“Nuestro orgullo es más fuerte que nunca”, escribieron en redes los organizadores del Pride en Tel Aviv al anunciar que el desfile de este año se cancelaba por la “situación de seguridad actual”. No dieron más detalles, pero el contexto lo dice todo. Mientras cientos de personas llegaban a Israel para celebrar el Orgullo LGBT+, el gobierno de Netanyahu lanzaba un nuevo ataque contra Irán y la guerra en Gaza seguía activa.
Antes de que se anunciara la cancelación, activistas LGBT++ de distintos países ya habían viajado a Tel Aviv. Compartieron fotos y videos desde eventos alternos, posando con banderas y mensajes festivos. En redes sociales, influencers y otras voces críticas señalaron que, pese al contexto de guerra, todo parecía una celebración.
Como te contamos esta semana en La Cadera de Eva, desde Latinoamérica, colectivas y activistas LGBT++ de México y Argentina publicaron un comunicado en el que denunciaron el uso de la causa LGBT++ por parte del Estado israelí para limpiar su imagen en medio de violaciones graves a los derechos humanos. Utilizar la simbología LGTB para dar una falsa imagen de progresismo se llama pinkwashing; y promover discursos de inclusión a la diversidad sexual mientras se mantiene un régimen de ocupación, violencia y muerte, como el que ocurre actualmente en Palestina, una estrategia política que ya fue nombrada como homonacionalismo por la autora Jasbir K. Puar en 2007. El homonacionalismo se refiere a asociar favorablemente una ideología nacionalista -como el sionismo-, con las personas LGTB+ o la defensa de sus derechos.
Varias activistas denunciaron que la lucha del Orgullo no debe usarse para ocultar una crisis humanitaria. Esta semana, Israel bombardeó instalaciones en Irán que podrían usarse para armas nucleares. Aunque dijo que fue un “ataque preventivo” ante una supuesta amenaza nuclear, la tensión en la región creció, en medio de una guerra en Medio Oriente que ya ha dejado mucho dolor.
En Gaza, mientras tanto, la situación sigue siendo catastrófica, miles de personas desplazadas, sin acceso a agua, electricidad, ni alimentos. Hablar de derechos, en ese contexto, requiere algo más que banderas arcoíris. Organizaciones como Yaaj México lo han dicho claro: no hay liberación LGBTIQ+ sin justicia global. No se puede hablar de orgullo mientras se violan los derechos humanos de otras personas.
La filósofa transfeminista Sayak Valencia nos lo explicó también esta semana. En entrevista con La Cadera de Eva, define el glotaritarismo como una forma de poder autoritario que se basa en el espectáculo. No se impone en silencio, se transmite en vivo, algo que ella llama "régimen live streaming". No se esconde, se disfraza de modernidad. Se alimenta de redes sociales, de marketing identitario, de gestos que parecen progresistas, pero que encubren formas profundas de violencia estructural.
Por eso, cuando activistas buscaban celebrar el orgullo en Tel Aviv mientras Gaza es bombardeada, estamos frente a una estrategia que usa las causas sociales como cortina de humo.Una maquinaria que maquilla la guerra con colores arcoíris y convierte la lucha por los derechos en propaganda.
El regreso de Donald Trump como presidente de Estados Unidos solo confirma esta tendencia, un liderazgo basado en el odio, la necromasculinidad, la desinformación y el respaldo incondicional a gobiernos como el de Israel.
Desde La Cadera de Eva, creemos que el orgullo no puede ser usado para justificar la guerra. No hay lucha LGBT+ sin justicia para todas las personas, sin denunciar el colonialismo, la homofobia y la ocupación. No se puede hablar de libertad mientras hay pueblos bajo ataque y vidas que no importan.