En México un hombre acumula trimestralmente 10 mil pesos más que una mujer por el mismo trabajo realizado, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos 2022. Mucho se habla de cerrar la brecha salarial y la manera en que esto abonaría a un cambio económico, social y cultural, sin embargo, el terreno salarial tiene muchas aristas y es que, no todo se trata de intentar crear empleos en masa, se trata de un cambio estructural que sea visto desde dos ángulos: la perspectiva de género y la interseccionalidad.
“Cerrar la brecha de género tomaría 132 años”, esto lo anunciaría el Foro Económico Mundial a principios de año, este hecho preocuparía a las principales organizaciones mundiales y en nuestro país el Centro de Investigación en Política Pública se pronunciaría bajo un lema muy concreto señalando que el cambio sólo llegaría cuando se visibilizaran todas las dinámicas sexistas -por más sutiles que fueran- que viven las mujeres y que se gestan en los espacios laborales, familiares y sociales.
Es decir, no se necesita un conteo universal de las mujeres que trabajan y las que no, se trata de un análisis profundo que humanice las experiencias de las mujeres, sus historias de vida y entender que la brecha salarial no requiere de políticas públicas frías que sólo destinen recursos, ¿entonces qué tipo de estrategia se necesitan? Alexandra Haas jurista, asesora y expresidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación lo explica de la siguiente manera:
“Necesitamos políticas públicas feministas en el sentido más profundo de la palabra, no necesitamos una planeación de recursos y cosas frías porque se perderá el objetivo, porque en el sistema una enorme cantidad de servicios, todos con diferentes interseccionalidades”. (Alexandra Haas durante el Encuentro de Rectoras y Directoras de Instituciones de Educación Superior: Avanzando hacia la Igualdad de Género en México)
Ahora que ha quedado sobre la mesa la importancia de entender las interseccionalidades damos el salto a cuáles son los principales obstáculos a los que se enfrentan las mexicanas para lograr la igualdad salarial.
El primer escalón, el rol de género
¿Alguna vez te has preguntado qué estudian las mujeres en nuestro país y por qué?, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad en nuestro país, menos del 1% de las niñas tiene interés en las ciencias exactas o en disciplinas científicas. El sistema patriarcal propicia la división sexual del trabajo, esto tiene una importante injerencia en la toma de decisiones de las adolescencias quienes, por lo regular, optan por estudiar carreras de cuidados como la enfermería y la docencia.
Edith Pacheco, especialista en mercado, trabajo y género y doctora en Ciencias Sociales explica para el Colegio de México que la creencia de que la mujer está “naturalmente” capacitada y sensibilizada para ejercer estos trabajos se convierte en el primer obstáculo para que las mujeres ocupen espacios de toma de decisión y reciban salarios justos.
Un ejemplo claro de esto es que, en México 8 de cada 10 personas que se dedican a la enfermería son mujeres, sin embargo, son los hombres quienes ocupan los principales cargos directivos. Este fenómeno quedó expuesto en el informe “El sector salud: un ambiente disparejo para las mujeres” de México, ¿cómo vamos?, donde se acota que, aunque las mujeres sean las principal fuerza de trabajo, normalmente abandonan sus puestos para ejercer tareas de cuidado en su hogar y maternar, mientras que los hombres tienen la oportunidad de prepararse, dedicar tiempo a su trabajo y escalar profesionalmente, para entonces, ocupar los principales cargos directivos aproximadamente a sus 60 años.
Checa más información sobre este tema en nuestra investigación: “Eso que llamaban amor era trabajo: los cuidados durante la pandemia".
Y hablando de cuidados…
Mujeres cuidando
En nuestro país las mujeres sólo tienen 4 horas libres a la semana de acuerdo con Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (ENUT), ¿no te parece increíble la pobreza de tiempo que padecen las mexicanas?
La división de su tiempo se divide en dos grandes espectros: el 49.4% trabajando de manera no remunerada al interior de su casa y el otro 47.9% para el mercado, en otras palabras, la mitad de sus horas de trabajo no son retribuidas económicamente aunque, a través de sus tareas de cuidado, abonen con 6.8 billones de pesos (el 26.3% del PIB nacional), según iNEGI.
