Las mujeres y otras personas que menstrúan se enfrentan al estigma, la exclusión y la discriminación por una función corporal que es natural: la menstruación.

Diversos elementos entran en juego cuando se habla de una menstruación en condiciones dignas y justas, como el acceso a productos de gestión menstrual, espacios adecuados y educación sin estigmas; sin embargo, la promoción de una menstruación digna abarca también la generación de datos duros sobre la menstruación en México, como lo señala Elda Luisa Zenteno Morales en el artículo: “La menstruación en México es una realidad ignorada: sobre la necesidad de información estadística para avanzar la justicia menstrual”.

Contar con información estadística es imprescindible para el diseño de políticas públicas que contribuyan a mejorar las condiciones y oportunidades de todas las personas; dado que la información, más allá de un bien público, es una precondición para el ejercicio de derechos, reafirma Zenteno Morales.

UNICEF, Essity y Menstruación Digna México en 2022 dieron a conocer los resultados de la “Primera Encuesta Nacional de Gestión Menstrual”, misma que fue aplicada a adolescentes, mujeres adultas y otras personas menstruantes entre los 12 y 70 años de edad, con una muestra de tres mil personas a nivel nacional.

Esta encuesta arrojó que el 69% de las adolescentes, mujeres y/o personas menstruantes tenían poca o nada de información cuando les llegó su primer periodo; y siete de cada diez señalaron que fue su mamá la primera persona con quien hablaron de menstruación. La segunda fuente de información citada fue internet o redes sociales.

Para fines de este artículo, desde la cuenta de Instagram de La Cadera de Eva, lanzamos una encuesta dirigida a nuestra comunidad en esa red social, para conocer de dónde obtuvieron información o quién les explicó algo sobre el tema cuando tuvieron su primera menstruación. El 76% respondió que fue su mamá, seguido del 10% que la obtuvo de amistades, 10% de internet o revistas y 5% de un familiar.

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¿De dónde vienen los mitos y tabúes en torno a la menstruación?

La menstruación se vincula con la idea de lo femenino y, desde ahí también se asume que debe vivirse de manera discreta, por lo que se vuelve socialmente inaceptable cuando no se oculta, así lo menciona el artículo “Addressing Menstruation in the Workplace: The Menstrual Leave Debate" donde las autoras también afirman que:

“Para preservar su estatus en una sociedad heteropatriarcal, las mujeres deben internalizar la mirada masculina y practicar disciplinas corporales de autocontrol como la dieta, el maquillaje, el uso de productos para el cuidado de la menstruación (a menudo anunciados como “productos de higiene femenina”) y a ocultar todo asunto relacionado con la menstruación”.

 

Créditos: Cuartoscuro
Créditos: Cuartoscuro

Thalía Luján, maestra en desarrollo humano y fundadora de Querida Menstruación, explica que, en torno a la salud de las mujeres y otras personas menstruantes, han existido una serie de creencias culturales que han asociado el sangrado con algo negativo y que, además, han llevado a segregar a las mujeres; por ejemplo, apartándolas de las cosechas.

“Cuando una persona tenía una herida se desangraba, moría, porque no había especialistas, porque no había transfusiones, entonces yo creo que a los hombres les costaba muchísimo trabajo entender cómo una mujer sangraba durante cuatro o siete días una vez al mes (...) y al no poder tener una explicación lógica, pues empiezan a hacer todas estas contribuciones negativas”, explica la fundadora de Querida Menstruación.

Además de estas creencias culturales, existen otras que incluso han surgido desde los sesgos androcéntricos de la medicina, como asumir que el dolor es normal, explica Thalía Luján

Este abordaje desde las penumbras hacia los temas relacionados con este proceso biológico ha dado lugar a la creación y reproducción de mitos en torno a él. En la cuenta de Instagram de La Cadera de Eva preguntamos a mujeres y otras personas menstruantes sobre cuál era la creencia más común que conocían en torno a la menstruación y el 75% de las respuestas coincidieron en que era normal tener dolor.

“Pongamos un termómetro: uno es muy poco y diez es un dolor intenso; una menstruación saludable no debería de pasar de dos. Si tú pasas de dos mes a mes algo puede estar ahí que no sea correcto y hay que investigar”, explica la fundadora de Querida Menstruación.

Thalía Luján afirma que es fundamental contar con un sistema de salud que no perpetúe discursos sobre las experiencias del cuerpo de las mujeres y otras personas menstruantes: “Era muy común que te dijeran -en el sistema de salud-: ay no, no sientes eso. Ay, ya, relájate, tómate una pastilla. Ay, ya no exageres. Todo eso es normal, tómate estas pastillas”.

Una de cada tres personas menstruantes en México padece de dolor, de acuerdo con la Primera Encuesta Nacional de Gestión Menstrual, ya sea de lo más mínimo a lo más leve, pero solamente cuatro de cada 100 acuden a servicios médicos cuando tiene estos dolores. “Eso te habla de que nos han enseñado toda la vida a vivir con cólicos”, comenta en entrevista con La Cadera de Eva Anahí Rodríguez, investigadora de estudios de género y cofundadora de Menstruación Digna México.

”Creo que el mayor tabú que existe es que tiene que dolerte porque es un castigo, porque te tocó ser mujer, porque te va a arruinar la vida esos días del mes”, concluye Thalía Luján.

Hacia una menstruación con justicia y dignidad

De acuerdo con la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC), las mujeres que viven en asentamientos informales de tiendas de campaña, cerca de la frontera con Siria, suelen utilizar toallas sanitarias desechables [o paños en situaciones de emergencia] durante sus periodos, y las queman después de usarlas. Las mujeres explicaron que "si contaran con un espacio seguro, accesible y privado para usarlas, separado de las instalaciones de los hombres y con métodos discretos de eliminación, depositarían sus toallas sanitarias usadas en la papelera”, menciona IFRC. 

Anahí Rodríguez nos explica que, desde Menstruación Digna México, consideran tres enfoques que involucran a niñas, adolescentes, mujeres y otras personas menstruantes para impulsar una menstruación en condiciones de dignidad:

  1. Acceso a productos de gestión menstrual, sean cuales sean, pero que se tengan las condiciones económicas y puntos de venta para adquirirlos.
  2. Acceso a información y educación menstrual objetiva, libre de estigmas y tabúes.
  3. Acceso a infraestructura adecuada. “No solamente es tener un baño, es tener un baño propio, tener un baño con papel, con agua, con jabón, con gestión de residuos, con un bote de basura y demás. No solamente en tu casa, sino también en lo público, no en tu lugar de trabajo o en los lugares donde frecuentas”, señala.

La cofundadora de Menstruación Digna México concluye que hablar de condiciones de dignidad en la menstruación es referirnos a condiciones sociales y culturales propicias, sin prejuicios, sin tabúes y con todos los medios adecuados para hacerlo, es decir, que menstruar no sea un impedimento para acceder a derechos.

“Si no hay sanitarios donde cambiarme o que si un profesor o profesora no me deja salir al baño porque me tardo un montón, pues sí, sí me estoy tardando un montón porque no sé ponerme la toalla, porque tengo pánico de mancharme en público, porque se va a hablar de mí; por eso la educación es súper importante”, añade Thalía Luján.

Lee la segunda parte de este artículo aquí.