Hace unos días, la Corte Interamericana de Derechos Humanos reconoció el Derecho al Cuidado como Derecho Humano Autónomo. ¿Cómo llegamos a esto? ¿Cuál es la importancia de este suceso?

Los cuidados son actividades de bienestar físico y emocional con las que todas las personas nos relacionamos. Alguien nos cuidó o nos cuida y de alguna forma cuidamos de alguien; puede ser por momentos en el ciclo de vida, pero también puede ser 24 horas, siete días a la semana.

Esta es una explicación muy breve de la labor de cuidar; históricamente, la comprensión de este concepto no ha sido fácil. Las mujeres, en la lucha por el reconocimiento de sus derechos, pusieron sobre la mesa la indispensable labor de visibilizar los cuidados que las mujeres realizan en los diferentes espacios, porque las labores de cuidado se les han asignado a ellas.

La razón de ello es porque a las mujeres se les han atribuido características propias que se relacionan con la reproducción al ser ellas quieren paren, por lo tanto, es propicio que ellas cuiden no sólo a sus hijas e hijos, sino a toda persona que requiera ser cuidada. E

sto coloca a las mujeres en una sobrecarga de trabajo dentro de los hogares, que es en donde generalmente se realizan estas actividades, lo cual, les ha restado la posibilidad de desarrollarse en otros aspectos de la vida pública y de la remuneración económica.

El camino ha sido largo: el movimiento feminista, la economía feminista, la pugna porque esto se traduzca en normativas, reglamentaciones, que quede nombrado en las leyes constitucionales, y en las políticas públicas de las diferentes naciones. 

Es por esa razón, que hoy se celebra que el derecho al cuidado se reconozca como un derecho autónomo, fundamental y multidimensional. 

En la región de América Latina es indispensable para la incorporación de los sistemas nacionales de cuidados en los diferentes países que forman parte de la Convención Americana, entre ellos, México. El que la Corte Interamericana de Derechos Humanos reconozca el derecho al cuidado, nos posibilita el camino de esta actividad vital.

Nos garantiza que cada uno de los países de la Organización de Estados Americanos (OEA) incorpore de manera tácita el reconocimiento de los cuidados y que exista una corresponsabilidad compartida diferenciada entre el Estado, las familias, el mercado, las comunidades enteras, que atienda esta realidad para transformar las sociedades, con el fin de lograr más justicia e igualdad y con ello mejorar la calidad de vida de las personas.

El reto es divulgar y compartir esta información en toda la región y luchar desde lo local para que se ejerza este derecho al cuidado: a cuidar, a recibir cuidados y autocuidarnos.

*Sobre las autoras:

Luz María Galindo Vilchis (@Luzapelusita)

Coordinadora del I Diplomado Violencias y Diversidades; del Seminario Estudios interseccionales de la desigualdad social y del Seminario permanente interinstitucional Familia y Diversidad, todos del Instituto Mora. Asimismo, docente en la UNAM. Realizó su estancia postdoctoral en el CEDUA-COLMEX. Sus líneas de investigación son la perspectiva de género, políticas públicas, usos del tiempo, corresponsabilidad social, vida cotidiana y trabajo de cuidados, diversidad familiar y diversidad sexual, nuevas experiencias de ser hombres (masculinidades).

Tania Meléndez (@MelendezTania20)

Socióloga, maestra y candidata a doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: sociología de la familia, sociología de la religión, perspectiva de género, cambio social y cultura.