“Otra vez esas con sus cosas”, “Ellos vienen a robar nuestros trabajos“... Estas frases que escuchamos cada día en las redes sociales, en la televisión, en la calle, no son solo opiniones personales, son parte de un discurso que está ganando fuerza en nuestro país y en el mundo, y están sustentados en ideas misóginas, xenófobas, racistas y ultranacionalistas. Todas ellas son la base para esa ideología que pensábamos que había quedado en el pasado, pero que está de vuelta, y lo está haciendo con fuerza, el fascismo

Parece que de la noche a la mañana, hemos vuelto a los tiempos en que desde el poder -político, mediático y económico- se transmiten sin vergüenza mensajes discriminatorios y violentos que buscan polarizar a la sociedad y señalar a grupos poblacionales como los “culpables” de los problemas creados por… las élites en el poder.

Ya sea que se enfoquen en las personas migrantes, en las mujeres feministas o en personas de la diversidad sexo-genérica, el foco de su discurso es atacar a aquellas personas a quienes identifican como “amenaza” para los valores tradicionalistas  -y usualmente reaccionarios- de la sociedad que quieren tener. Así como lo lees amix, la ideología fascista nos está respirando en la nuca.

Pero, ¿qué es exactamente el fascismo? ¿Cómo se manifiesta en la sociedad actual? ¿Y qué podemos hacer para prevenir su avance y proteger los derechos humanos y la democracia? Para conocer más sobre al respecto, La Cadera de Eva entrevistó a Tatiana Romero, especialista en historia contemporánea con perspectiva interseccional y decolonial.

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Foto:Cuartoscuro

¿Cómo surgió el fascismo?

El fascismo se originó en Italia en la década de 1920, cuando Benito Mussolini y su partido político, el Partido Nacional Fascista, comenzaron a ganar popularidad. Sin embargo, este movimiento político e ideológico, no se limitó a Italia, y se extendió a otros países, como Alemania, donde Adolf Hitler y el Partido Nazi implementaron políticas fascistas que llevaron al Holocausto y a la Segunda Guerra Mundial.

La ideología fascista se basaba en la idea de que el Estado debía tener un control total sobre la sociedad, y que el individuo debía someterse a la autoridad del Estado. Esto se reflejó en la creación de un sistema de gobierno autoritario, en el que el líder era visto como infalible y omnipotente.

Algunas de las características clave del fascismo son:

  • Autoritarismo: se basa en la idea de que el Estado debe tener un control total sobre la sociedad, y que el individuo debe someterse a la autoridad del Estado.
  • Nacionalismo: promueve la idea de que la nación es superior a cualquier otra entidad, y que el Estado debe proteger y promover los intereses de la nación a cualquier precio.
  • Militarismo: considera a la fuerza militar esencial para la supervivencia y el éxito de la nación, y que el Estado debe invertir en su ejército y su defensa.
  • Totalitarismo: defiende la idea de que el Estado debe controlar todos los aspectos de la sociedad, incluyendo la economía, la educación, la cultura y la vida privada.
  • Anticomunismo: se opone al comunismo y al socialismo, y ve a estos movimientos como una amenaza a la estabilidad y la seguridad de la nación.

En la actualidad, el fascismo sigue siendo un concepto vivo, ante el avance de la ultraderecha en muchos países del mundo. Los movimientos políticos de derecha, que a menudo se autodenominan "nacionalistas" o "populistas", están ganando popularidad y están implementando políticas que recuerdan a las del fascismo clásico.

Tatiana Romero explica que el fascismo en el siglo XXI se presenta como un proyecto de recorte de derechos y libertades que imposibilita la vida, buscando restringir y eliminar las oportunidades de una existencia digna.

"El fascismo también se caracteriza por su tendencia a aniquilar y exterminar a aquellos que se desvían de la norma impuesta por el Estado. Esta visión excluyente, a menudo arraigada en la cultura judeocristiana, discrimina a quienes no se ajustan a sus preceptos, incluyendo a personas de izquierda y a cualquier proyecto emancipatorio como los movimientos feministas" (Tatiana Romero, historiadora.)

