Se habla mucho de ellos desde la tragedia en el CCH Sur porque el perpetrador es integrante de la comunidad. Se hacen llamar “incels”, que proviene de la frase involuntary celibate, que es célibe involuntario en inglés, es decir, hombres que no tienen actividad sexual a pesar de quererla.
Aunque la mayoría se declara en contra de la violencia —un estudio de la Universidad de Texas en Austin encontró que son el 80%— hay una minoría que llama la atención por casos emblemáticos de ataques para reivindicar su enojo con la sociedad.
Un estudio de la Universidad de Swansea sobre miembros de estas comunidades en Gran Bretaña y Estados Unidos encontró que en su mayoría son veinteañeros, con algún trastorno de salud mental; alrededor de un tercio de ellos entran en el espectro autista y 86% de los “incels” estudiados reportaron haber padecido acoso (en la población general, el promedio es de 33%).
En esos y otros países, se trata, generalmente, de hombres que conviven entre sí prácticamente sólo a través de redes sociales y para expresar su resentimiento hacia las mujeres.
Los “incels”, hombres heterosexuales, viven una gran contradicción porque perciben a las mujeres como sujetas de su deseo y, al mismo tiempo, expresan desprecio por ellas y las objetivizan.
Aunque sus intercambios suelen ser casi exclusivamente virtuales, algo preocupante es que las comunidades “incel”, o algunos de sus miembros, pasan de la expresión del rencor a la radicalización y promoción, al menos de palabra, de la violencia hacia las mujeres.
En algunos lugares del mundo esto ha llegado al grado de que en años recientes se les considere como focos rojos de agresión. El caso de Elliot Rodger, de apenas 22 años, quien cometió una masacre en Isla Vista, California, Estados Unidos, en 2014 antes de suicidarse, es emblemático porque todavía es visto por algunos “incels” como una especie de profeta. Sus acciones fueron calificadas como un acto de terrorismo misógino.
Detrás de lo anterior está la idea que los “incels” tienen de las mujeres. Un estudio en línea del International Center for the Study of Violent Extremism encontró que 97.1% de los “incels” consideran que "las mujeres siempre pueden conseguir sexo” y entre el 70 y el 84%, simultáneamente, consideran que las mujeres: son infieles, se guían por la apariencia, son egocéntricas y manipuladoras.
Esto prende todas las alertas feministas y debería encender también las de las autoridades.
Más allá de este caso viral, es urgente visibilizar y atender la radicalización “incel” que puede evolucionar hacia violencia en el plano presencial.
Esta es una expresión contemporánea y juvenil del patriarcado, una que los daña también a ellos y por eso este tema forma parte de la campaña permanente de Ola Violeta titulada #HablemosConLosHombres. Hacerlo puede evitar tragedias.