En San Luis Potosí conocí a la poeta y escritora potosina Laura Rojas. Por varios meses había escuchado de ella sin poderla conocer en persona. Escuchaba en diferentes lugares sobre su poesía y su activismo tanto para visibilizar la literatura hecha por mujeres, como por defender los derechos de las personas en situación de discapacidad y de quienes les cuidan.

Sabía también que estaba buscando impulsar talleres de escritura para mujeres cuidadoras como una forma de recuperación y valoración de sus historias, de sus voces y de sus experiencias por medio de la palabra escrita hecha con la propia pluma y con el propio cuidado. 

Un día tuve la fortuna de por fin conocerla cara a cara en un evento en el Museo del Laberinto de esta ciudad potosina. Esto en el marco del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, cuando presentó su libro Mecanismos de defensa, galardonado con mención honorífica en el Premio Nacional de Literatura Dolores Castro 2022.Al final de este evento, me acerqué a Laura para conocerla y adquirir su libro. Y a partir de entonces entablamos una colaboración y una amistad en la que hemos ido sosteniendo proyectos que cruzan la escritura con las justicias. Ella, en el campo de la literatura, yo en el campo de las ciencias sociales.

Hoy me siento muy contenta porque Laura me regaló algunas de sus reflexiones para este espacio de La Cadera de Eva en donde comparto con mucha cariño en el siguiente apartado:

Como dice uno de sus poemas publicado en su libro Mecanismo de defensa, ella me enseñó que con la escritura: “Nace el grito / un cuerpo agoniza/ y el corazón resucita”. Así, con ese pecho que vuelve a la vida, les comparto un poco de sus letras.

Escribir literatura como otra forma de hacer justicia

*Por Laura Rojas del Toro

Durante varios siglos, la literatura escrita por mujeres se vio reducida por el machismo, la misoginia y las exigencias de las épocas en que las mujeres podían o no dedicarse al arte. En particular las mujeres escritoras, que desde un anonimato o firmando con seudónimos con nombres varoniles, podían ejercer esa libertad de expresar mediante la poesía y las narraciones sus sueños, intereses, vivencias, problemáticas sociales y todo lo que acontecía en sus entornos, sin saber que estaban provocando algo más que pura emoción: libertad a costa de ser señaladas, violentadas y estigmatizadas hasta encontrar la muerte.

Con el paso de los años y con las diferentes luchas sociales, las mujeres artistas se fueron incorporando a ellas, no sólo para poder crear, sino para exponer, distribuir y comercializar su obra como una forma de sobrevivencia, ya que el arte ha sido desacreditado por argumentos sociales, morales y hasta religiosas para que las artistas no provoquen relevancia, valor o interés para ser vistas, escuchadas o leídas.

Sin embargo, la persistencia de mantener el arte como una expresión meramente humana y que no sólo los hombres podían hacerlo, ha revolucionado las diferentes formas de enunciar el arte gracias a la necesidad de expresión.

No sólo la lucha por la difusión y la publicación de su obra han sido barreras constantes, existen impedimentos personales que cada poeta o narradora resiste a partir de los roles de género. El no poder sentarse a escribir hasta tener el quehacer hecho, la comida, la crianza de los hijos, el cuidado de familiares con discapacidad, nuestra propia enfermedad o discapacidad, los techos de cristal que se vuelven muros, son obstáculos que siguen de pie hasta nuestros días. Y es por lo que hacemos que la literatura se convierte en nuestra propia identidad, una forma de sobrevivencia.

La literatura escrita por mujeres se ha convertido en un sustento de vida, una lucha constante, otra forma de hacer justicia: "el acto poético"; la justicia como la poesía con su imagen, el fondo y la forma, la metáfora de cómo obtenerla.

Las narraciones con sus personajes, recreándola desde la violencia, la injusticia, la desigualdad, la discriminación, la muerte, la discapacidad, el feminicidio, para que el lector ya no decida en otorgarle valía, sino que las propias escritoras nos demos voz; que la palabra escrita sí importa.

Y así, reivindicamos la justicia mediante la palabra, metaforizando que esa otra forma de hacer justicia con la pluma reinventa el valor literario de la obra escrita por mujeres y de las propias autoras.

 

Semblanza de la autora invitada:

*Laura Rojas del Toro. Escritora, editora, gestora cultural independiente y activista de los derechos de niñas, niños y adolescentes con discapacidad y neurodivergentes. Ha publicado los poemarios (Malandra, 2013, mención honorífica en el premio 20 de noviembre, Mecanismos de defensa 2022, mención honorífica en el premio nacional Dolores Castro. Cofundadora de la Lectura Masiva de Escritoras Mexicanas y directora de la Editorial Letra Púrpura.

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