En América Latina y el Caribe, miles de jóvenes enfrentan distintas barreras cuando se trata de acceder a métodos anticonceptivos, desde la desinformación hasta los estigmas que aún existen en la sociedad frente a la educación sexual, lo que muchas veces limita su uso y aprendizaje.

En ese sentido, la planificación familiar y la educación sexual integral son clave para que las y los jóvenes tengan la oportunidad de tomar decisiones informadas sobre su salud reproductiva y su futuro. Esto no solo se limita, por ejemplo, a la prevención de embarazos no intencionados, sino que también permite a esta población acceder a la información, educación, servicios y tecnologías de planificación necesarias para tomar decisiones sobre su salud sexual y reproductiva.

El ginecólogo Alejandro Rosas Balan, especialista de la Clínica de la Investigación de Medicina de la Adolescente del Instituto Nacional de Perinatología, refiere de acuerdo a su experiencia la necesidad de que la población joven tenga herramientas al alcance para tomar decisiones informadas, frente al auge de la desinformación por las redes sociales.

Cuando nosotros realizamos una encuesta para saber qué tanto saben de métodos anticonceptivos, más del 80% de los adolescentes dicen haber escuchado hablar de métodos anticonceptivos, entonces aquí la disyuntiva es, si han escuchado hablar de ellos porque no los utilizan y el no utilizarlos tiene que ver con cuestiones relacionadas con el miedo o la desinformación. ( Alejandro Rosas Balan)

Otra de las barreras que el especialista observa en el uso y acceso de los anticonceptivos en esta población son los mitos que hay en torno a ellos, ya que crean desconfianza y miedo. Por ejemplo, muchas personas creen que el uso prolongado de anticonceptivos —especialmente hormonales como la píldora o el DIU— puede causar infertilidad permanente. Pero en realidad, la mayoría de los métodos anticonceptivos no afectan la fertilidad a largo plazo.

“Si yo tomo anticonceptivos a los 22 años y los utilizo por 10 años, pues obviamente me va a costar más trabajo embarazarme a los 33 o 35 años, no por tomar anticonceptivos, sino por mi edad”, dice Rosas Balan.

Otro de los mitos más frecuentes es que muchas personas creen que cualquier método anticonceptivo hormonal tiene un riesgo elevado de causar cáncer en general, pero esta afirmación no tiene respaldo científico.

Es por eso que Rosas Balan recuerda a las y los jóvenes que estén iniciando su vida sexual, que la base de una buena planificación familiar es el acceso a información correcta y completa sobre salud sexual y reproductiva. Por estas razones, una visita a un especialista en salud sexual y reproductiva es esencial para recibir orientación personalizada sobre salud sexual y reproductiva incluyendo los métodos anticonceptivos existentes para poder tomar decisiones basadas en información y con autonomía.

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Además de la anticoncepción, es vital que los jóvenes entiendan la importancia de prevenir las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). También sugiere que tanto las y los jóvenes como la población en general debemos estar al tanto de los servicios de salud sexual y reproductiva que están disponibles en su comunidad, incluidos los programas gubernamentales que ofrecen acceso gratuito o asequible a métodos anticonceptivos y educación sexual integral.

Políticas públicas: claves para la prevención del embarazo no intencionado

La responsabilidad de una vida sexual sana y una planificación familiar adecuada no solo debe recaer en cada uno de nosotros y nosotras. Por ejemplo, la educación sexual integral en las escuelas es vital, ya que brinda a los jóvenes las herramientas para comprender su cuerpo, conocer los métodos anticonceptivos disponibles y tomar decisiones responsables.

También es necesario reconocer la labor que los gobiernos han tenido y aún tienen en la creación e implementación de políticas públicas de planificación familiar que respondan a las necesidades de la juventud.

