¿Cómo debemos cuidarnos cuando tenemos el corazón roto? ¿Hay una fórmula secreta para afrontar el dolor? ¿Le has preguntado a alguien cómo sobrellevar una ruptura amorosa o de amistad?
Para Ginette Paris, psicóloga estadounidense y autora del libro Roto: el desamor como un fenómeno emocional y biológico, el dolor psíquico del duelo después de terminar una relación amorosa es similar al de quienes han sufrido torturas. Aunque esto podría parecer una exageración, la psicóloga relata que hay evidencia neurobiológica que comprueba la existencia de un miedo a la muerte, que en este caso es psíquica.
¿Acaso se puede morir por un corazón roto? Más allá de la representación estrafalaria de las rupturas amorosas en nuestras series de televisión y pelis favoritas, es casi imposible negar que cuando tenemos el corazón roto, ya sea por una relación sexoafectiva o por terminar una relación de años con una amistad, sentimos malestar emocional.
“A mí me ha ayudado escribir todo lo que siento, me ayuda a aclarar y cuestionar mis sentimientos, sobre todo en los momentos de crisis. Llorar y la terapia también ayuda un montón y lo más importante, salir y dejarse querer por nuestra red de apoyo”, cuenta Joss, una de las voces que comparte su experiencia al atravesar por el luto amoroso.
Soluciones empíricas para sanar el corazón roto
Entre la tristeza y la introspección que nace del dolor, nos encontramos vulnerables, y cuestionamos nuestra propia capacidad de amar. nadie nos dice cómo seguir y tampoco es necesario, el proceso es diferente para cada persona.
Brigitte Vasallo, escritora feminista, explica que los vínculos amorosos monógamos tienen un carácter de permanente porque así se aspira que sean y se viven de esa manera, ¿será posible aplicar un sentido similar a las relaciones de amistad?
Muchas veces, las rupturas amorosas más grandes en nuestras vidas vienen de amigas que ya no están, con las que simplemente nos distanciamos o con las que ya logramos forjar el vínculo porque la relación se había convertido en un espacio violento, aunque en algún momento pensamos que serían permanentes.
Por más remedios que circulen en internet sobre cómo sanar los corazones rotos, lo cierto es que la experiencia es propia, cada una de nosotras tiene agencia sobre nuestros sentimientos, descontentos y lutos.
“Yo soy una persona que creció en un ambiente donde expresar tus emociones nunca fue bien visto, y aunque me he pasado años tratando de dejar de reprimir mis sentimientos, lo que mejor me funciona es expresarlo mediante las cosas que me gustan hacer, veo series, escucho música, pinto cosas relacionadas a cómo me siento y así puedo dejar salir todo”, nos platicó una amiga que conocí en la universidad sobre su experiencia post break up.
¿Será que la cura está en llorar?
Llorar, reír, dormir, escribir, platicar, dibujar, escuchar música, la cura está en todos lados, y tal vez ni siquiera es una cura, es aceptar el dolor para construir nuevas dinámicas que nos acompañen durante la vulnerabilidad emocional.
Crear redes de apoyo puede ser una alternativa de acompañamiento, los corazones rotos pueden encontrarse solos, pero la unidad y la certeza de que hay personas que nos quieren también nos sostiene durante tiempos de confusión y malestar.
“Yo me encierro, me permito sentir y aceptar lo que pasa, a veces lo escribo para desahogarme y lo sello en un sobre, hay algunos que aún guardo, otros los rompo. Después me acerco a las personas que considero un lugar seguro”, relata Litzy, que tiene una experiencia similar a Melina, quien narra que sin las redes de apoyo reprimiría sus emociones, “algo súper esencial e indispensable es tener una red de apoyo. Sin eso yo me hubiera vuelto loca”.
Quizá estos testimonios te recuerden a las experiencias de otras personas, a la de tus amigas que han tenido el corazón roto, a tu hermana, madre y a compañeras. Si bien, no podemos decir que hay solución eficiente y efectiva que parche nuestros pesares, saber que hay una comunidad dispuesta a compartir sus sentires es una ventana para decir que el proceso no es universal, pero sí compartido… y si hay una fórmula para sanar el cora roto, quizá esta tiene la forma de amistades y autoexploración.