Pedazos de manta con nombres, bastidores, tijeras, agujas e hilos de diferentes colores están perfectamente colocados a lo largo y ancho de una mesa. Entre la bulla que hay en Le Cinéma IFAL, un espacio de cine de arte en la Ciudad de México, Fabiola Rayas toma la palabra e invita a las y los asistentes a acercarse para bordar el nombre de alguna persona desaparecida. Dos mujeres son las primeras en acercarse: "María Guadalupe Barajas Piña, Salvatierra, Gto. 2019", dice el pendón que escogió una de ellas. 

Paradas y sentadas con telas e hilos sobre sus piernas, las personas que vienen al círculo de bordado "Bordarles a tod@s" convocado por el colectivo "Familiares Caminando por Justicia", de Michoacán, comienzan a construir memoria colectiva, incluso sin haber utilizado antes un hilo y aguja, puntada a puntada acuerpan algunas de las historias de los miles de desaparecidos en el país al bordar una letra o palabra de sus nombres. 

“Consideramos muy importante rescatar absolutamente todas las historias. Repasar por encima de las distintas acciones, momentos o recuerdos, tiene mucho que ver precisamente con cómo se comparte en la búsqueda: cuando empiezas a hablar con las demás personas, cuando guardas silencio, cómo empiezas a pasar esas historias en el hilo. Además de visibilizar las ausencias es una forma de contar lo que les pasa a las familias después de una desaparición” (Fabiola Rayas, artista y cofundadora del colectivo Familiares Caminando por Justicia)

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El objetivo del colectivo es tejer los nombres de las más 114 mil víctimas de desaparición en el país para después exhibirlos en un espació público de forma itinerante. Con ayuda de 47 colectivos de búsqueda y manos solidarias, como llaman a las y los voluntarios que sin tener un caso brindan su ayuda para bordar, hasta el momento han bordado 350 nombres de personas desaparecidas y tienen una lista de más de mil 500 víctimas en la que están trabajando.

"Es un proyecto muy bonito que sé que va a dejar raíz porque si nosotros incitamos a todos los colectivos a que aporten la la los datos de sus familiares para que esta información se suba a Google Maps, creo que sería la excelencia tendríamos una base de datos,a lo mejor no oficial, pero sí una base más real para las familias que nos va a decir que realmente ellos están desaparecidos y que existen en algún lugar, no sabemos donde, pero ellos están" (Marichuy López, integrante del colectivo "Unidos por la paz Veracruz" )

Ninguna familia buscando sola 

Marichuy López es madre de Carlos Bautista López, desaparecido el 15 de septiembre de 2015 y localizado sin vida en 2017, poco después de que fuera encontrado, formó el colectivo Unidos por la Paz Veracruz para acompañar a otras madres y padres a encontrar a sus hijos. Aunque las acciones que realizan los colectivos se enfocan en su mayoría en la búsqueda directa de sus desaparecidos, el bordado se ha convertido en una manera más de visibilizar esta tragedia a la sociedad. 

Bordar implica esperar. El hilo y aguja son los acompañantes de cientos madres, hijas, hermanas, esposas, abuelas, nietas, mujeres que sobrellevan injusticias, impunidad, laberintos burocráticos y el paso del tiempo en los casos de sus desaparecidos. Tejiendo y bordando, se han encontrado: intercambian saberes, cariño, compañía y construyen resistencia para soportar horas, días, meses y años de ausencia

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Como toda una experta, Marichuy inserta de un solo intento en el pequeño ojal de la aguja un pedazo de hilo verde, le hace un nudo y así sin bastidor, comienza a bordar el nombre de “Gloria”. Aunque Marichuy dice que ha perdido práctica para bordar, sus manos son habilidosas y cuidan el mínimo detalle para que cada letra del pendón quede perfecta. 

"Al bordar siento amor, estar bordando el nombre del hijo de una amiga, del esposo de un también de de una compañera que también está en la lucha. Siento el mismo amor que si fuera el de mi hijo y creo que el amor es el que nos ha estado uniendo” (Marichy López)

Algo interesante de los bordados colectivos es que al ser una práctica de mucho tiempo y paciencia, las historias y testimonios de las familias de personas desaparecidas terminan bordadas por diferentes personas. Para Emilia, una de las manos solidarias que ha colaborado en diferentes círculos de bordado, es esperanzador que personas ajenas a casos de desaparición se involucren en esta actividad. 

"Recordar a la persona a veces se da en espacios privados: solamente de la familia o de las víctimas que estuvieron cercanas a ellas, y creo que también es una tarea social recuperar ese nombre y esa persona y traerla pues, al espacio del presente” (Emilia)

Hacer presencia la ausencia

El bordado es político, milita en marchas, viste consignas y acuerpa a las familias, las prendas que cosen son fiel testimonio de resistencia, perseverancia y lucha. Fuentes Rojas es un colectivo que utiliza el bordado comunitario como herramienta de visibilización, movilización y denuncia.

Mosaicos de pañuelos bordados con un espacio entre las uniones atados entre un árbol y otro, ondean como cada domingo desde 2011 en el Jardín Centenario, cerca de la Fuente de los Coyotes, en la alcaldía Coyoacán de la Ciudad de México. Así es como Fuentes Rojas invita a las y los transeúntes a participar bordando pañuelos: el hilo verde representa a las y los desaparecidos, y apela a la esperanza de encontrarles. Con hilo rojo se borda a las víctimas de asesinato, en recuerdo a la sangre derramada. En morado van los nombres de las víctimas de feminicidio. 

“En este caso específico el bordado tiene una potencia política muy fuerte porque involucra la colectividad. La horizontalidad también es una forma de poder conjuntar a diferentes grupos, de personas a que trabajen sobre una problemática que tal vez no la no les atraviesa de primera mano, pero que a través del bordado puede unificarlos” (Jessica Baltazar, voluntaria de Fuentes Rojas)

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Para Santy Mito, colaborador del Memorial M68 del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, el bordado no sólo nos víncula desde nuestros ancestros, formación, familia también se convierte en un espacio de empatía frente a las problemáticas sociales que se viven en el país.    

“Como estrategia funciona mucho, el bordado nos hace preguntarnos de qué manera nos atraviesan las problemáticas sociales, aunque de inicio creamos que no nos impactan, es importante reflexionar y a partir de ahí poder empatizar para que las voces de justicia sean replicadas” (Santy Mito)

Ni Fuentes Rojas ni Familiares caminando juntos por justicia trabajan con expertos en bordado, cuando vemos los pañuelos y pendones hay diferentes formas en las que están bordados: tamaños, grosores, tonos de color, porque muchas personas están bordando el mismo pañuelo, formando así un tejido social que se construye con muchas manos, pero que también vuelve presencia la ausencia de los miles de desaparecidos en México

“Tiene que ver mucho con la empatía, dicen que el bordado tiene que ver con ese sentimiento, cuando tú bordas el hilo siempre lo llevas a tu corazón, siempre va y viene. Entonces es un sentimiento que también lo dejas ahí” (Jessica Baltazar)

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