El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos está intensificando una peligrosa llamada de conservadurismo y misoginia, y no sólo en ese país. Desde su triunfo en las pasadas elecciones del 5 de noviembre, hemos visto un resurgimiento de discursos de odio contra las mujeres y el movimiento feminista, amplificados globalmente por las redes sociales.
Esta semana documentamos cómo frases cómo: “Your body, my choice" (Tu cuerpo, mi decisión) han tomado fuerza en foros virtuales,impulsadas por figuras como Nick Fuentes, un influencer con contenido misógino y relacionado con la supremacía blanca. Entre su contenido viral, el reciente video en el que celebró el triunfo de Trump como una supuesta "victoria masculina".
Frases como esa, cargadas de odio y desprecio hacia las mujeres, reflejan una visión compartida por miles de hombres, algunos muy jóvenes, y en su mayoría seguidores de Trump, quienes han encontrado en los foros virtuales un espacio para replicar estos mensajes sin cuestionamiento.
Frases misóginas de este tipo, en la que también resaltan “get back in the kitchen” (vuelve a la cocina) y “repeal the 19th” (derogar la enmienda que otorgó el voto femenino), han tenido un incremento del 4,600% en menciones en redes; esta tendencia demuestra un inquietante avance de la manosfera, el espacio en línea, definido por la ONU como un movimiento para restaurar la dominación masculina, normaliza la violencia y el desprecio hacia las mujeres, generando un entorno hostil donde la misoginia no solo es aceptada, sino celebrada. Un término del que también hablamos ampliamente en nuestro Glosario Feminista.
El problema, sin embargo, no se limita a Estados Unidos. En países como Brasil, Argentina, España y México, la ultraderecha ha ganado terreno bajo la bandera de la defensa de “valores tradicionales”, en un intento por frenar los avances en derechos reproductivos, igualdad de género y diversidad sexual. Estos grupos presentan su agenda como una respuesta a las supuestas “amenazas” de la modernidad: el feminismo, el activismo LGBT y las políticas progresistas.
Ante este panorama de embate misógino, muchas mujeres están buscando formas de resistencia. Uno de los ejemplos más recientes es el auge del movimiento surcoreano “4B”, que nació como respuesta a la violencia machista y el status quo patriarcal que intenta imponer la dominación sobre nuestros cuerpos.
El movimiento 4B rechaza las relaciones afectivas y sexuales con hombres, el sistema de matrimonio heterosexual y la maternidad. Estas decisiones, aunque pueden ser controvertidas, buscan desafiar las estructuras de opresión y construir espacios seguros para las mujeres. El crecimiento del 4B muestra cómo, en un clima de odio avivado por la ultraderecha, muchas mujeres optan por estrategias más radicales para protegerse y resistir.
Y es que la amenaza misógina y el auge de la ultraderecha es un fenómeno que trasciende fronteras. Movimientos que promueven valores conservadores y roles de género tradicionales están ganando terreno, presentándose como rebeldes ante lo que consideran un statu quo de "ideología progresista", como lo abordamos también hace unos meses en este mismo espacio.
En nuestro país también ha habido una creciente expansión de los grupos antiderechos que poco a poco se han ido metiendo en la política, impulsando agendas LGBTfóbicas y antiabortistas, incluso el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) alertó que con la reciente reforma judicial, estos grupos podrían encontrar más espacios de representación en los juzgados mexicanos, lo que también podría en riesgo el retroceso de la despenalización del aborto en México.
A pesar de este panorama que para muchas de nosotras parece ser desalentador, el feminismo sigue mostrándonos su capacidad para adaptarse y resistir. Las luchas feministas no son monolíticas ni homogéneas, y en cada rincón del mundo surgen nuevas estrategias y formas de organización para contrarrestar esta ola de odio que amenaza nuestros derechos. Desde los movimientos digitales hasta las acciones en las calles, las mujeres estamos dejando claro que no estamos dispuestas a retroceder.
A una semana del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es importante recordar que en un mundo donde el antifeminismo busca mantener esquemas de opresión y violencia, el feminismo busca construir mundos donde quepamos todas, todes y todos.
Nos vemos el 25 en las calles, compañeras. Aunque los discursos de odio intenten apagarla, la llama de la resistencia feminista continúa encendida.