Empecemos por el contexto

Este 21 de junio, Estados Unidos llevó a cabo una ofensiva militar en contra de tres instalaciones nucleares iraníes: Fordow, Natanz y Esfahan, así lo anunció Donald Trump, presidente de Estados Unidos, a través de una publicación en redes sociales.

Ante el ataque, el gobierno de Irán respondió que habrá repercusiones proporcionales para los Estados Unidos. Este 23 de junio, el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán informó que inició una operación en contra de la base militar más grande de EU de Al Udeid, en Doha, Qatar, que alberga el cuartel general de Comando Central de Estados Unidos, un punto estratégico para la realización de operaciones militares en Medio Oriente. 

Días antes Irán advirtió entre las represalias un posible bloqueo del estrecho de Ormuz, una vía marítima vital para el traslado del 20% del petróleo a nivel mundial.

¿Cómo comenzó el conflicto entre Irán y EU? Sí, tiene raíces colonialistas

El conflicto entre Irán y Estados Unidos no es nuevo. Se remonta al golpe de Estado de 1953, cuando Estados Unidos y el Reino Unido derrocaron al primer ministro iraní Mohammad Mosaddegh tras su intento por nacionalizar el petróleo. Esta operación encubierta, conocida como “Operación Ajax”, marcó el inicio de décadas de tensiones.

Desde entonces, el conflicto ha sido calificado como uno de índole colonial e imperialista. Después de la Revolución Islámica en 1979, Irán se convirtió en una nación islámica teocrática, es decir un sistema en el que la autoridad política y religiosa se fusionan bajo el liderazgo supremo del clero chiita. 

Ese mismo año la relación Irán y EU se vio fracturada después de la “Crisis de los rehenes en Irán”, cuando un grupo de estudiantes iraníes tomaron cautivos a 52 diplomáticos como rehenes en la embajada de Estados Unidos en Teherán, capital de Irán, durante 444 días. Los estudiantes exigían la extradición del Sha Mohammad Reza Pahlevi, último monarca previo a la Revolución Islámica, que mantuvo una relación estrecha con Estados Unidos durante tres décadas. 

Los conflictos y las tensiones geopolíticas incrementaron con la llegada del programa nuclear iraní. Históricamente, Estados Unidos ha sido el mayor aliado militar y político de Israel, por lo que la alianza entre ambos países ha reforzado el conflicto armando en contra de Irán.

¿Por qué este conflicto también es patriarcal?

El conflicto entre Irán y Estados Unidos ha estado marcado por décadas de tensiones políticas e intervenciones bélicas, sin embargo, lo que muchas veces no se dice, es que en el fondo este es, en gran medida, un conflicto que reconfigura e impacta en los derechos, los cuerpos y las vidas de las mujeres que no están atravesadas por la hegemonía occidental. 

La guerra es la máxima expresión del patriarcado global. En Estados Unidos, el clima político tiene repercusiones sociales graves. Según un informe publicado por el Consejo de Relaciones Estadounidense-Islámicas (CAIR, por sus siglas en inglés), la islamofobia, es decir, la discriminación y el sentimiento antimusulmán, va en ascenso.

“Por segundo año consecutivo, el genocidio en Gaza apoyado por Estados Unidos provocó una ola de islamofobia en ese país”, se lee en el informe. Datos revelan que desde el 2024, las quejas relacionadas con incidentes antimusulmanes han aumentado en un 7.4%.

Entre las quejas más comunes se encuentran las relacionadas con discriminación laboral, migración y asilo, relacionadas con la educación, y crímenes de odio. 

Esta ola de islamofobia tiene consecuencias diferenciadas en las mujeres musulmanas y árabes, pues mientras Estados Unidos denuncia la opresión de las mujeres en Irán, reproduce un sistema de segregación racial y de género en contra de las mujeres musulmanas y árabes que viven en el país. 

El mito de la “salvación” por parte de occidente es un problema profundamente enraizado en la cultura estadounidense. Esta postura instrumentaliza el dolor y la histórica lucha por los derechos y la autonomía de las mujeres iraníes desde la Revolución islámica, para justificar intervenciones militares en nombre de una supuesta superioridad moral. 

Escuchar, no hablar por ellas 

El conflicto pone en evidencia la necesidad de escuchar las voces de las mujeres musulmanas y árabes, tanto de quienes viven en Medio Oriente como quienes habitan la diáspora en Estados Unidos

Para la pensadora, abogada y ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2003, Shirin Ebadi, una mujer nacida en Irán, “el Occidente retrata a todas las mujeres musulmanas muy similares entre sí. Pero la situación de las mujeres en países islámicos varía mucho en función de cada lugar”. 

De esta forma, entender el conflicto desde una perspectiva de género implica no romantizar ni justificar ningún tipo de violencia: no la del imperialismo estadounidense, pero tampoco la del Estado iraní.