Desde hace casi 100 años en México se celebra el día del niño y la niña el 30 de abril, la celebración fue creada para reafirmar los derechos de las infancias y que en conjunto brindarles un desarrollo pleno e integral para una niñez feliz. Sin embargo, estamos lejos de alcanzar ese objetivo, en 2022 más de 2,600 niñas y niños fueron asesinados, es decir, 7 niñas y niños fueron asesinados diario en México, de acuerdo con la organización Save the Children.

Save the Children hizo un llamado ala sociedad mexicana para reconocer nuestra responsabilidad colectiva para ofrecer espacios seguros a niñas, niños y adolescentes en los que puedan desarrollarse libremente. "La violencia contra niñas, niños y adolescentes se da en diferentes circunstancias: en el hogar con patrones de crianza donde se invalidan los sentimientos y acciones de los niños, en la escuela y también en el entorno general",comentó Maripina, directora ejecutiva esta organización.

A nivel mundial el trato para las infancias no es mejor, alrededor de 3 de cada 5 niños y niñas entre los dos y cuatro años de edad sufren castigos físicos o violencia psicológica de parte de sus padres, tutores o personas que los cuida, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). El maltrato infantil puede ir desde la negligencia en el cuidado, maltrato psicológico hasta maltrato físico y  abuso sexual.

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¿Por qué se maltrata a las infancias?

El maltrato en contra de las infancias está relacionado con el adultocentrismo que impera en la sociedad mexicana, de acuerdo con Elisa Ortega Velázquez, coordinadora de la Línea de Investigación Institucional “Promoción y Protección de los Derechos de la Infancia” del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Seguro te preguntarás ¿qué tiene que ver el adultocentrismo con el maltrato a niñas y niños? Está más relacionado de lo que crees. La investigadora de la UNAM explicó que "históricamente, niñas, niños y adolescentes han sido considerados objetos de representación, protección y cuidado por parte de personas adultas". Sin embargo, esto no quiere decir que los adultos los perciban como personas con derechos.

“Estos altos grados de violencia nos demuestran que la niñez y las juventudes son poblaciones en condiciones de gran vulnerabilidad, porque por la edad las personas adultas creen que pueden disponer de ellos como si fueran cosas”, aseguró Elisa Ortega Velázquez.

La investigadora afirmó que uno de los detonantes del maltrato infantil es el adultocentrismo, es decir, los adultos tienen privilegios por el sólo hecho de ser adultos, esto está establecido por la cultura y la sociedad; generalmente los adultos piensan que las infancias son inferiores a ellos pues creen que son incapaces de tomar decisiones por sí solos y en general son muy vulnerables, explica Ortega Velázquez.

“El paradigma de derechos humanos en materia de niñez implica considerar a niñas, niños y adolescentes como sujetos de derecho que están en desarrollo y que, por ende, tienen que contar con todas las medidas de protección que su condición de personas menores de 18 años requiere por parte de su familia, de la sociedad y del Estado”, mencionó Ortega Velázquez. El tener esta visión sobre los niños y niñas les invisibiliza en el ámbito social, esto ocasiona que se ejerza maltrato en contra de ellos y ellas.

“Así es como se conecta el adultocentrismo con el maltrato infantil: se ha trazado una grieta intergeneracional entre niños, niñas y adolescentes y los adultos, con base en el poder. El adultocentrismo indica que hay distintas relaciones de poder entre los diferentes grupos de edad, que son asimétricas y, obviamente, a favor de las personas adultas; es decir, implica que se ubican en una posición de superioridad”, dijo la investigadora de la UNAM.

La importancia de crear espacios seguros para las infancias

Esta visión adultocéntrica ha ocasionado que las personas se vuelvan intolerantes hacia los niños y las niñas, incluso se ha propuesto crear espacios "libres de niños", pero es necesario poner atención a esto porque puede convertirse en una forma de discriminación hacia las infancias, como lo explicó la periodista española Esther Vivas, autora del libro Mamá Desobediente.

 Otro problema es que se van invalidando los sentimientos de las infancias, como los enojos o frustraciones que manifiestan en "berrinches", para evitar "incomodar" a las demás personas las madres han optado por aislarse con sus hijos e hijas. Pero no podemos perder de vista que las niñas y niños tienen exactamente los mismos derechos que los adultos. 

Para poder construir un mundo seguro para las niñas y niños tenemos que dejar de lado la visión adultocéntrica en la que se piensa en las infancias como objetos, porque son personas como tú y como yo que merecen disfrutar de todos los espacios y vivir libres de violencia y de discriminación disfrazada de "lugares sin niños".