en el trabajo- alguien diga que está menstruando o que exprese las necesidades que tiene según sean sus síntomas, por ejemplo: “El primer día me pasa esto, esto y esto, si puedo hacer home office estaría súper bien, porque me ayudarías y yo trabajaría de una manera más cómoda”. Sin duda, añade la experta, eso sería una comunicación asertiva y empática, pero para que eso sea viable es necesario educar.
“Al sector salud le falta mucha perspectiva de género, desde que llega la primera menstruación y te dicen que es normal que no dejes de sangrar o que te dicen que es normal que te duela un montón. No, no es normal desde que no te crean el dolor que estás sintiendo o te cuestionen (...) ¿Qué pasa si estás en una comunidad donde sólo hay un doctor y ese doctor te dijo que no, que no es cierto -que te duele- y que así es?”, comenta la fundadora de Thalía Luján.
Cecilia Kalach, abogada de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y especialista en derechos sexuales y reproductivos, en entrevista con La Cadera de Eva menciona que, si bien, la licencia menstrual es una medida necesaria, debe ser implementada en conjunto con políticas de promoción de educación, información y protección:
“Si a mí me estás pidiendo un justificante médico para poder ausentarme de trabajar porque tengo cólicos menstruales muy dolorosos (...) ¿Quién me va expedir ese justificante médico?, ¿qué médico?, ¿con qué protocolos?, ¿ateniéndose a qué lineamientos? Además tenemos que tomar en cuenta que los padecimientos y enfermedades relacionadas con la menstruación han sido pasadas por alto desde hace muchísimo tiempo”.
De acuerdo con la especialista en derechos sexuales y reproductivos, el estado más avanzado en legislación sobre temas de menstruación digna es Coahuila; en cambio, la Ciudad de México es uno de los que no cuenta con ninguna ley en estos temas.
A la fecha, Colima e Hidalgo son los únicos estados que han aprobado la licencia menstrual en nuestro país, este último apenas el pasado 24 de mayo de 2023.
¿Cómo comenzar a erradicar las actitudes negativas y la desinformación?
La experiencia de las licencias menstruales en otros países ha sido que, por lo regular, no es utilizada por el miedo de sufrir discriminación, despidos o recortes salariales. Las tres expertas entrevistadas para este artículo coincidieron en que es fundamental la educación en el ámbito laboral para evitar estigmas y discriminación en torno a la menstruación.
Son ya varios estados los que han aplicado reformas a sus leyes. Cecilia Kalach enumera algunas: leyes de educación para contemplar la distribución gratuita de productos menstruales en escuelas, leyes de salud en relación con la distribución gratuita de productos menstruales en espacios en general, leyes antidiscriminación e incluso la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, para contemplar la violencia que se deriva de la menstruación.
Sin embargo, la solución es información y concientización, más allá de las políticas públicas o de la legislación, pues se tiene que empezar a informar y a concientizar de por qué éste es un tema importante y que no tiene nada de estigmatizante o vergonzoso, reafirma Anahí Rodríguez.
“Siempre que voy a dar conferencias, me gusta iniciar con la pregunta de que levanten la mano las personas que menstrúan y, luego, que levanten la mano todas las personas que convivan con una persona que menstrua, ¡y todos levantan la mano! Entonces esa es la importancia del porqué hay que hablar de menstruación”, menciona Anahí Rodríguez.
La menstruación involucra a todas las personas de manera directa o indirectamente. Desde Menstruación Digna México se considera que hay que hablar también con los hombres y con las infancias desde la primaria, sin estigmas y con objetividad.
“Los prejuicios lo que hacen, sobre todo en el contexto escolar, es limitar, no sólo la asistencia de niñas a clase, que es verdad, niñas que no tienen acceso a productos menstruales dejan de ir a clase, sino que lo que hacen es minimizar su desempeño en las aulas aun cuando sí van, por la vergüenza de pararse a participar, por el no querer mancharse, por sentirse incómodas en un espacio escolar (...) Mi desempeño en la escuela no va a ser igual si yo sé que tengo un lugar seguro para cambiar mi toalla, para poder lavar mis manos, para poder lavar mi cuerpo en caso de que me manche”, añade Cecilia Kalach.
La desmitificación de la menstruación tiene que ver con educar a las personas menstruantes sobre cómo manejarla de una manera segura, pero también con desafiar las actitudes negativas que hay en torno a ella, especialmente cuando vienen de hombres o niños.
“Al final de cuentas, si tú eres la primaria les explicas también a los niños qué es lo que pasa, qué es la menstruación y que no ensucia y que no pasa nada si se llega a teñir la ropa de rojo. A veces te caes en la calle, te raspas y te manchas de sangre, da igual, ¿no? O sea sólo porque tal vez la mancha está en otro lado. Es que es un punto bien importante que la educación primaria se dé desde la objetividad y libre de estigmas”, finaliza la cofundadora de Menstruación Digna México.
La primera parte de este artículo se encuentra disponible aquí.