En este mes donde se celebró a los padres, no hubo tiendas abarrotadas para la compra compulsiva de regalos, como lo vimos el día de las madres, tampoco hubo restaurantes atiborrados de familias, o hijas e hijos que quisieran celebrar a su padre.
Lo anterior puede tener muchas interpretaciones, algunas de ellas fueron expuestas por diversos medios de comunicación, donde la estadística y los registros en México no dejan muy bien posicionados a los padres mexicanos: ausencias, omisión en pago y evasión de las pensiones alimenticias, ejercicio del poder y violencia hacia sus hijos e hijas, así como hacia la madre de los mismes; es decir, poco que celebrar si hablamos de equidad, de derechos y salud mental desde el paternaje.
Ante la ausencia de los padres en la vida de sus hijas e hijos, retomo a Mercedes Sosa con su canción ¿Quién dijo qué todo está perdido? Por fortuna, existe un grupo de padres que ofrecen el corazón pese a los mandatos de los estereotipos tradicionales. Son hombres que han asumido no saber todo, que tienen limitantes, que se equivocan, que creen en las relaciones igualitarias, amorosas, creativas y que cuentan con un mayor conocimiento de sí mismos, lo cual les permite ser más empáticos.
Por ejemplo, René Sánchez de 56 años, psicólogo con dos hijas, comenta:
“Mi hija vivió un duelo, su amigo se murió en una ruta de bicicleta y la vi triste. No sé bien cómo acompañarla, lo que hago es escuchar y darle un consejo de papá, y de repente quiero hablarle como psicólogo y ella me dice: ¡no, papá! Y entiendo que necesita su espacio y que lo mejor es que vaya a consulta con un psicólogo”.
Contactar con nuestros límites y entender que un papá no siempre puede resolver todo al hijo o la hija es todo un proceso, donde la omnipotencia disminuye, sin disminuir al padre.
El papel del padre en la crianza responsable, amorosa y compartida con la madre es de gran importancia, así como la comunicación y los acuerdos para acompañar a sus hijas e hijos, aun no viviendo en el mismo domicilio.
La cercanía adulta del padre y la madre, le da la posibilidad de construirse como un sujeto o sujeta con autonomía, seguridad y salud mental; con menos miedo a equivocarse, mayor tolerancia a la frustración, conocer otros modelos de familia y de relaciones interpersonales sanas. Le da la posibilidad de construir sus propias metas y de hacerse cargo de sí.
Al respecto, Fabián Arellano, periodista de 48 años y padre de una hija, comenta:
“Soy padre separado, lo cual no fue sencillo al inicio, después se acomodaron cosas y es bueno, estoy bien con la madre de mi hija y eso nos facilita acompañarla. Yo creo que mi hija cada vez disfruta más estar conmigo y se sorprende de verme lavar, planchar, preparar comida y su lunch, eso rompe la preconcepción de género. Yo no la veo, sólo periódicamente, intento estar presente en el apoyo a la tarea, los fines de semana; más allá de la manutención me involucro en la compra de materiales escolares, en sus bailables, y cada vez lo hago más”.
De igual forma, René Sánchez comparte que “a pesar de estar separados, siempre hemos sido un buen equipo de mamá y papá, estamos siempre atentos a ellas, tenemos mucha comunicación y acuerdos. En general, acordamos desde que nacieron hacia dónde llevar nuestra crianza, como que sean felices, autónomas y que busquen sus retos”.
En ambos casos mencionaron que, aun teniendo diferencias, la comunicación, el respeto y la tolerancia entre el padre y la madre facilita la toma de acuerdos.
Los hombres que han entendido que ser padres y ejercer el paternaje son cosas muy distintas, van surcando nuevas formas de interacción y relaciones más respetuosas, lúdicas, menos acartonadas y más disfrutables, aun cuando estén presentes los miedos en torno al contexto social en el que se desenvuelven sus hijas e hijos; el cual es cada vez más violento, hostil y poco sostenedor.
Algunos de los miedos descritos son: el uso de redes como la sustitución de una interacción más activa con sus pares, los temas de trata de personas y la violencia.
Al respecto, Fabián Arellano comenta que teme por lo que pueda encontrar su hija:
“La violencia, los feminicidios, las acciones hacia las mujeres… Ojalá que mi hija encuentre buenas personas en su camino, que en su futuro encuentre buenos profesores y no maestros abusivos”.
Si bien, sabemos que no hay manuales para ser padres y mucho menos con perspectiva de derechos, esta labor se va construyendo día a día desde la responsabilidad, espejeando su propia historia, informándose sobre diferentes tipos de crianza, interactuando con otros padres y haciendo un trabajo terapéutico personal para no depositar en los hijos e hijas su emocionalidad no resuelta.
Al respecto, René Sánchez comparte que “cuando nacieron mis hijas, ya tenía algunas lecturas sobre infancia, reflexionaba mi propia práctica. Reviso constantemente cómo fui como hijo, la crianza de mi padre y cómo quiero ser yo como padre. Regularmente comento lo que hago, lo que no hago o lo que se me dificulta, con otro papá, con otra mamá, con otros adultos que también están en esta relación del cuidado y la crianza”.
De igual forma, Héctor Esqueda de 55 años, traductor, casado y con una hija, manifiesta que:
“Ser padre en 2023 es muy interesante porque mi hija aprende y se desarrolla de manera muy acelerada. Es necesario hacer un esfuerzo por seguirle el paso. Yo vivo mi paternaje tratando de divertirme, ayudar, educar y convivir con ella”.
Recomendaciones en las que coinciden estos padres:
- Pasar tiempo de calidad con las hijas e hijos.
- Asumir las labores paternales desde el nacimiento.
- Cambiar el chip de los roles de género: papá no sólo trabaja o arregla el carro, también es divertido y puede cambiar pañales, guisar y tranquilizar a sus hijos e hijas.
- Analizar y reflexionar en torno a su propia historia como hijos.
- Ser un padre respetuoso anteponiendo la dignidad de sus hijos e hijas.
- Ser amorosos, sensibles a sus necesidades e intereses.
- Compartir con otros padres y madres su paternazgo para espejearse y aprender nuevas formas de paternar, no aislarse.
- Mantener la mente abierta para evitar choques generacionales y poder comprender y participar en la vida de los hijos e hijas.
Finalmente, ser padre es una opción, más allá de los roles y estereotipos ejercer el paternaje implica grandes retos para los cuales habrá que prepararse; ya que no se trata sólo de dar la vida o pagar una pensión -lo cual legalmente es parte de su responsabilidad-. Se trata de crear las condiciones necesarias junto con la madre de sus hijos e hijas, para compartir la crianza y estar presente -en un periodo muy corto de su vida-, aun y cuando no se viva en el mismo hogar.