A propósito del pasado 30 de abril, es urgente reflexionar en torno al contexto actual en el que viven las niñas y los niños de nuestro país, visualizando avances, retrocesos y pendientes en torno al ejercicio de sus derechos. Para ello, retomo la canción de “Esos locos bajitos”, de Joan Manuel Serrat, quien de manera muy sintética y poética, narra la importancia del oficio y la vocación de criar a niñas y niños; una tarea, por cierto, nada fácil para quienes la ejercen. Si bien, la canción se refiere más al vínculo familiar entre padre, madre e hijes, me parece que socialmente reproducimos los mismos equívocos, sin mucha consciencia de las consecuencias en el trayecto de sus vidas y adultez.

Si partimos de que somos una sociedad poco tolerante y adultocentrista, nos lleva a mirar la forma en que anulamos sus voces, su percepción y su sentir, les “domesticamos” para que encajen en una sociedad castrante, violenta y poco creativa, coartamos su creatividad porque esta no es necesaria en una sociedad estandarizada, les cargamos una historia, una cultura social y familiar incuestionable, entre muchas cosas más.

Si no, miremos un poco desde la política pública en torno a las infancias, la cual deja de lado su oficio y vocación, al no garantizar a la primera infancia, el ejercicio de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, según lo planteado en la ley. Lo cual, si se realizara, sería cimentar un camino que les permita obtener un buen desarrollo en todo sentido, en las diferentes etapas y transiciones de su vida, al respecto Mafalda utiliza una frase “La vida no debería echarlo a uno de la niñez sin antes conseguirle un buen puesto en la juventud”.

En tal sentido, desde la política pública dirigida hacia la niñez, pareciera que se está retrocediendo, ya que, al desaparecer programas como las estancias infantiles, escuelas de tiempo completo, y recientemente el plantear la “fusión” de dos órganos con diferentes competencias, misiones y reglas de operación como el SIPINNA y el DIF, nos lleva a pensar el desconocimiento que existe en la actual administración, tanto en lo legal, los procedimientos y una evaluación consistente que permita realizar transiciones y/o cambios, a fin de no dejar desprotegido al sector poblacional. 

De igual forma, es importante revisar qué ha pasado en torno al ámbito educativo en temas de acoso escolar, ambientes sanos, prevención de la violencia, la garantía de una educación de calidad e inclusiva en todo sentido, en torno a las desigualdades de género, las cuales acrecientan las brechas entre niñas y niños, dejando en mayores desventajas a las primeras; qué pasa en torno a la discriminación, el embarazo infantil y adolescente, en su salud integral, su seguridad económica y de acompañamiento para toda esa población que ha perdido a su madre, padre y/o familiar en los conflictos por narcotráfico, desastres naturales y feminicidios, entre otros.

Temas con grandes retos y que bien a bien, no se conocen los avances, y tampoco se perciben en el día a día. Si bien, en 2019 se aprobó la ley que prohíbe el matrimonio infantil y/o trueque, no es hasta en marzo de 2023 que se realizaron modificaciones en el código penal para endurecer las sanciones y que no prescriban las denuncias. Sin embargo, en tanto se adopta a nivel nacional, sería importante conocer cuáles son las estrategias que acompañan a dicho procedimiento, en lo tangible. 

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De seguir así, con esta ausencia de oficio y vocación, es como ir construyendo una casa sin cimientos y que el derrumbe más adelante será inminente ante un temblor, vulnerando y revictimizando a dicho sector. No se están creando las condiciones necesarias para que transiten de la mejor manera a una adolescencia y a una adultez menos catastrófica, para soslayar una realidad apabullante que no les dará tregua y que facilitará en un gran número a subordinarse a grupos delictivos, a la autodestrucción en todo sentido, al no gozo, a manifestar la violencia desde su enojo social, entre muchas consecuencias más. 

¿Qué podemos hacer para mejorar su entorno familiar desde nuestras trincheras?

Psicoanalíticamente los tres primeros meses de vida determinan en mucho la construcción del sujeto, así como su entorno. Desde lo socioeducativo, en la primera infancia se comienza a conocer el mundo y su entorno, a través de los sentidos, huelen, escuchan, miran, sienten; van incorporando diversas herramientas, nociones básicas, conforman una estructura con horarios, actividades, entre muchas cosas más. Si bien, sabemos no hay manuales, ni recetas y que es caso por caso, de manera general podemos pensar en:

  1. La aceptación del tipo de familia que somos o hemos decidido ser: uniparental, con papá y mamá, mamá-mamá, papá-papá, etc.
  2. El desearles. Si bien no es garantía, porque además puede cambiar durante la gestación, puede ser algo favorable, ya que la crianza requiere tiempo, dinero, amorosidad, paciencia y fuerza, entre muchas otras cosas.
  3. No domesticarles, es decir, tendemos desde el adultocentrismo a exigir que miren el mundo desde nuestros ojos e historia, y esos niños, niñas, niñes son sujetos distintos a nosotros, que han nacido en un contexto muy diferente al nuestro; si bien son responsabilidad de quien decide ejercer su paternaje y maternaje, el sentido sería acompañarles en todo aquello que requieren en la primera infancia: de entrada, el respeto a su identidad sexual manifiesta es muy importante, el promover el contacto con su emocionalidad, enojo, frustración, alegría, odio, sin sancionar, pero sí reflexionando con elles en torno a lo que sienten y desde dónde, intentando integrar lo bueno y no tan bueno que todos tenemos.
  4. No etiquetar, cuando una le dice a una niña, niño, niñeeres la oveja negra, tienes TDA, eres super buena onda, de manera inconsciente se van creando un escenario y un guion en la vida, que en la mayoría de los casos les encasillará, no permitiéndose experimentar otros escenarios, y la persona es mucho más que un síntoma y/o características.
  5. Crianza Colectiva, esta ayuda mucho ya que además de ser una red de apoyo, los hijos e hijas conocerán diferentes perspectivas, estructuras, y entornos de los cuáles van tomando cosas para construirse. Hablar de lo ominoso de la familia es muy importante para no repetirlo.

Finalmente, dice la canción de Serrat, “nada ni nadie puede impedir que sufran” pero si les acompañamos con vocación, amorosidad y responsabilidad, seguro se construirán de una manera más creativa.