Destruir obras de arte y monumentos como una forma de protesta ha formado parte de la historia de la humanidad y al tener una carga simbólica como lo son las protestas sociales, estas intervenciones ilegales pasan de ser ‘vandalismo’ a ser llamadas iconoclasia, ejemplo de ello es el reciente “ataque” hacia la pintura de La Mona Lisa de Leonardo Da Vinci por parte del colectivo Riposte Alimentaire, donde dos manifestantes arrojaron sopa al cristal a prueba de balas que protege la icónica pintura en el museo del Louvre de París.

“¿Qué es más importante? ¿Arte o derecho a una alimentación sana y sostenible?” (Activistas de Riposte Alimentaire)

Esta no es la primera vez que la obra ha sido “atacada”: el 29 de mayo de 2022 un hombre vestido de anciana en silla de ruedas le lanzó un pastel y luego habló sobre el cuidado de la Tierra; en 2009 un turista ruso le lanzó una taza de té y en 1956 un estudiante boliviano le tiró una piedra. Otro caso donde se utilizó comida para intervenir una obra de arte ocurrió en octubre de 2022 cuando dos activistas del grupo Just Stop Oil rociaron sopa de tomate sobre el cristal que protegía el cuadro Girasoles de Vincent van Gogh en la Galería Nacional de Londres para exigir más acciones para eliminar gradualmente los combustibles fósiles y prevenir el calentamiento global.

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Foto: Riposte Alimentaire

Además, en el Museo Barberini de Potsdam, cerca de Berlín, Alemania donde dos activistas del colectivo Letzte Generation lanzaron puré de papa a un cuadro de Claude Monet, de la serie Les meules ("Los almiares") como protesta ante el avance del cambio climático en el planeta y la sobreexplotación de recursos. Estas acciones se han vuelto virales debido a la inmediatez de las redes sociales, lo cual ha generado opiniones a favor y en contra de la iconoclasia. A pesar de la intención detrás de las acciones y de que ninguna pintura fue dañada la opinión general suele ser calificar este tipo de acciones como vandalismo.

Iconoclasia, una forma de protesta

De acuerdo con el artista visual Dario Gamboni, lo que se entiende por arte, así como el sentido de conservarlo o destruirlo, dependen del contexto histórico específico, y varía con el paso del tiempo, la ubicación geográfica o el tipo de sociedad. Por tanto, “obra de arte”, “monumento”, “objeto cultural” o “patrimonio” se deben entender como etiquetas construidas históricamente, en medio de batallas sostenidas por diversos poderes y actores sociales.

En este sentido, las obras de arte y monumentos intervenidas a lo largo de la historia por la iconoclasia actual son sólo un reflejo de los movimientos sociales y cambios históricos por los que el mundo pasa y se unen para visibilizar sus movimientos a pesar de quienes no están de acuerdo, es decir, la iconoclasia forma parte de las luchas sociales y se convierte en un indicativo más de los movimientos que buscan crear un cambio global.  Acciones como la de los colectivos Riposte Alimentaire, Just Stop Oil y Letzte Generation buscan hacer un llamado a los gobiernos y la población para visibilizar y apoyar causas que no aparecen en las agendas mediáticas.