En nuestro país la mayoría de la fuerza universitaria está compuesta por mujeres. Son ellas quienes ocupan el 51% del espacio, mientras que el 48% son hombres, de acuerdo con la Agenda Estadística UNAM 2022, sin embargo, su tránsito en la educación está atravesado por factores diferenciales que recaen, especialmente, en las mujeres y permean en su futuro laboral y su calidad de vida. Hablamos del trabajo de cuidados, del trabajo doméstico y la división sexual en las carreras universitarias que estudian.
El Colegio de México realizó el Encuentro de Rectoras y Directoras de Instituciones de Educación Superior: Avanzando hacia la Igualdad de Género en México donde un grupo 60 de catedráticas discutieron los desafíos más importantes de estas instituciones; entre ellos, la importancia del sistema de cuidados.
¿De qué manera repercute en la vida de las universitarias la falta de políticas públicas enfocadas en cuidados?
En la mesa de discusión en torno a la importancia de conciliar los cuidados con la vida universitaria participó Alexandra Haas, jurista, asesora y expresidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación; Edith Pacheco, especialista en mercado, trabajo y género, doctora en Ciencias Sociales con especialidad en Estudios de Población; Lourdes Colinas, perteneciente a la CEPAL y miembro de los Programas Nacionales en ONU Mujeres México y Sandra Lorenzano, escritora y miembro del Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación.
Dentro de la agenda, uno de los temas primordiales fue señalar la manera en que el sistema de cuidados jamás permite a la mujer descansar, esto sin importar si es una niña, si se encuentra trabajando o estudiando una carrera universitaria; en su ciclo de vida no hay descanso y, lo más importante, esto propicia la desigualdad y excluye con frecuencia a las mujeres de la vida laboral.
El Estado ha dejado sobre las mujeres las tareas de cuidado que no reciben remuneración ni reconocimiento, en donde no hay vacaciones, pues es trabajo de tiempo completo. En consecuencia, la calidad de vida de las mujeres cae enormemente y también, conlleva una serie de consecuencias socioeconómicas enormes, señaló Alexandra Haas.
Las preguntas sobre cómo influye que las mujeres cuiden desde su infancia en su educación es una de las interrogantes más importantes que la especialista Edith Pacheco refiere y es que, hay que señalar algo: no todas las mujeres ejercen el trabajo no remunerado de la mismas maneras y bajo las mismas condiciones.
El ciclo de la vida no es lineal para todas las personas, esto quiere decir que no todas las mujeres nacen, crecen, se preparan, trabajan, se reproducen y cuidan, mencionó la maestra Edith Pacheco y añadió que, aunque no todas viven lo mismo, escapar del sistema de cuidados es imposible, algo que el propio patriarcado ha propiciado e instaurado fuertemente en el imaginario colectivo, por medio de creencias como que la mujer es la más capacitada “naturalmente” para cuidar. Este tipo de pensamiento se agudiza aún más cuando son mujeres en edad reproductiva, mujeres universitarias y que se encuentran en el inicio de su vida laboral.
¿Y de qué manera esto se relaciona con la calidad de vida de las universitarias? De acuerdo con la especialista, esto representa que tendrán serias complicaciones para insertarse en el mercado laboral, pues muchas de ellas abandonan sus estudios temporalmente para cuidar de sus familiares o bien, hacerse cargo de otras tareas de cuidado en su hogar debido a complicaciones familiares.
Otras deciden maternar o embarazarse, esto tiene serias complicaciones en su búsqueda de empleo, por lo que normalmente, este grupo de mujeres ingresa al mercado laboral bajo condiciones precarizadas, informales y sumamente violentas, aún con carrera universitaria terminada o inconclusa.
Además, existe una importante división sexual en las carreras, esto quiere decir que, de acuerdo con el informe del Instituto Mexicano para la Competitividad 2021-2022, las mujeres estudian carreras relacionadas a cuidados, mientras que los varones estudian carreras mejor remuneradas y logran insertarse al mercado con mayor éxito. Siendo la educación y las ciencias de la salud la mayoría de las carreras estudiadas por mujeres, mientras que en los hombres, se habla de tecnología e ingeniería.
