Redpill, bluepill, blackpill y hasta dogpill, son algunos de los códigos con los que se identifican los hombres incels, la comunidad de hombres radicalizados que creen en el regreso de la masculinidad tradicional y que se ha popularizado con la llegada de la miniserie británica Adolescence

Esta serie retrata la vida de Jamie Miller, un adolescente de 13 años  que es acusado de asesinar a su compañera de clase, Katie. A lo largo de cuatro episodios se presenta la forma de operación de la comunidad incel en internet, sus códigos y valores instaurados en la misoginia

Este tipo de  códigos no sólo son promovidos por supuestos “gurús de la masculinidad” como El Temach en México y Andrew Tate en Estados Unidos, sino que en actual clima político han sido reafirmados por discursos institucionales de la ultraderecha, especialmente con la llegada del Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos por segunda vez y la “derechización” de occidente. 

Y es que los hombres rojopastillados, que profesan haber tenido un “despertar de consciencia” acusan a cualquier lucha que atente contra sus privilegios como agendas progre o woke. ¿Cómo llegamos a este punto de la vida en el que promover el odio es considerado un acto de rebeldía, y por el contrario, defender los derechos humanos es sinónimo de opresión? Te contamos. 

El ABC de las píldoras incel 

Los esteroides de la misoginia se han fortalecido principalmente en chats y foros en línea; los incles, una comunidad de hombres celibatos por circunstancia y no por decisión, han entretejido en internet bibliotecas colectivas que contienen los valores fundamentales de su ideología, con sus propios ídolos, lenguaje y hasta manifiesto.  

El mundo incel categoriza a las personas según su apariencia física, comportamientos e ideologías políticas. Esta jerarquización perpetúa roles y estereotipos de género; los denominados chads y stacys son hombres y mujeres atractivas, respectivamente, que  representan el ideal de belleza para los incels, pero también arquetipan el rol del hombre proveedor conquistador y el de la mujer cuidadora conquistada. 

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En un intento de explicar por qué no pueden establecer relaciones sexoafectivas estables, los incels crearon un esquema de códigos misóginos que perpetúan el odio en contra de las mujeres. Las “píldoras de la misoginia” no sólo están imbricadas en estereotipos de género, sino también actitudes racistas, xenófobas e incluso especistas.  Las más comunes son las siguientes: 

  • Redpill: Se utiliza por las comunidades de la manosfera, un movimiento en línea que busca restablecer la dominación masculina y desacreditar las luchas de las mujeres, para decir que un hombre ha tomado consciencia del mundo real, en donde la opresión en contra de las mujeres no existe y las mujeres desean regresar a los roles tradicionales de género. La ideología de la píldora roja tiene como propósito abusar o aprovecharse sexualmente de las mujeres

  • Bluepill: Se refiere a hombres que aún no han “despertado” y siguen prácticas románticas convencionales. Los incels consideran que esta práctica no es eficiente para entablar relaciones sexuales con mujeres, ya que creen que únicamente les interesa la apariencia física. 

  • Blackpill: La blackpill es el estado de armonía en el mundo basado en la creencia de la redpill y establece que el rechazo sexual por parte de una mujer es una forma de discriminación y prejuicio en contra de los hombres que no entran en el canon de belleza, por lo que establece una filosofía de dominio y conquista en los cuerpos de las mujeres

  • Atomic blackpill: Es la prueba de que las mujeres sólo tienen interés en los hombres por su apariencia física. 

  • Scientific blackpill: Se refiere a la evidencia que utilizan los incels para defender sus argumentos. Generalmente son textos misóginos con sesgos de género o capturas de pantalla de Tinder que “demuestran” que las mujeres sólo se relacionan con hombres atractivos sin importar sus valores y creencias. 

  • Dogpill: La creencia de que las mujeres prefieren tener relaciones sexuales con perros en lugar de hombres incels

  • JBpill: Del inglés “jail bait”, es la creencia que no permite a los hombres tener relaciones sexuales con mujeres de mayor edad que ellos. 

  • Jihadpill: Algunos incels creen que la única forma de entablar relaciones sexuales es a través de la religión musulmana.

  • Pinkpill: Grupo de mujeres que se identifican con las ideas de la redpill. Creen que aún siendo perfectas nunca podrán encontrar una pareja efectiva. Este grupo es reducido y rechazado por los incels

La identidad masculina en crisis

Jorge Zetina, responsable de prevención de GENDES, una organización que se enfoca en la construcción de relaciones igualitarias entre hombres y mujeres, cuenta en entrevista con La Cadera de Eva que en la actualidad, con el avance de la lucha de las mujeres y de las luchas que defienden la igualdad y justicia,  muchos hombres se encuentran en un momento de crisis como con respecto a la masculinidad.

