¿Estás bien?, ¿no te alcanzó a hacer nada?, le preguntan un grupo de mujeres que trabajan en una farmacia a Daniela mientras le soban los brazos y la espalda. Se siente como un consuelo y la preocupación excesiva está en el aire. Daniela aún no lo sabía, pero un hombre la ha seguido durante tres meses por las calles del Estado de México

Daniela es una mujer de 38 años y desde hace dos meses carga en su cangurera un gas pimienta y un kit de seguridad. Ha dejado de hacer llamadas con su familia por las calles, observa a su alrededor con detenimiento y ha implementado una serie de cambios en su rutina diaria; no quiere reencontrarse con el hombre con gorra que la sigue

Sanborns y casa; casa y Sanborns. Esta es la rutina -inamovible- que realiza Daniela cada día desde hace mucho tiempo. El home office le abruma y su espacio de tranquilidad lo encuentra por la mañana cuando sale a tomar el desayuno: café y jugo de piña, siempre.

Un día, después de la rutina cotidiana, pasó a Farmacias Benavides. Un hombre la seguía de cerca y  la observaba entre los anaqueles, las trabajadoras -y conocidas- de Daniela se percataron y decidieron acercarse al sospechoso

"¿En qué le podemos ayudar?", preguntó una de ellas. El hombre la miró, dio la vuelta y continúo paseando entre los pasillos con la mirada clavada en Daniela. 

Minutos después, la mujer salió de la farmacia y se dirigió a su departamento. El hombre realizó una llamada y salió corriendo a toda velocidad del lugar. La reacción de las trabajadoras fue salir corriendo para advertirle a Daniela que un hombre “iba sobre ella

Sin saberlo, Daniela dobló en una calle para acortar distancias y desapareció del ojo del sospechoso y de las chicas de la farmacia. 

“Estábamos preocupadas porque ya no te vimos, deberías de pedir cámaras para la farmacia”, le dijo una de las chicas a Daniela cuando se volvieron a ver. Daniela fue policía hace mucho tiempo, y explica en entrevista con La Cadera de Eva que para tener acceso a estas se necesita una orden judicial, siempre y cuando se haya constituido un delito, pero en este caso, como no me hizo nada, pues no hay delito qué perseguir.

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“¿Te imaginas qué fuerte es que estas cinco mujeres que me saludan de vez en cuando quisieran intervenir?, ¿las imaginas saliendo de ahí y echándose a correr? Es con ellas con quienes estoy profundamente agradecida”, comparte.

¿Y qué quiere que haga damita?, si no le hicieron nada

Daniela permaneció en casa por un tiempo, sabía que era momento de cambiar su rutina y dejar de transitar rumbo a Sanborns todos los días, no sin antes, avisar al gerente del restaurante lo que le había sucedido en la farmacia de junto. El pensamiento de pensar que estaba exagerando la acechaba con frecuencia: ¿Y si sólo era un tipo pervertido?, ¿lo estoy tomando muy personal?, ¿me estoy creyendo demasiado importante?, pero si ni me arreglo, confiesa entre risas Daniela. 

Días después, decidió salir de nueva cuenta a desayunar. Extrañaba andar en la calle y su café. Sentada en un gabinete divisó en el otro extremo a un hombre, no había ordenado nada y rechazaba el servicio del personal; la miraba fijamente. 

“Sólo de recordarlo, me dan unos escalofríos que me recorren la espalda. Fue un momento de horror, no sabía qué sucedía pero yo no me quería quedar callada, comencé a hablar en voz alta con el personal explicando que estaba siendo acosada por un extraño, ¿hice un desmadre?, claro que sí. No me iba a intimidar”, señala.

Daniela pidió su cuenta y de manera inmediata el hombre salió del restaurante. Estaba afuera de la puerta mirando hacia adentro. Nadie se lo dijo, pero Daniela sabía que esperaba por ella. "Era muy obvio, todos el personal de Sanborns se dio cuenta se asomaba por la ventana que estaba de frente a mí, fue todo un horror", recuerda.

“En esas fechas, recuerdo que se dispararon las desapariciones, una menor de mi círculo social estaba desaparecida y todo esto me hizo reflexionar de muchas cosas. Qué vulnerabilidad se sentía, especialmente, siendo mujer y estando sola; no tengo marido, ni hijos que estén ahí para auxiliarme. Soy una mujer que vive sola, qué cabrón es eso, ¿no?”

Acto seguido, Daniela pidió apoyo al personal de Sanborns quienes llamaron a la policía estatal. Un hombre arribó al lugar y su respuesta fue clara, no había nada qué hacer, tampoco la podía acercar a otro punto seguro y como el sospechoso no la había tocado, ni agredido, no había delito qué perseguir

Sin embargo, el Código Penal del Estado de México estipula en el artículo 269 bis que la persecución y hostigamiento insistente corresponde al delito de acoso sexual:

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Es así como los meses han transcurrido para Daniela, entre cuidados, precauciones, cambios de rutina y autoridades que siempre llegan a la misma conclusión: Pero si no le pasó nada, ¿qué quiere que hagamos?

Este proceso de búsqueda de auxilio y orientación, Tania Galicia de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM) lo llama “La antesala del feminicidio”. 

Antesala del feminicidio: La prevención vitalicia

Una búsqueda en internet arroja un importante vacío informativo: ¿qué hacer si una persona desconocida te acosa y persigue en las calles? Si bien existen protocolos relacionados al acoso, normalmente, estos son aplicables cuando se trata de una persona cercana: expareja, colegas, familias, amigos o conocidos, pero, ¿qué pasa con extraños?

