Rosalía lo ha vuelto a hacer. Después del fenómeno global de su álbum Motomami (2022), la artista española inicia una nueva etapa creativa marcada por la introspección, la simbología religiosa y una estética de lo sagrado. Su cuarto álbum, “LUX”, se estrenará el 7 de noviembre de 2025, y promete ser uno de los proyectos más ambiciosos de su carrera.
La presentación fue fiel a su estilo: inesperada, performática y con tintes de espectáculo urbano. Tras semanas de pistas crípticas en redes —velas, símbolos sacros, fragmentos de coros—, Rosalía sorprendió con un directo en TikTok y, minutos después, apareció en plena Plaza de Callao y Gran Vía de Madrid para revelar la portada del álbum ante miles de seguidores.
“LUX”, palabra que en latín significa “luz”, simboliza una búsqueda espiritual y artística. Lejos del desenfreno de Motomami, esta nueva era parece enfocarse en la quietud, la fe y la exploración del alma.
Una estética de lo divino
El universo visual de LUX es una mezcla explosiva de arte sacro y sensibilidad contemporánea. Rosalía ha convertido la iconografía católica en un espejo de su propio mundo interior.
El hábito blanco: en la portada del disco aparece vestida de blanco, como una monja moderna. El color simboliza pureza, alegría y misión espiritual. Es un gesto de entrega e introspección, pero también de liberación.
La camisa de fuerza: en la portada, está sujeta a una prenda que simula una camisa de fuerza. Es una metáfora poderosa de la tensión entre libertad y fe, cuerpo y espíritu, fama y calma.
El halo o aureola: el detalle más impactante. Rosalía luce una aureola —símbolo de santidad y presencia divina— reinterpretada como una metáfora de su propia luz y evolución artística.
El rojo papal: en su estética aparece también el rojo papal, color que en el Vaticano representa la sangre de los mártires y el sacrificio. Ella lo resignifica: lo sagrado hecho pop.
La Cruz de Caravaca: incluso el vinilo tiene la forma de esta reliquia histórica, símbolo de protección, fe y tradición, completando su manifiesto espiritual.
En conjunto, Rosalía construye una narrativa visual que oscila entre la devoción y la disidencia, un diálogo entre lo divino y lo terrenal.
Una liturgia sonora
En lo musical, LUX apunta a una sonoridad más íntima y experimental, con influencias del flamenco, la electrónica y la música litúrgica. La artista ha grabado el disco junto a la Orquesta Sinfónica de Londres, bajo la dirección de Daníel Bjarnason, y contará con colaboraciones de Björk, Carminho, Estrella Morente, Silvia Pérez Cruz y la Escolania de Montserrat, entre otras.
El repertorio promete explorar la dualidad entre fe, deseo y contradicción a través de títulos como “Sexo, Violencia y Llantas”, “Reliquia”, “Divinize”, “Mio Cristo” y “Dios Es Un Stalker”.
Todo indica que LUX será una obra donde la espiritualidad y la modernidad conviven sin jerarquías, en una suerte de misa pop que trasciende géneros y fronteras.
Mujer, fe y contradicción
Más allá del impacto estético, LUX plantea una reflexión sobre la relación entre mujer y espiritualidad. En un universo históricamente dominado por figuras masculinas, Rosalía se apropia de los símbolos sagrados para cuestionar su significado desde lo íntimo y lo femenino.
Su mirada no busca la provocación fácil ni el escándalo visual; se trata más bien de una relectura emocional de la fe, donde lo místico se convierte en espejo del alma. LUX parece ser, en el fondo, un viaje interior: un intento por reconciliar cuerpo y espíritu, arte y devoción, vulnerabilidad y poder.
Con LUX, Rosalía vuelve a demostrar que su lenguaje trasciende la música. Su obra se expande hacia lo performático, lo visual y lo conceptual, reafirmándola como una de las artistas más visionarias de su generación.