De esta manera se esboza que las mujeres suelen interrumpir definida o indefinidamente sus estudios, iniciar su vida laboral bajo condiciones precarias y además y enfrentarse a un mercado extractivista con muy bajas posibilidades de crecer profesionalmente. Este último punto nos lleva a otra discusión relacionada al capitalismo recargado sobre las mujeres, algo que la escritora Sandra Lorenzano acotó seriamente en su participación.
“Hay que hacer visible el sistema patriarcal y capitalista que busca saciar las necesidades del mercado a través de las mujeres, y de esto deviene la pobreza del tiempo, la condición por la que las mujeres experimentamos desventajas económicas que inciden en nuestra vida” (Sandra Lorenzano)
Alexandra Haas señaló que todas estas condicionantes que viven las mujeres en su formación académica y, posteriormente, en los inicios de su vida laboral, benefician y alimentan al sistema, pues por un lado, contribuye a dejarlas fuera del trabajo, las obliga a encargarse de las tareas del hogar, de maternar y cuando intentan incorporarse al mercado viven discriminación y son incapaces de ascender.
¿Por qué hay que implementar un sistema de cuidados en todas las universidades?
De esta pregunta se desprenden posibles estrategias, como la creación de estudios y trabajo institucional para modificar el sistema de cuidados, pero si hay algo que las especialistas reiteran es que no sólo se trata de papeleos y promesas; esto se trata de políticas públicas feministas estrictas y, por supuesto, que el Estado dedique presupuesto.
“Necesitamos políticas públicas feministas en el sentido más profundo de la palabra, no necesitamos una planeación de recursos y cosas frías porque se perderá el objetivo, porque en el sistema de cuidados existe una enorme cantidad de servicios, todos con diferentes interseccionalidades. Realmente se necesita que se invierta y hay que decirlo sin miedo porque si no ponemos los cuidados como el centro de la vida pública tendremos muchísimos problemas.” (Alexandra Haas)
Pero ¿qué clase de problemas habrán si las universidades no comienzan a implementar un sistema de cuidados para sus alumnas? Para esto, Lourdes Colinas de la CEPAL y la ONU mencionó de manera concreta: todo el sistema se caerá, es insostenible seguir viviendo de esta manera por ello, hay que avanzar gradualmente en los sistemas de cuidado; necesitamos de corresponsabilidad.
De acuerdo con cifras oficiales, Lourdes Colinas explicó que las mujeres dedican en promedio 39.7% y los hombres 15.2%, asimismo, en México tenemos una tasa de participación laboral mínima, pues sólo 4 de cada 10 mujeres trabajan de manera remunerada. El sistema de cuidados produce en nuestro país 6.8 billones de pesos (más que la industria manufacturera).
Si tan sólo se destinara el 1% del recurso en el cuidado de las infancias, por ejemplo, se producirían hasta 800 mil empleos informales, aumentaría la participación de mujeres en el mercado laboral y universitario en tan sólo cinco años, esto de acuerdo con un simulador creado por ONU Mujeres, acota Lourdes Colinas.
De esto deviene que las máximas casas de estudio en nuestro país comiencen a construir la corresponsabilidad entre la iniciativa privada y el Estado, para colocar como centro de la agenda el sistema de cuidados; un sistema de cuidados interseccional, flexible y que permita a las mujeres universitarias de nuestro país apoyarse para acceder a mejores oportunidades laborales, a su derecho al descanso, al ocio, a sentirse estimuladas con becas y espacios seguros, a saber que el Estado propicia espacios de cuidados para sus hijos, padres, abuelos y, sobre todo, para que vivan una recuperación afectiva y social, acotó Sandra Lorenzano.
"Lo más importante es instaurar el cuidado en una agenda pública con un absoluto reconocimiento de las personas que cuidan, y en las universidades, ¿qué hacemos? Esto no abarca solo al estado sino también a la iniciativa privada para que podamos transformar el presupuesto.. Hay que tejer comunidad para crear la transformación, ¡reconozcamos la vulnerabilidad de la vida, la justicia social y el bienestar, más territorio y menos escritorios!", Sandra Lorenzano.
¿Sabes de qué manera se agudizó este trabajo de cuidados durante la pandemia y cuál fue su impacto? Lee nuestra investigación: "Eso que llamaban amor era trabajo: los cuidados durante la pandemia" donde conversamos con Sandra Lorenzano y las doctoras Verónica Montes de Oca y Tamara Martínez.