Aliados del fascismo

Romero describe una compleja red de relaciones entre el fascismo, el patriarcado y el capitalismo, donde las redes sociales juegan un papel clave en la difusión de ideologías extremistas.

De acuerdo con la historiadora, el fascismo no es un fenómeno aislado, sino una herramienta que el capitalismo utiliza para perpetuarse y mantener su poder. Esto se manifiesta en la erosión de derechos y libertades, que afecta directamente la calidad de vida de muchas personas.

"El fascismo es la forma que toma el Estado para servir a los intereses del capitalismo, incluso cuando figuras como Donald Trump o Javier Milei dicen querer quitarle poder al Estado. Esta relación se manifiesta en el recorte de derechos y libertades, así como en la negación de la existencia de ciertas vidas" (Tatiana Romero, historiadora.)

De acuerdo con la historiadora, el patriarcado es un componente esencial de este entramado, ya que el capitalismo se basa en la explotación y el despojo de territorios y recursos, y el fascismo se apoya en estructuras patriarcales para mantener el statu quo perpetúan la opresión de las mujeres y las disidencias sexogenéricas.

Estos son algunos puntos clave que explican esta relación:

  • El fascismo busca reforzar los roles de género tradicionales y mantener a las mujeres en una posición subordinada.
  • El avance de los movimientos feministas, que desafían las estructuras de poder existentes, provoca una reacción patriarcal la cual se manifiesta en un intento de repatriarcalización de la sociedad, no solo en la política, sino también en las prácticas cotidianas
  • El fascismo niega la existencia de ciertas vidas y restringe derechos y libertades. Esto afecta de manera desproporcionada a las mujeres, quienes son objeto de violencia de género, discriminación y falta de acceso a recursos y oportunidades.

 Las redes sociales son un campo de batalla donde se libra una guerra cultural e ideológica, y donde los discursos de odio encuentran un terreno fértil. Tatiana explica que comunidades  como la Incel han logrado organizarse a escala transnacional gracias a que plataformas como Twitter y Facebook facilitan la difusión de discursos de odio, influenciadas por quienes tienen más recursos económicos.

Resistencias

Para comprender y combatir el fascismo en el siglo XXI, Tatiana Romero señala que es fundamental adoptar una perspectiva interseccional. Esto implica reconocer cómo el género, la raza, la clase y otras categorías sociales se entrelazan para crear experiencias únicas de opresión.

Al respecto, Tatiana Romero menciona que los cuerpos racializados y feminizados, así como las disidencias sexogenéricas, enfrentan una mayor vulnerabilidad debido a la confluencia de múltiples formas de opresión.

"El fascismo ataca más a quienes están en los márgenes porque están más alejados del centro de poder, ocupado por hombres blancos, heterosexuales y ricos. Las opresiones son dinámicas y varían según el contexto, lo que significa que la vulnerabilidad puede aumentar o disminuir dependiendo del espacio" (Tatiana Romero, historiadora.)

Ante este panorama, Tatiana Romero menciona que la acción colectiva antifascista es de suma importancia, ya que el fascismo posee tanto el capital como los medios para imponerse, y solo a través de la acción conjunta se puede derrotar.

"Tejer alianzas transnacionales, revisar los privilegios propios y construir agendas inclusivas son pasos cruciales para desafiar el poder del fascismo y defender los derechos de todos" (Tatiana Romero, historiadora.)

La historiadora enfatiza la importancia de observar las resistencias cotidianas, como las madres buscadoras en México, que luchan por encontrar a sus hijos desaparecidos y las defensoras de la tierra, que protegen los recursos naturales, pues estas acciones demuestran que, a pesar del avance de la ultraderecha, la esperanza y la resistencia siguen vivas en América Latina y en todo el mundo.

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