La investigadora de la Universidad de Harvard, Claudia Goldin, ha estudiado durante las últimas cuatro décadas los orígenes e implicaciones de la brecha salarialentre hombres y mujeres; y hoy ha ganado el Nobel de Economía por su trabajo.
Su libro Comprendiendo la brecha de género. Historia económica de las mujeres en Estados Unidos, publicado a inicios de los 90s revolucionó la forma en que se entendía la discriminación salarial, poniendo en el foco de los estudios económicos lo que ya se venía diciendo desde las ciencias sociales, que el impacto de los trabajos de cuidados en la carrera y remuneración de las mujeres es inmenso.
El trabajo de Goldin ilumina sobre la brecha de género en la economía que, si bien no es nueva y se ha logrado reducir debido en gran manera al aumento en la capacidad productiva de las mujeres -mujeres con mayores grados de educación, en carreras con mayor nivel de remuneración, y posibilidad de generar mayor experiencia laboral, sigue existiendo. Los estudios realizados por la Nobel de Economía 2023 indican que la remuneración económica está enlazada a que las ganancias laborales no son lineares, por lo que jornadas reducidas o divididas -indispensables para ejercer labores de cuidado- tienen un impacto salarial mayor que el que correspondería simplemente a un menor número de horas trabajadas.
¿Esto qué significa?
De forma simplificada, si la jornada de ocho horas al día equivale a 80 pesos, en teoría si un hombre y una mujer que trabajan ocho horas deberían ganar los mismos ochenta pesos. Sin embargo, lo que explica Claudia Goldin es que cuando una persona hace una pausa de dos horas – por ejemplo, para ir a recoger a los niños al colegio y darles de comer – aunque después regrese a trabajar y “complete” las ocho horas, esas dos que no estuvo eran más “productivas” para la economía que las que repone al volver. Así, quienes laboran una jornada sin interrupciones de ocho horas ganan 80 pesos, pero quien trabaja cuatro, hace pausa y después otras cuatro, gana 60. E históricamente, quienes hacen esas “pausas” para ejercer cuidados, son las mujeres. De acuerdo a los análisis de Goldin, esto es particularmente notable en carreras corporativas, de finanzas o en derecho.
¿Y esto qué impacto tiene?
De acuerdo a Goldin, las industrias en que la relación entre horas trabajadas y retribución es más lineal – es decir, que ganas lo mismo trabajando las mismas horas, no importa si son continuas o no- tienen menor índice de abandono por parte de las mujeres. En otras palabras, a mayor flexibilidad de horario laboral sin impacto salarial, mayor es la posibilidad de que las mujeres continúen trabajando de manera remunerada.
Para Claudia Goldin, y para muchas académicas, teóricas y activistas, como Nancy Fraser, los modelos económicos son insuficientes si no consideran el costo y el impacto que tienen los trabajos de cuidado, tanto en la carrera y retribución de las mujeres como en la manera en que permiten que quien no ejerce estos cuidados pueda producir en el mercado laboral formal. Los trabajos de cuidados – en su más amplia dimensión- ejercidos usualmente por la mujeres, permiten la participación plena de los hombres en industrias formales por lo que no será posible eliminar la brecha de género económica hasta que se elimine la brecha de género en las labores de cuidados.
Goldin ha investigado también sobre el profundo impacto que tuvo la creación de la píldora anticonceptiva en las decisiones laborales y sentimentales de las mujeres. La píldora dio inicio al fin del mandato de la maternidad, por lo que la revolución no fue únicamente de liberación sexual y sentimental, sino también laboral. Al tener mayor control sobre su salud reproductiva y su sexualidad, las mujeres fueron capaces de planear de mejor manera sus carreras profesionales. Los hallazgos de Goldin al respecto pueden encontrarse en su libro Carrera y familia. El camino de las mujeres hacia la igualdad.