La masculinidad hegemónica tradicional por mucho tiempo fue un espacio rígido y sólido que posicionó a los hombres en la cima de la jerarquización social instaurada por el patriarcado. A través del consumo de contenido digital de las ideologías de ultraderecha y en contra de los derechos de las mujeres, los hombres reafirman esta masculinidad tradicional que “protege” los roles de género y reafirma su identidad como figura central de la sociedad. 

La crisis de la identidad masculina se da ante la preocupación y el miedo de perder el control pero, sobre todo, surge como consecuencia del rechazo al cambio en un plano social, íntimo y personal, y es que esto implica cuestionar, replantear y cambiar la forma en que expresan sus emociones, deseos y necesidades, que están atravesadas por las normas de género y la idea de la masculinidad original o esencial que busca el poder como sector privilegiado. 

“La identidad masculina, nos invita a recolocar esa posición social que históricamente ha estado por encima de las demás personas por ser hombre, en especial de las mujeres”.

Los hombres atravesados por la idea de una masculinidad esencial creen que al establecer relaciones igualitarias se promueve un panorama de subyugación y opresión que favorece a las mujeres y discrimina a los hombres.

Frases de supuesto empoderamiento masculino como “Recupera tu poder y vuelve a tu esencia”,  esconden detrás la urgencia de mantener el orden hegemónico masculino que privilegia a los hombres en todos los ámbitos de la vida pública y privada.

El boost de la misoginia en internet

Personajes de redes sociales como Luis Castillejo, mejor conocido como “El Temach”  han aprovechado esta necesidad masculina  por reafirmar los roles de género tradicionales. Hablar de la esencia masculina, de defender el rol del proveedor y convertirse en un hombre de alto valor es una forma de presentar una alternativa y una invitación a los hombres para seguir apegados a una supuesta “naturaleza masculina”.

Se está proponiendo que la igualdad es falsa, que es una forma de debilitarlos y que la realidad es que deben de adaptar o abrazar su esencia masculina, ¿no? Todo esto que le dijeron que era su naturaleza, y eso da bastante tranquilidad y la sensación de que tienen el control sobre sus propias vidas y sobre las relaciones.

Los discursos de las comunidades redpill alientan o refuerzan en otros hombres el ejercer o reproducir más violencia, para sostener la superioridad masculina por encima del resto de las identidades. Ante la resistencia feminista en contra del esencialismo de la masculinidad se provoca tensión que tiene consecuencia una respuesta aún más violencia por parte de los hombres más radicalizados en internet

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Las redflags más comunes entre los incels

Jorje Zetina explica que la reafirmación masculina en internet se manifiesta en los hombres a través de la manipulación emocional, violencia psicológica o emocional dirigida generalmente hacia un interés romántico o una pareja para generar mayor dependencia, pero también hacia las comunidades de mujeres que luchan por la equidad de género. 

Si sospechas que algún hombre en tu vida puede ser un incel encubierto, es probable que realice algunas de las siguientes acciones al momento de interactuar con una mujer: 

  • Lovebombing: el acto de condicionar el amor a través de acciones continúas de cuidado y de su suspensión por un tiempo. 

  • Cosificar: referirse a las mujeres con nombres o apodos despectivos y misóginos. 

  • Menospreciar: decir que las mujeres pertenecen en los hogares, como cuidadoras de los hombres, infiriendo que es una posición natural, y que no pueden aspirara a otras cosas.

  • Amenazar: intimidar o amedrentar a mujeres en redes sociales con frases que apelan a la violencia física o hacen referencia a feminicidios.  

Aunque estas son las formas más comunes de violencia en el universo de los incels, se desconoce la extensión de las manifestaciones de violencia en redes sociales,  y es que muchos hombres pueden ejercer otras violencias fuera del espacio digital como  violencia sexual, física y económica.

Des-pastillar la misoginia: medidas para desmontar la masculinidad esencialista

Desmontar la misoginia dentro y fuera de internet  implica medidas colectivas que prioricen  escuchar las dudas de los hombres jóvenes, en los ámbitos profesionales, en los espacios de familia y de amistad para no caer en la lógica esencialista de los mensajes de la incelosfera, explica Jorge Zetina.

Pero más allá de la colaboración en conjunto, es indispensable que los hombres reflexiones sobre los mensajes y códigos que leen en internet, que analicen por qué resuenan con ellos y cómo les afecta para tener la posibilidad de reconectar con formas más genuinas de interacción social. 

“Debemos reflexionar cómo no solamente es la violencia que ejercemos hacia nuestras parejas, hacia las mujeres de nuestras vidas, sino a nosotros mismos. Cómo lo estamos minimizando o colocando en segundo lugar por cumplir con estos estereotipos, estos mandatos de la masculinidad”.