Es por esto que el primer Atlas de Políticas de Anticoncepción de América Latina y el Caribe 2023, elaborado por el Foro Parlamentario Europeo para los Derechos Sexuales y Reproductivos (EPF) en conjunto con otras organizaciones como el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), el Consejo Nacional de Población de México (CONAPO), FP2030, la Organización de Estados Americanos (OEA), Organon, FOS Feminista, Elige Red de Jóvenes, entre otros, evaluó a 33 países bajo una metodología que permite establecer no solo el estatus de cada geografía, sino comparar resultados para identificar mejores prácticas que puedan aportar a las realidades de países que enfrentan retos similares. 

Sobre este Atlas, Yira Rosalba Díaz Toro, directora de Acceso y Política Pública de Organon en América Latina y el Caribe, explica que esta herramienta se centra en evaluar tres ejes principales: uno es política pública, el otro es acceso a servicios y tecnologías en salud sexual y reproductiva con foco en anticoncepción y un tercer foco, es el financiamiento que los países invierten para implementar estas políticas.

México ocupa el primer lugar de ese Atlas con un (91,4%), le sigue Argentina (83,2%); después Chile (78.3%) y Honduras (78.3%). “Las variables que en común se destacan cuando vemos los países con mejores prácticas es el enfoque también en la educación en salud sexual y reproductiva como una variable absolutamente fundamental para lograr el éxito de las metas”, dice Díaz Toro.

En toda nuestra región, México ha sido un país que ha asumido la situación del embarazo no intencionado con mucha seriedad y sobre todo a lo largo de varios gobiernos ha sido una política que se ha mantenido con Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, liderada por el Consejo Nacional de Población, la cual tiene un valor importantísimo porque involucra varios sectores, incorporando así varias perspectivas, con estrategias e indicadores definidos, lo cual se ha vuelto también un referente para otros países en la región, explica la especialista.

Finalmente, Díaz Toro reconoce que el embarazo en adolescentes es un fenómeno multicausal y está relacionado con los círculos de pobreza multidimensional:

Entonces cuando tú cruzas los mapas de los países y ves en donde hay más altos índices de embarazo en adolescentes y dónde se encuentran los lugares con mayores indicadores de pobreza, hay una estrecha vinculación. Además, hay un otro factor fundamental y es el relacionado con las violencias basadas en género, lamentablemente se conecta de forma directa con estos indicadores que son preocupantes

Por lo que hace un llamado a que las estrategias enfocadas en la prevención de embarazos en adolescentes se fortalezcan en cerrar las brechas de acceso a educación sexual integral, al igual que de forma efectiva y sostenible a servicios y tecnologías de planificación familiar, sobre todo en las comunidades con mayor vulnerabilidad en el país, pues aún persisten retos que nos movilizan a impulsar acciones y redoblar los esfuerzos para atender a estas poblaciones. 

A pesar de estar encabezando este ranking, lo cual refleja la solidez de los avances y la importancia de reconocerlos y cuidarlos, México tiene oportunidades de seguir mejorando, especialmente en lo que respecta a la equidad en el acceso a asesoría en salud sexual y reproductiva, y acceso a servicios y tecnologías en anticoncepción en zonas rurales y dispersas, así como en la educación sexual integral para jóvenes. 

Esta primera versión del Atlas de Políticas de Anticoncepción de América Latina y el Caribe plantea la necesidad de que México continúe en la senda de fortalecer sus políticas públicas y garantice que la educación sexual integral, al igual que los servicios y tecnologías de salud sexual y reproductiva sean accesibles para toda la población, en particular los adolescentes y las comunidades donde persisten necesidades insatisfechas. 

Finalmente, hay que reconocer que el embarazo en adolescentes no es solo un serio problema de salud pública que aumenta las brechas equidad de género, sino que es también un asunto de derechos y un reto con impacto socioeconómico en el desarrollo de las mujeres, de la sociedad y de los países. Por esta razón, fortalecer el trabajo multisectorial en sincronía con la política nacional tiene un elevado sentido de urgencia y de impacto para seguir construyendo un México cada día más equitativo, más próspero y desarrollado para todos.