Vivian Maier fue una fotógrafa estadounidense que durante su vida permaneció en las sombras; perteneciente a una clase social baja y sin formación artística profesional, logró una amplia producción fotográfica, con más de 100 mil negativos de gran calidad, los cuales fueron descubiertos hasta el 2007 cuando el cineasta y fotógrafo John Maloof compró su archivo en una subasta de arte. Desde el momento de su descubrimiento, se ha hecho una gran labor para rescatar y visibilizar su trabajo. 

Rev(b)elada, Vivian Maier Fotógrafa, exposición curada por Anne Morin y que actualmente se presenta en el Museo Franz Mayer, permite apreciar por primera vez en México la obra de esta gran fotógrafa, acercarse a lo que fue su vida, así como a su desarrollo artístico.

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Vivian Maier nació en Nueva York en 1926 y murió en Chicago en 2009. De acuerdo con la curadora, fue una mujer que en cierto sentido aceptó su papel de sumisión, pues nunca tuvo pretensiones de pertenecer al círculo de artistas de su época, además de que, debido a ser una mujer de clase baja, le resultaría prácticamente imposible.

Sin embargo, en el estudio de su archivo se puede encontrar una mirada llena de curiosidad por la vida que le rodeaba, así como una persistencia en su práctica fotográfica.  

La mayoría de sus tomas, realizadas con una cámara Rolleiflex en blanco y negro, permiten ver a una fotógrafa que, en palabras de la Anne Morin “no caza la escena, sino que la pesca”, se aprecia la paciencia de la observadora, con una toma silenciosa pero que comunica mucho de lo retratado, así como de ella misma.

A veces intercalaba sus tomas fijas con juegos cinéticos, jugando con la multiplicidad de tomas de una misma escena u objeto o realizaba breves grabaciones a color, donde se aprecian escenas del orden cotidiano. Entre sus temas de exploración se señala la vida urbana, los pequeños detalles de una ciudad en movimiento, retratos de personas de la clase trabajadora, la arquitectura y, sobre todo, las infancias el autorretrato y la autorepresentación. 

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El juego y las infancias en la obra de Vivian

Vivian Maier trabajó durante aproximadamente cuarenta años como niñera, de donde se intuye que pudo aprender o recuperar parte de las formas de escenificar y habitar los espacios de los niños, su profesión le permitió observar el mundo desde el lugar de la vulnerabilidad y el asombro propios de las infancias.

En su obra podemos encontrar una gran cantidad de retratos que documentan la realidad de las y los niños, con sus gestos, mímicas, contrastes entre ellos y la forma de ser de los adultos, al mismo tiempo que la capacidad de observación y el descubrimiento que rodea al infante, una mirada que tiene la capacidad de encontrar lo extraordinario en lo ordinario y común de la ciudad y de la vida.

Esta mirada está presente en el trabajo de Vivian, un juego de descubrimiento donde ella se posiciona a veces como espectadora y a veces como niña que interpreta un rol o que quiere ser parte de otros roles.

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Autorretrato y autorepresentación

Podemos encontrar en gran énfasis en las imágenes de autorretrato y su desdoblamiento a la autorepresentación que realizó Vivian Maier a lo largo de su vida:  sus múltiples fotografías donde se retrata a sí misma frente a espejos, con juegos de sombras y objetos, hasta escenas y gestos de otras personas en los que ve representada su propia realidad.

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Este ir y venir del autorretrato a la autorrepresentación se encuentra presente en toda la obra de Vivian, en cierto sentido le da unidad, pues hay una constante búsqueda de sí misma y de ser representada en un espacio, una época, que la relegaba por su condición de clase y género. Al igual que el juego, es un eje transversal en toda su producción que se puede traducir en un posicionamiento. 

El autorretrato y el juego en la exposición Rev(b)elada

Desde el mismo título se intuye un juego de palabras y una postura sobre quién fue Vivian Maier y cómo se quiere mostrar su obra actualmente. La exposición presenta una recopilación de sus fotografías diferenciadas por temporalidad y por temas, así como una serie de textos de sala que invitan a la reflexión y a posibles lecturas de lo que se puede apreciar en las imágenes de diversos formatos, pero también contiene los dos elementos fundamentales en la obra de la artista: el juego y el autorretrato. 

La museografía contiene una serie de espejos que invitan al espectador a jugar con sus propios reflejos, a fotografiarse a sí mismo en el acto de la observación, pero también a mirar detalles del entorno:  los pies de los demás espectadores, sus movimientos, así como las mismas formas geométricas que proyectan los espejos sobre las paredes.

También se pueden encontrar cajas con una mirilla desde la cual se puede observar las grabaciones que realizaba Vivian, en juego donde el observador parece que mira escondido y con precisión algunos detalles del entorno representado. 

Rev(b)elada, nos permite traer a la luz el trabajo de una mujer que dedicó su vida a la fotografía y que por diversas causas había sido silenciada, borrada, para que, como menciona Anne Morin, pueda formar parte de la historia de la fotografía

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