¿Y esto cómo obstaculiza su ingreso al mercado laboral? Al dedicar tantas horas al cuidado, reconciliar sus horarios resulta una tarea casi imposible para buena parte de la población, debido a la falta de tiempo, las mujeres aceptan trabajos de medio turno o llegan a acuerdos poco favorecedores, esto evita que logren ascender en su trabajo o prepararse profesionalmente.
En algunos casos optan por unirse a la informalidad lo que propicia la precarización laboral, falta de prestaciones, sin seguro médico ni protección estatal y también, permea en su posibilidad de acceder a mejores salarios.
Y si esto no fuera lo suficientemente difícil de sortear, ¿qué sucede cuando es una mujer con hijas e hijos?, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos (ENIGH) 2022, las mujeres que tienen en promedio 4 hijos reciben la mayor discriminación y perciben los salarios más bajos.
¿Y en la vejez?
Ya pasamos por los cuidados y el rol de género, ahora sabemos a qué se dedican las mujeres en nuestro país y que se ven forzadas a dejar sus empleos para el cuidado de infancias, ¿qué escenario pinta para estas mujeres en su vejez?
Por un lado, el hombre económicamente activo tiene el terreno libre para crecer laboralmente, invertir, amasar recursos y generar un patrimonio, por el otro, las mujeres también trabajan… al interior de su hogar y sin recibir un salario justo.
Y entonces, ¿qué pasa con las mujeres que sí reciben salario?, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el 40% de las mujeres económicamente activas no tienen contrato fijo ni seguridad social, es decir, que de las 22 millones de trabajadoras, sólo 9 millones podrá acceder a una pensión mensual en su vejez, eso sí, su pensión será casi 40% menos que la de un hombre.
Conoce más de esta dinámica y de la vulnerabilidad en la vejez que enfrentan las mujeres en nuestro país en nuestro artículo: “Al jubilarse, mujeres reciben casi 40% menos que los hombres, ¿por qué pasa esto?”
¿La precarización ya está pautada desde la academia?
Las mujeres ocupan el 51% de las aulas universitarias en nuestro país, según la Agenda Estadística UNAM 2022, sin embargo, se enfrentan a una serie de obstáculos importantes que dificultan su ingreso al mercado laboral y a empleos bien remunerados.
La falta de sistemas de cuidado en las universidades propicia la deserción escolar y con ello, la precarización laboral.
Si este dato te resulta increíble, continúa la lectura con el artículo “¿Cómo influye en la vida laboral de universitarias el trabajo de cuidados?” Para entender qué sucede con las estudiantes en nuestro país y por qué en 2022 la brecha salarial, en lugar de reducirse, continúa agudizándose.
La brecha salarial también obedece a condiciones geográficas y raciales
¿Encontrar trabajo bien remunerado y estable te resulta una tarea imposible? Un informe realizado por la Organización Internacional del Trabajo advierte que no eres tú, pero sí es el sistema.
Según el informe el 14% de la población masculina no estudia ni trabaja, mientras que en el caso de las mujeres el número se duplica alcanzando un 29%.
Todo proceso económico es fluctuante y las juventudes están atravesando por una precarización laboral sin precedentes, siendo las mujeres las principales afectadas. Latinoamérica y el Caribe se convierten en las regiones más complejas para obtener empleo y en ello, confluyen muchos fenómenos que te explicamos detalladamente por acá en nuestro artículo “¿Por qué es tan difícil conseguir trabajo en América Latina y el Caribe?”
Alguna vez te has preguntado, ¿cómo influye el tono de piel para acceder a mejores oportunidades?, nosotras sí, por eso, dedicamos una investigación para entender qué es la movilidad social y por qué, en México ser mujer y tener la piel oscura son las dos condicionantes más importantes para acceder a mejores oportunidades.
Como breve adelanto, debes de saber que 5 de cada 10 mujeres nacidas en un seno familiar precarizado y con piel oscura permanecerán en el mismo nivel socioeconómico sin posibilidad de acceder a mejores oportunidades o crecer profesionalmente, un caso totalmente contrario a las mujeres de piel clara.
Con todo este mar de información queda cuestionar lo necesarias que son las políticas públicas interseccionales, decolonialistas, raciales y que acojan a todos los grupos de edad, y es que, para comenzar a cerrar la brecha salarial el Estado nos debe mirar a todas.