Para deshilar esto, Tania Galicia, Coordinadora de Representaciones Temporales para Erradicar la Violencia del CONAVIM comparte en entrevista con La Cadera de Eva que se pueden identificar dos agentes importantes, el hostigamiento y el acoso. Sin embargo, acota que en caso de tratarse de una persona no identificada, se vuelve una situación un tanto complicada. 

“En este caso particular, es aplicable la cuestión del acoso, pues es un delito de violencia que si bien no obedece a la subordinación de la mujer, sí hay un abuso de poder que lleva a un estado de vulnerabilidad o indefensión”, señala la coordinadora del CONAVIM.

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¿Por qué resulta complicado iniciar una carpeta de investigación en estos casos?

Para Tania Galicia todo depende de los detalles y la manera en que los hechos sucedan, sin embargo, aluza el camino y explica que aunque se desconozca a la persona acosadora, sí es posible abrir una carpeta de investigación, pues es un delito desde el momento en el que algo no anda bien. 

Esta versión va de manera contrariada a la versión de los policías estatales quienes defendieron que no había nada por hacer. 

“Sé bien que puedo ir a mesa de responsabilidades, denunciar omisión y decir que (los policías) no me quisieron brindar auxilio. Ahí me dirán: ¿y qué te pasó? Y yo tendré que responder: nada… no me pasó nada. Entonces, todo esto también tiene que ver con el tipo de personas que el gobierno tienen por policías, son personas que no precisamente, tienen valores y principios”, explica Daniela, quien se desempeñó como policía del Estado de México.

Sobre esto, Tania Galicia señala que ocurre una particularidad muy importante, y es que, los elementos de la Secretaría de Seguridad no poseen las atribuciones, ni la facultad de determinar qué es un delito y qué no. Únicamente la Fiscalía de Justicia de cada entidad y su personal pueden determinar en función de cada carpeta si hay un delito o no lo hay. Defiende tu derecho, las autoridades están obligadas a brindarte auxilio y atención siempre que lo necesites.

“Qué atrevido y delicado que los policías digan que no hay delito qué perseguir porque no tienen la facultad de asumirlo” (Tania Galicia)

A raíz de esta conversación, aquí te compartimos un decálogo y guía para saber qué puedes hacer si sientes que corres peligro y desconoces a tu presunto agresor/a

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Muchos detalles y poca vergüenza: ¿qué hacer si te persiguen en las calles?

  • ¿No conoces a tu acosador pero lo ubicas?, ¿no ha ejercido violencia física u hostigamiento? No importa, esto da tela para una investigación, basta con que te sientas en acecho y en peligro para acercarte a los Centros de Justicia o Instituto de las Mujeres de tu entidad para recibir orientación, especialmente, si temes acercarte a un Ministerio Público. 

  • Observa si ha tomado fotografías de ti, hace algún gesto particular, murmura algo o tiene un comportamiento que te resulte incómodo. Todo detalle es necesario y decisivo para abrir una carpeta de investigación. 

“Las agresiones siempre van en escala, no esperemos a llegar al evento fatal. Puedes creer que porque no te agredió no pasa nada, pero sí pasa y es momento de denunciar desde el momento en que algo te hace sentir incómoda” (Tania Galicia)

  • Evitar la pena y dar por hecho que hay detalles que no son importantes, con frecuencia, explica Tania Galicia, muchas mujeres sienten vergüenza de contar cómo han sido hostigadas, las palabras que han recibido o las acciones que ha ejercido su acosador. Esta puede ser una carta a favor y permite tipificar el delito con mayor claridad; los detalles hacen la diferencia. 

  • Si radicas en Ciudad de México, comunicate al *765 para recibir atención inmediata. Ubica aquí los centros de atención a mujeres, o bien, si radicas en el Estado de México, puedes acercarte igualmente y ser canalizada a las autoridades correspondientes.

  • Al acercarte a denunciar preguntarán, contra quién quieres proceder la respuesta es “contra quien resulte responsable”

  • Documenta todo lo que acontece a tu alrededor, ya sea en tu teléfono celular o en una libreta. Anota fechas, lugares, horarios y detalla con la mayor precisión posible los momentos en que fuiste perseguida / acechada. Esto es importante para que cuando acudas a la entrevista presencial al Ministerio Público, se realicen las investigaciones correspondientes, por ejemplo, revisar cámaras C5, vigilar el área o exigir grabaciones de comercios y casas.

  • Recuerda que cada caso es particular, por ello, guardar toda la información posible es valioso para que tu denuncia proceda y se encuadre la violencia que estás viviendo con el Código Penal. 

  • Denuncia, no permitas que el acoso forme parte de tu rutina. La acción de proceder legalmente y acercarte a las instituciones permite generar políticas públicas de sanción, erradicación y cuidados. 

“No dejemos que se quede en cifra negra porque si no denuncias, la autoridad no sabe lo que está sucediendo, quizás, tu denuncia permita hacer un cruce de información e incluso, identificar a un acosador serial, no sabemos si tu acosador se puede dedicar a perseguir mujeres. Esto permite determinar que un hombre de determinadas características está cometiendo agresiones. No permitamos que la violencia asediándonos” (Tania Galicia en entrevista para La Cadera de Eva)